Análisis – Split Fiction
Introducción Desde el lanzamiento de Brothers: A Tale of Two Sons en 2013, Josef Fares ha ido consolidando una trayectoria envidiable dentro del desarrollo de videojuegos cooperativos.
Con Split Fiction, su estudio Hazelight alcanza una nueva cima creativa, combinando de manera brillante todo lo aprendido en sus títulos anteriores para ofrecernos una experiencia fresca, profunda y absolutamente inolvidable.
Diversión a dúo: Mecánicas Variadas que Requieren Complicidad Total
La historia sigue a Mio y Zoe, dos escritoras noveles con estilos y personalidades muy distintas: mientras Mio es reservada y se especializa en ciencia ficción, Zoe es extrovertida y apasionada por la fantasía mágica.
Ambas están decididas a publicar su primera obra, pero un giro inesperado las atrapa en una simulación que roba sus ideas.
Cuando sus mundos creativos se entrelazan accidentalmente dentro de esta dimensión artificial, deberán explorar sus propias narrativas, aprovechar sus diferencias y colaborar estrechamente para encontrar la salida.
Como en los anteriores títulos de Fares (A Way Out, It Takes Two), Split Fiction está diseñado exclusivamente para jugarse en modo cooperativo, tanto local como online.
Cada jugador controla a uno de los protagonistas y experimenta la historia desde su punto de vista mediante una pantalla dividida. Esta fórmula, ya característica del estudio, alcanza aquí un nivel de sofisticación superior, especialmente en la segunda mitad del juego, donde la narrativa y la jugabilidad se entrelazan con una armonía impresionante.
Una aventura que se reinventa en cada nivel
Cada nivel de Split Fiction parece un juego distinto, tanto en estilo como en mecánicas. En uno puedes estar controlando a una especie de ninja cibernético equipado con una espada, y en el siguiente te transformas en un cambiaformas resolviendo acertijos en un bosque encantado.
Pese a que todos los niveles se enmarcan dentro de los géneros de la fantasía y la ciencia ficción, cada uno tiene un diseño único que lo hace memorable, lo mejor es que el juego nunca se torna repetitivo, de hecho, se vuelve más interesante conforme avanzas, con momentos que sorprenden y hasta arrancan carcajadas por lo creativos que resultan.
Un punto destacado es cómo el juego utiliza los relatos de Mio y Zoe como base para cada nivel. Estas historias reflejan sus pasados, sus miedos y sus deseos más profundos, permitiendo al jugador conocerlos de manera íntima.
Este enfoque genera situaciones muy originales y dinámicas, ya que uno de los personajes suele conocer el desarrollo de la historia, mientras el otro entra completamente a ciegas. Este contraste añade un componente emocional y humorístico que enriquece la experiencia.
Además de la campaña principal, Split Fiction incluye las llamadas Subtramas, contenidos opcionales que expanden aún más el universo del juego. Lejos de sentirse como simples extras, estos niveles secundarios presentan algunas de las mejores ideas del título.
Muchas retoman mecánicas ya conocidas, otras se arriesgan con propuestas nuevas, y casi todas logran entretener o sorprender con su tono excéntrico y desenfadado.
Si bien la cantidad de historias secundarias o subtramas es adecuada, uno no puede evitar desear más. Son tan ingeniosas que incluso quienes solo quieran completar la historia principal deberían darles una oportunidad. Algunas son hilarantes, otras emotivas, pero todas aportan algo al conjunto y demuestran el talento narrativo de Hazelight.
Un final inolvidable para una aventura única.
Y qué decir del final, sin entrar en spoilers, basta decir que es uno de los desenlaces más ambiciosos y emocionantes que podrán vivir en un videojuego, logra cerrar la historia con maestría y deja una huella duradera.
Mi compañera del juego y yo terminamos el título con gran satisfacción, admirando lo que acabamos de experimentar, siendo una conclusión que eleva el conjunto y reafirma el valor del viaje compartido. Asimismo, a lo largo de toda la aventura no encontramos errores importantes ni bugs que arruinaran la partida.
Diseños soñados para mundos imaginarios.
Visualmente, el juego también brilla. Aunque no apuesta por un hiperrealismo ni por una estética adorable como otros títulos actuales, Split Fiction tiene una identidad visual clara y momentos de una belleza sorprendente. Hay niveles que parecen cuadros animados, y más de una vez nos quedamos simplemente mirando el entorno.
Además, el juego se atreve a cambiar de estilo en ciertos tramos, lo que mantiene la experiencia siempre fresca y estimulante.
En conclusión, Split Fiction representa uno de los puntos más altos en la carrera de Josef Fares y su equipo hasta ahora. Es una obra que toma lo mejor de sus predecesores y lo reinventa con una fuerza creativa admirable. Su propuesta narrativa, jugabilidad cooperativa y originalidad constante lo colocan como uno de los grandes títulos del año.
Es un juego que no solo se disfruta, sino que también se comparte, se comenta y se recuerda. Una carta de amor al poder de la imaginación, y una prueba más de que Hazelight sigue marcando el camino en el género cooperativo.