La vida del
tecnoadicto es triste, y no hay bastantes fundaciones de ayuda emitiendo anuncios en blanco y negro para tanto enfermo. Pero, de todos ellos, quizá el infeliz que sale en el telediario acampando a la puerta del
Media Markt dos días antes de salir al mercado un nuevo
Windows sea el más lamentable. Contar los días hasta la salida de un sistema operativo, y ansiarlo como para pagar por él... ¡Es la vacuidad hecha vida! Y más teniendo en cuenta que la mayoría de usuarios se aferra aún al
XP como al único clavo ardiendo que no asfixia los recursos del ordenador.
Pero la sinrazón del windómano ha quedado aún más en evidencia ahora que se ha descubierto, mientras se actualizaban los sistemas de villa
Gates, que el ordenador personal del fundador de
Microsoft alberga una copia pirata de Windows. Ya ven: ni el Creador usa una copia legal de su sistema.
«Es que... —balbuceaba Bill Gates ante una pléyade de paparazzis de la prensa tecnológica— ...la instalé provisionalmente mientras me cambiaban la placa del PC del despacho, y entonces... er... ¡Bueno, joder, pues sí! ¡Es pirata! ¡Si todo el mundo usa Windows sin tenerlo comprado, y no dan explicaciones, ¿por qué voy a darlas yo, que soy el hombre más poderoso del mundo, cojones?!»
Si no surge ningún otro caso que apunte lo contrario, se confirmaría por fin que la única persona sobre la Tierra que pagó por un sistema operativo de Windows fue
Steve Jobs, presidente de
Apple, en 2005. «Es que, joder, en el
Mac no me funcionaba ni un puto juego», gemía Jobs entre lágrimas cuando los tecnopaparazzi le pillaron en
Harrods.