Lo más indicado para dejar la cocaina es tener una situación traumática en tu vida que te haga ver las cosas de manera muy diferente a cuando las ves siendo gilipollas intenso.
No me importa admitirlo, pero yo he sido un consumidor de ésta droga durante algunos años, todos los fines de semana, casi de manera ritual. Siempre lo vi como algo totalmente natural, algo que formaba parte del triángulo "salir, beber, snifar", y que en ningún momento se me antojaba como una acción que debiera preocuparme. Claro, yo era yo, algo distinto a esos maniquies que nos vendían como jovenzuelos "chachis" en los anuncios de las campañas contra la drogadicción.
En fín, yo sabía "controlar", y tomaba esa porquería con la ambición de estar toda una noche ingeriendo alcohol como si nada, de buen rollo. El problema de la cocaína se da cuando llegas a tu casa. de repente todo ese buen rollo y ganas de vivir se transforman en las más duras depresiones que he sentido jamás. Lo que vulgarmente se llama, "bajón de coca".
Esas depresiones generan secuelas, tu cerebro llega a unas cotas de confusión y negativismo a las que no es capaz de llegar de manera normal, y digamos que "aprende" ese estado anímico y lo comienza a trasladar, poco a poco, a la cotidianía. Para tu mente todo eso comienza a convertirse en terreno conocido y frecuentado.
A parte de todo ésto, hubo un hecho que me incitó totalmente a dejar ese perjudicial hábito. Después de una larga noche de fiesta, llegué a mi casa totalmente puesto de coca, con la mandíbula desencajada y los ojos como platos, sintiéndome sucio y asqueroso debido al mencionado bajón.
Eso no fué lo peor, eso era habitual, lo peor es que al llegar a mi casa mi hermano pequeño de tres años estaba viendo dibujos animados en la tele sujetando su vaso de leche. Recuerdo que me dijo, "tete, ¿ves dibujos conmigo?", y la expresión que puso cuando vió mi cara fué tan difícil de describir, tan vergonzosa para mi, tan extrañamente fría en una criatura de esa edad y que además era mi hermano, que esos pocos segundos fueron de los peores de mi vida y , al mismo tiempo, una de las lecciones más valiosas que me ha dado la misma.
No supe que hacer, ese era el caso, no tuve ninguna palabra en mente, tan sólo el horror y la autorepulsión. Después de observarme unos segundos en el espejo, todo cambió para mi.
Ahora me limito a mis cervecitas y a mis "Lucky Strike", algo que también debo ir dejando poco a poco, pero me enorgullezco de que mi vida esté tan cambiada desde entonces. Se puede decir que ahora soy "Un Stewie igualmente chupi, pero menos gilipollas. Mucho menos", xD.
En serio, dejad esas porquerías que vete tú a saber que leches llevan a parte de lo que se ofrece. No encontraréis más que problemas, económicos, sociales y psicológicos.
Con lo bien que se está siendo uno mismo,