Creo que en tu planteamiento cabe un término medio que es el que considero justo. Es decir, recuerdo que hace años pensaba como tú, me sentía decepcionado por lo que la cultura en la sociedad adulta representa. Todo me parecía muy egoísta, distante, apático y falto de emociones, hasta el punto que no respetaba al mundo, quería permanecer a raya, en mi mente distinta aquello no iba conmigo.
Después pasan los años y te das cuenta que la realidad pesa demasiado y te amodorras. Pierdes ese instinto juvenil, esa llama, y olvidas en parte su significado. Esto en un principio te decepciona cuando llegas a darte cuenta y tratas de remediarlo para más tarde dejarte llevar y entrar en la complaciencia.
Cuando todo ocurre se genera una lucha interior y algo de melancolía. Pero sólo los más duros sobrevivirán a la ventisca y continuarán preservando un espíritu joven, con espectativas de cambiar las cosas, con su granito de arena en el bolsillo, con su genuinidad.
Madurar es saber diferenciar, pero también aumentar en cinismo y egoísmo si no nos controlamos,
Pero como he dicho en un principio, un término medio no está mal. Podríamos decir que hemos mantenido a raya al enemigo conformista, el que se encuentra en nuestra mente, acechando.
Después pasan los años y te das cuenta que la realidad pesa demasiado y te amodorras. Pierdes ese instinto juvenil, esa llama, y olvidas en parte su significado. Esto en un principio te decepciona cuando llegas a darte cuenta y tratas de remediarlo para más tarde dejarte llevar y entrar en la complaciencia.
Cuando todo ocurre se genera una lucha interior y algo de melancolía. Pero sólo los más duros sobrevivirán a la ventisca y continuarán preservando un espíritu joven, con espectativas de cambiar las cosas, con su granito de arena en el bolsillo, con su genuinidad.
Madurar es saber diferenciar, pero también aumentar en cinismo y egoísmo si no nos controlamos,
Pero como he dicho en un principio, un término medio no está mal. Podríamos decir que hemos mantenido a raya al enemigo conformista, el que se encuentra en nuestra mente, acechando.