Aunque esta noticia no esté directamente relacionado con los videojuegos, nos afecta de manera indirecta. En mi caso, la última vez que compré un título en una tienda física española, Nintendo aún hacía juegos, e imagino que la mayoría de vosotros también habréis adquirido la saludable decisión de importar, para ahorraros unos cuantos euros. Por eso, es mi deber informaros del chivatazo que nos ha dado un rodaballo reshulón. En la página 7 del BOE publicado el pasado martes, se avisa de la Modificación de la Ley 37/1992, de 28 de diciembre, del Impuesto sobre el Valor Añadido.
Hasta ahora, desde que se aprobara dicho artículo en 1992, el límite era de 150 euros. Esto supone que por cada compra que hagamos fuera de la Unión Europea y supere los 22 euros, gastos de envío incluídos, nos sumarán un IVA que antes no teníamos que pagar, a menos que el producto costara más de 150 euros. Obviamente, la mayoría de los videojuegos tiene un precio más elevado, por lo que tendremos que pagar un arancel si lo adquirimos en un país no perteneciente a la UE. Afortunadamente, siempre nos quedará París Inglaterra…