Outlast 2: indefensos ante el horror
Tras aterrorizar a los jugadores con la primera entrega, Red Barrels vuelve a la carga

Hace ya unos años, el estudio Red Barrels sorprendió con una propuesta de terror que no dejó indiferente a nadie. El primer Outlast logró un éxito notable en sus diferentes versiones y el género del terror interactivo ganó una marca que a día de hoy cuenta con un buen montón de seguidores. Aprovechando la viralidad de YouTube y lo sencillo de su planteamiento, el estudio canadiense confeccionó una obra que, a pesar de su irregularidad, atrajo la atención de los jugadores deseosos de pasar un mal rato, prácticamente indefensos, en Mount Massive.
Con Outlast II apuntando al próximo otoño, Red Barrels quiere seguir asustando a los usuarios, aunque dejando de lado el cochambroso y destartalado asilo del primer juego, dando paso a un entorno rural donde una terrible secta satánica le hará la vida imposible a nuestro incauto protagonista que, armado con una miserable cámara de vídeo deberá intentar escapar con vida del infierno en el que se ve inmerso por accidente.
Lo poco que hemos visto hasta el momento de Outlast II nos deja entrever por dónde irán los tiros en esta ocasión. Como ya destacó Red Barrels en su momento, la saga dejará de lado los entornos cerrados y pasilleros para apostar por un escenario más amplio, una especie de mundo abierto en el que tengamos más opciones a la hora de huir o de escondernos. Y es que, al igual que en la primera parte, nos pasaremos buena parte del juego intentando escapar de nuestros incansables perseguidores, tal y como hemos podido ver en las primeras secuencias ingame de la obra.
Aprovechando su paso por el evento PAX East de hace varias semanas, Red Barrels puso a disposición de los asistentes una primera demo del juego que causó sensación entre los que pudieron probarla. Además de la escena en la que nuestro protagonista es perseguido por un maizal, se ha podido ver otra en la que explora diferentes casas en lo que parece ser el pueblo donde habitan los habitantes de la secta que intentan acabar con el personaje principal, que una vez más contará con una cámara de vídeo como principal aliada contra la oscuridad gracias a su modo de visión nocturna.
Si en el primer Outlast descubrimos que esta mecánica funcionaba de maravilla y conseguía crear tensión y momentos espeluznantes, parece que en esta segunda entrega se reforzarán esas sensaciones, con secuencias que buscarán la oscuridad más peligrosa para obligarnos a gastar baterías de la cámara e intentar buscar una salida. Aunque el recurso de la videocámara con visión nocturna es algo que ya hemos visto en otros medios, como el cine, se antoja como una forma efectiva de generar inquietud en el usuario. Algo que también eleva la sensación de miedo varios puntos gracias a la interacción con el entorno.
Más allá de estos elementos, parece que Outlast II jugará todas las cartas de su mano en la ambientación rural que hemos podido ver hasta el momento. Los responsables de la saga ya han dejado claro que se trata de una historia ambientada en el mismo universo que la anterior entrega, aunque no necesariamente se trata de una secuela. Otro aspecto a tener en cuenta es que el protagonista, Blake Langermann, tiene voz en esta ocasión, aspecto que lo diferencia del personaje al que controlamos en el primer juego. Esta características le aportará un toque más dramático a la obra, dejándonos escuchar los pensamientos del protagonista, sintiendo su angustia y su congoja con más cercanía.
El principal problema al que se enfrentará Outlast II es a la pérdida de interés general en una trama que debe aguantar muy bien el peso del suspense durante varias horas. En el primer juego experimentamos una caída de tensión bastante preocupante hacia la mitad del mismo y Red Barrels tiene la complicada misión de evitar que se repita este problema. Puede que la variedad de escenarios y algunas cuestiones de carácter sobrenatural que se vislumbran en el horizonte ayuden a que esta segunda entrega de la franquicia consiga superar sin problemas el mayor de los inconvenientes de la obra original.
Por lo demás, Outlast II parece que también hará gala de un buen acabado gráfico. Sus responsables parecen haber puesto mucho énfasis en la creación de una atmósfera agobiante y perturbadora, con un sistema de iluminación que se intuye tan elaborado como aterrador, algo fundamental en un título que basa parte de su jugabilidad en la oscuridad y la visión nocturna. Aunque no esperamos ningún despliegue sin precedentes, si confiamos en una versión mejorada de la primera entrega que, dicho sea de paso, contaba con un acabado técnico plausible.
Outlast II, en definitiva, aspira a convertirse en uno de esos juegos de terror que mantienen con vida el género del survival horror. Aunque no esperamos grandes novedades en esta segunda entrega, el cambio de localización y el planteamiento de “mundo abierto” puede hacerlo aún más terrorífico. Si a todo la combinación de ingredientes que ya conocemos, como la videocámara de visión nocturna y la ausencia total de armas, sumamos una secta satánica que parece practicar salvajes rituales con los incautos turistas que terminan por la zona, podemos intuir una propuesta que supondrá otro punto positivo para un género tan difícil como el del terror interactivo.
