En memoria del gran Juanito Navarro, el Madrid pasó por encima del Atleti en otro derbi sin más color que el blanco. El gol de Forlán no cambió el guión previsto. 3-1 y fiestón de los 'vikingos'. El Atleti, siete goles en cuatro días. ¡Vaya semanita!
Tomás Roncero | 14/01/2011
Otra fiesta. Los partidos del Bernabéu se han convertido en una fiesta que ojalá durase hasta el amanecer. El Madrid ha cogido una velocidad de crucero espectacular, no hay quién le eche el lazo al galgo de Mourinho y hasta el debate del 9, generado por el portugués y realimentado por el propio Benzema con su indolencia genética, no distrae a una afición que sabe que los goles van a caer como un torrente incontrolable. El futuro sucesor de Casillas acabó por los suelos en media docena de veces para evitar una goleada de escándalo. De Gea veía llegar a los cazas de Mou como si fuesen naves torpederas. Cristiano, Özil, Marcelo y Di María eran cuatro cuchillos jamoneros que no acabaron en sangría porque Karim es un dulce de leche que no entiende de derbis calientes ni de piques capitalinos. El Atleti bastante hizo con defenderse como un equipo de balonmano, basculando sus hombres de izquierda a derecha mientras veían a los blancos bailarles sin piedad. Hasta el minuto 90 se aferraron a un resultado tan corto como engañoso. El 3-1 puso las cosas en su sitio. Justicia divina. Ganó el mejor. El Madrid. Otra vez...
Mateu, en su línea. Decían los atléticos que temían un arbitraje casero de Mateu Lahoz porque en la Liga les había birlado un posible penalti de Xabi Alonso. Olvidaban, qué casualidad, que en esa noche de Liga y victoria blanca a los merengues les quitó un penalti del turco Simao a Di María y que el árbitro valenciano perdonó dos rojas clamorosas a Diego Costa (codazo a Carvalho) y Tiago (patada en la rodilla a Cristiano). Ayer, el trío arbitral permitió el 0-1 inicial tras un fuera de juego claro del Kun. No entiendo tanta queja. Ya sé que pudo echar a Cristiano en la segunda parte, pero lo que no se justifica es la falta de fair play tras una acción teatral de Agüero. Ahí también se ganan los derbis. Sabiendo estar a la altura de un partido tan especial. El problema no fue el árbitro. El problema del Atleti fue futbolístico. Como dice mi cuñado Javier de Lucio, "el Atleti ni so ni arre". El Madrid fue un portaaviones. Hasta Cristiano rompió su mal fario con los rojiblancos y con el 2-1 encauzó la gran velada blanca. Ya lleva 31 goles, igualito que Messi...
Di María & Özil. Como decía ayer en AS el humorista y vikingo Mariano Mariano: "Di María es una mezcla entre Zidane y Drenthe". El argentino es máquina total. Y el Mago de Öz(il) es una maravilla con botas. Su asistencia en el 2-1 y el gol del descabello (3-1) ponen al turco-alemán en lo más alto. Su gol de pillo dio pie a una inolvidable sesión de olés en el Bernabéu.
Calderón. Ojo a la vuelta en el Manzanares. Aunque el Madrid tenga tres Balones de Oro (Cristiano, Kaká y Mou) no debe fiarse. Me lo recuerda el maestro José Antonio Romera, de Guadalajara, y los amigos de Benavente, Ocaña, Cuenca, Fuengirola, La Venta de El Gato de Fuente de Cantos y Cordobilla de Lácara. ¡Viva el derbi!