Metal Gear Solid 3: Snake Eater y la magia de su tema principal

Una melodía que evoca la historia, tono y carácter de esta joya.

La música, indiscutiblemente, es uno de los factores más resaltantes dentro de un videojuego. Si bien, no es un requisito sine qua non para que un videojuego sea divertido o entretenido, una banda sonora con gran poder interpretativo y acoplamiento con la historia y carácter del juego simplemente lleva la calidad general del título a un nivel superior.

Grandes títulos sirven como ejemplo, en el que parte de su magia yace en las partituras de la música escrita por sus compositores. Desde The Legend of Zelda: Ocarina of Time hasta Skyrim, las bandas sonoras otorga una identidad única a los videojuegos y un arraigo aún mayor por parte de los jugadores.

Por ello, en este artículo, me centraré en hablar del tema principal de Metal Gear Solid 3: Snake Eater; una canción que tiene un altísimo peso en la mística que se ha creado alrededor de este clásico atemporal, que ojalá vuelva pronto con su rumorado Remake.

*El artículo contiene spoilers mayores de la historia del juego*

Snake Eater, un homenaje a James Bond y a su plantilla sonora de los 60s.

Desde el primer segundo del tema, este nos deja clara la influencia que tiene James Bond sobre la banda sonora y el tono general del título. Esos vientos metales con gran presencia, el timpani y las cuerdas que nos abren la puerta hacia la melodía generan un impacto enorme a la primera escucha.

A su vez, en la música existen ciertos sonidos que, por una cuestión de factores culturales, relacionamos con ciertas cosas. Por ejemplo, la simple melodía de los vientos metales o las disonancias del piano en los primeros segundos de la obra directamente nos ubican en una trama de espionaje, secretos y sigilo.

Precisamente, los compositores Norihiko Kibino y Harry Gregson-Williams se valieron de la fama y reconocimiento de James Bond en el imaginario popular para crear un track que evocara todas esas sensaciones, añadiéndole también una lírica muy profunda que cobraría sentido mientras más avanzamos en la aventura.

La principal labor de una banda sonora dentro de un título es amenizar los eventos que vemos en pantalla y crear una atmósfera alrededor de lo que vemos. Y por más fácil que sea decirlo, crear un tema con tantísimo poder, identidad propia y significado argumental es algo que no se ve todos los días en el mundo del videojuego.

Una melodía sublime, con una letra poderosa y matices que le adornan magistralmente.

La elección de Cynthia Harrell como intérprete del tema ha sido otra de las decisiones magistrales dentro del desarrollo de este videojuego.

El desempeño vocal de Harrell para transmitir el sentimiento, la fragilidad, el sufrimiento y la convicción que se expresa en la letra denota su gran experiencia y cualidades interpretativas que los compositores tuvieron en cuenta.

Su interpretación comienza con un tono cálido y expectante. Inicia dando la sensación de una tensa calma, el preludio de un largo y sigiloso viaje.

Este tono suave se mantiene hasta la primera exposición del coro del tema. Esa frase que en 10 palabras expresa muchísimo en esta obra de arte.

«I give my life, not for honor, but for you«.

Estas palabras que en su primera exposición son interpretadas con firmeza y un tenue vibrato, vibrato que refleja el enorme y complejo sentimiento detrás de la frase. Aunque este no llega a comprenderse hasta saber el desenlace de la historia, el jugador, gracias a la interpretación, intuye la alta carga emocional detrás de las palabras.

Luego, el segundo verso sirve como una escalera ascendente antes de llegar al clímax del segundo coro. «Someday you go through the rain, someday you feed on a tree frog«, oración que habla directamente del gameplay del juego y la aventura selvática de Snake.

«This ordeal, the trial to survive, for the day we see new life«, una frase que, acompañada de la anterior, sirven para hacer una oda sobre lo difícil que puede ser la vida, sobrevivir y aguantar hasta que todo finalmente tome su curso. Sacrificarse para lograr el objetivo, una frase que tranquilamente puede resumir muy brevemente la odisea de The Boss en este título.

Cuando la música es tan poderosa como el argumento.

Y así llegamos a la reexposición del coro, el momento más álgido del tema y que logra expresar en pocos segundos, una explosión de sentimientos en su clímax.

La interpretación de Harrell, con muchísima más fuerza, intención y expresividad que la primera vez. Esto demuestra la frustración que se cierne sobre las frases de su lírica. Estuvimos escuchando a The Boss todo este tiempo y no nos habíamos dado cuenta.

Y es que ese momento en el que el jugador hace clic con la letra es de esas cosas que le otorgan una magia única a Metal Gear Solid 3: Snake Eater.

Desde la icónica y reflexiva escena de Snake subiendo la escalera, el juego a través de su banda sonora nos adelantaba uno de los momentos más cumbres e increíbles de la saga, esa conversación de The Boss y Snake sobre el campo de flores que los fans tenemos grabada a fuego en nuestras mentes.

Es allí, cuando la banda sonora deja de ser un simple elemento decorativo y secundario del juego para convertirse en elemento prioritario. Otra arista que eleva la calidad del título a dimensiones legendarias.

Sí, es innegable que Metal Gear Solid 3: Snake Eater habría sido de igual forma un juego de altísima calidad si este tema no hubiese existido. Pero, precisamente de eso se trata, estos pequeños pero muy significativos detalles son los que separan a las obras maestras de las joyas atemporales que marcan la vida de los jugadores.

¿Qué esperar del futuro de la saga?

Hace unas semanas, trascendió que se está regrabando nuevamente este tema con Donna Burke.

¿Logrará mantener esa mística que tiene el tema original de 2004? ¿Será utilizada en el rumorado remake?

Aún no lo sabemos, pero de ser cierto el regreso de Big Boss, parte de la magia del título pasará nuevamente por esta inolvidable melodía.