Análisis What Remains of Edith Finch

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La interacción, la gran baza del videojuego frente a buenos libros y películas...
Por Javi Andrés 29 abril, 2017

Dear Esther, Firewatch, Gone Home y otros relatos vividos en primera persona a través del videojuego, lo que cada vez más llamamos los walking simulator, empezaban a no saber cómo seguir ni hacia dónde moverse en su ya obligatoria evolución. Lo primero que un habitual a estos cuentos interactivos encuentra en What Remains of Edith Finch es otro enfoque y estructura, unos más lineales y directos, basados en la introducción de mecánicas frecuentes de nuestro medio sobre situaciones literarias que abusan del diario, la carta y el documento gráfico, como manda el género. Sin embargo, este viaje a través de una tan sugerente como desordenada casa de campo, repleta de pasadizos y trastos, consigue sorprender tanto al que rara vez se acerca a estas propuestas totalmente alejadas de la acción o la adrenalina, como al que está al tanto de las tendencias indies del momento y no se pierde ninguna joyita de autor de las de este tipo.

Ese atractivo para los dos perfiles es lo que está haciendo que todo el mundo hable de What Remains of Edith Finch, además de la inesperada calidad narrativa y audiovisual que atesora en todos sus rincones el nuevo trabajo de los que hicieron el también rompedor y sonado The Unfinished Swan, con dinero de producción del sello Annapurna, que ha lanzado películas de intachable repercusión y reflexión como Her, Foxcatcher o The Master y que se estrena con esta obra en el terreno de los videojuegos, con su nueva división Interactive de la que diré que ojalá sigan con producciones de este buen gusto.

No quiero pecar de gafapasta extremo o defensor a ultranza de lo distinto y humilde. Los que me vayáis conociendo sabéis que no es ése mi perfil crítico: Así que sí, vamos con este asunto, son 20 euros por poco más de dos horas. Este juego sale el doble de caro que ir al cine a ver una buena película y el precio de lanzamiento, desde mi punto de vista, podría ser perfectamente un poquito más bajo, por ejemplo a 15 euros. Pero, a diferencia de ir al cine, aquí lo que se encuentra el jugador -no el espectador- es un portal totalmente trasladador a la atmósfera y vivencias que encadena esta historia en colmena, miembro a miembro de la familia, y a lo largo y ancho del caserón que ha sido la fortaleza familiar de los castigados Finch durante tres generaciones y más de 100 años. El formato videojuego, cuando sabe ejecutarse, es capaz de contar y emocionar como ningún otro medio, incluso hacer reflexionar. Y el pequeño equipo de Giant Sparrow ha sabido aprovechar las particularidades de los juegos en pantalla y con interacción y comando para cautivar al lector, pues éste es un buen libro que se recorre y se explora, no solo se lee.

El formato videojuego es capaz de contar y emocionar como ningún otro medio, incluso hacer reflexionar. Y el pequeño equipo de Giant Sparrow ha sabido aprovecharlo y cautivar al jugador.

Para los que aún estén escépticos, seré claro: cuando What Remains of Edith Finch baje, por alguna rebaja o promoción, no os perdáis su absorbente flujo de imagen y mensaje, Va a ser un título influyente y coquetea, como lo hicieron Journey o To the Moon, con otras formas de utilizar este canal comunicativo que tambiën es el videojuego. No es una aventura gráfica, no hay puzles, no hay atasco, el camino que recorre el jugador encarnando los pasos de Edith por las distintas estancias del caserón abandonado de su familia es totalmente lineal y no da lugar a pérdidas o atascos. De una sala a otra, de una historia a otra, de un diario a otro… y así hasta un final bastante poético pero que no busca ser rompedor ni un gran giro de culos torcidos, simplemente el cierre de un libro que, como los buenos ensayos, te deja varios días pensando sobre cuestiones trascendentales una vez lo acabas. Y eso se llama madurez, What Remains of Edith Finch viene a dejar claro, como los antes mencionados, que este sector avanza y crece. Y, qué queréis que os diga, qué bien haber podido vivir esto.

Al funcionar con perspectiva en primera persona y en unos espacios tan reducidos y sin vuelta atrás como son las salas de la mansión Finch, Giant Sparrow juega a la sobrecarga de objetos en todas las paredes y muebles, ofreciendo al jugador que descubra las intrahistorias que hay en cada uno de esos continuos libros y juguetes tirados por todas partes. O al menos que las imagine, pues hay muchos elementos decorativos solo colocados ahí para ofrecer interpretación o más información imprecisa pero sugerente. Siendo reduccionistas, la chicha de esta novela está en los relatos de cada familiar, pero, por favor, si vas a recorrerlo como recomendamos, no te pierdas todo lo que rodea a cada escena y pon la lupa sobre cualquier textura que te llame la atención. Es impresionante cómo se ha construido y decorado esta extraña y misteriosa casona de campo con torreón y hasta mausoleo familiar.

También lo es por su recorrido, laberíntico pero sin distracciones, estrecho y donde cada miembro de la familia tiene una original y muy personal vivencia trágica que contar, los acontecimientos que supusieron que su habitación se cerrase para siempre, y ahora Edith y el jugador tienen la llave para, no solo conocerlos, sino revivirlos. Pocas veces una estampa o escena estática ha conseguido ambientar tanto y llevar al jugador hasta una época o necesidades y formas de vivirla con recuerdos muy particulares. No voy a poner ningún ejemplo de cómo se vive cada relato de este conjunto narrativo para no arruinar el crucial factor sorpresa, pero sí se puede decir que resulta fascinante y genuino el tratamiento que han dado sus programadores a los comandos de interacción, cómo el jugador se siente partícipe de cada desgracia y recuerdo, y cómo, a poco a poco, se va rellenando un árbol genealógico maldito que se aloja en el botón de pausa del juego y que os sorprenderéis queriendo entender perfectamente como si fuera el de vuestros propios antepasados.

What Remains of Edith Finch tiene además esa naturaleza «todos los públicos» que me encanta en estas propuestas y que está haciéndome ya desear -para que me entendáis- ponérselo a mi hermana, para nada jugadora pero que seguro que lo disfruta como yo. Su sencillez de manejo e interacciones, y su cierto automatismo e imposibilidad de pérdida en las diferentes estancias y pasillos, lo hacen imparable hasta el final y apto para cualquier persona, aunque no haya tocado un DualShock en su vida. Esto se multiplica en su presentación y puesta en escena, con una actuación de doblaje en inglés realmente entregada y muy creíble que está magistralmente traducida al castellano en todos los textos, que no funcionan por subtítulos, sino que se integran directamente en los muebles, paredes, luces o corrientes de viento de este paseo entre recuerdos y melancolía. Absoluta integración entre frases, relfexiones en voz alta, y preciosas estampas, pues el diseño artístico y la sensación de estar dentro de un lienzo es constante.

¿Me hubiera gustado un poco más de duración? Lo cierto es que sí, deja con ganas de más familiares a los que seguir conociendo, pues es indiscutible el despliegue de originalidad que se amontona y sobresale en cada relato. Pero, dejando de lado esas ganas de más que produce cualquier consumo de calidad, lo honesto es decir que el viaje dura lo que debe. Quizá alargarlo le haría perder fuerza o se sentiría con relleno y menos sorpresa a cada paso. Nunca lo sabremos, esta obra queda aquí concluida y no habrá ampliaciones. Igual que no habrá actualizaciones de rendimiento técnico y eso que en PS4 presenta algunas fisuras que lo hacen deslucir un poco, como texturas que parpadean si se giran rápido las cámaras u ocasionales interrupciones del audio y fluidez de framerate por el guardado automático. La música, emocional y de melodías ambientales, aparece justo cuando debe, enfatizando muchas escenas que ya difícilmente se van a olvidar…

88
Jugabilidad: 8.5
Gráficos: 9
Sonido: 9
Satisfacción: 9

Análisis

Bien es cierto que What Remains of Edith Finch podría rebajar un poco su precio y así no escocería a los más críticos con su duración de no más de 3 horas. Pero, asumido este factor, lo que Giant Sparrow regala al jugador es una nueva ventana para los walking simulator, con una historia muy directa y bien contada, que atrapa y tiene poesía en cada uno de sus renglones, aprovechándose del medio como pocas veces antes se había visto para emocionar, sugerir y promover la atención al detalle y la exploración. Tiene un halo mágico que lo califica en seguida como lo mejor del panorama independiente y diferenciado en lo que va de año. Lo que queda de Edith Finch es una influyente delicatessen para cualquier tipo de públicos, jugadores o no.