Análisis The Last of Us

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Naughty Dog cierra con maestría su paso por PlayStation 3 con una obra intensa y madura
Por Antonio López 5 junio, 2013

Naughty Dog, tras el tremendo éxito cosechado gracias a la saga Uncharted en la presente generación, da el salto narrativo que necesitaba para convertirse en una compañía creadora de historias adultas y complejas, sirviéndose para tal fin de un contexto muchas otras veces explorado en el sector, aunque ahondando en las relaciones entre personajes como casi ninguna otra obra interactiva lo había hecho hasta el momento. The Last of Us supone el punto álgido de una compañía que ha sabido y ha podido trabajar a conciencia con el potencial real de PlayStation 3 para alegría de sus usuarios y tristeza de sus detractores.

Con la presente generación disfrutando de sus últimos meses de vida plena, el estudio sorprende con una propuesta tan emocional como visceral, donde acción, intensidad y drama se dan la mano para conjugar una propuesta donde el sigilo y la exploración componen los principales ingredientes del pastel. Un pastel que no resulta perfecto debido a diferentes aspectos que veremos a lo largo del análisis y que, sin embargo, supone la guinda perfecta al trabajo realizado durante toda una generación, al menos en lo referente al apartado visual.

The Last of Us está fuertemente influenciado por diferentes obras literarias y cinematográficas, todas ellas evidentes, pero consigue crear una identidad propia que lo aleja de otras propuestas similares en apariencia pero muy diferentes en el fondo. Desde que se anunció, en la ya lejana entrega de premios VGA 2011 (en Uncharted 3 ya se dejaba entrever tímidamente), The Last of Us ha ido ganando puntos para convertirse en uno de los imprescindibles de PlayStation 3.

Naughty Dog nos traslada hasta un futuro cercano en el que la raza humana ha sido fuertemente diezmada por un brutal virus propio del mundo animal y que por razones inexplicables azota a todas las personas del planeta. La naturaleza se abre paso para reclamar lo que siempre fue suyo, aunque pequeños grupos de supervivientes hacen todo lo necesario para intentar seguir con vida un día más. En esta intensa tesitura nos encontramos con Joel, un tipo de mediana edad que se gana la vida como contrabandista en esta nueva sociedad. Por circunstancias que conviene no revelar (no encontraréis ni un solo spoiler en este texto) se topará con Ellie, una chica de 14 años que ha crecido en el mundo infectado y a la que deberá acompañar en un peligroso viaje, atravesando los Estados Unidos.

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Los responsables de The Last of Us utilizan un contexto de lo más interesante para explorar la relación entre Joel y Ellie, algo que no resulta innovador puesto que lo hemos visto en otros medios, pero al que Naughty Dog sabe dotar de la suficiente profundidad como para que los menos predispuestos terminen reconociendo el potencial de la trama que está por explorar. Las influencias del título sirven para crear una atmósfera opresiva que no se olvida de ofrecernos puntuales momentos de belleza y es aquí donde la obra de Cormac McCarthy cobra especial protagonismo. Textos como los de La carretera o No es país para viejos, incluso Meridiano de Sangre, se pueden sentir en cada secuencia de violencia extrema o de intimidad absoluta, dejando a las claras lo seguidores que son del autor norteamericano en Naughty Dog.

Como decimos, por suerte, las influencias de The Last of Us sirven únicamente para un buen propósito: crear una atmósfera y un contexto con identidad propia, influenciado desde luego, pero capaz de diferenciarse cuando debe hacerlo. El otro gran aspecto narrativo de la propuesta recae en la cercana relación que se crea entre Ellie y Joel. No resultará nuevo para el jugador más experimentado comprobar como el vínculo entre ambos personajes crece hasta crear una relación paterno-filial, algo que hemos visto muchas veces en el cine (como en el excepcional caso de Leon, el profesional de Luc Besson, donde Jean Reno y Natalie Portman conjugaban una pareja única) o en el propio sector del videojuego, siendo el reciente The Walking Dead de Telltale un gran ejemplo a destacar, con sus dos protagonistas, Lee y Clementine, sintonizando con el usuario como en pocas ocasiones habíamos visto con anterioridad.

Naughty Dog logra que el jugador se crea esta relación y consigue profundizar en la personalidad de ambos caracteres, logrando que los dos protagonistas se alcen como dos de los personajes más completos a todos los niveles que hemos tenido el placer de disfrutar en la presente generación. Por supuesto, Joel y Ellie no están solos y a lo largo de la trama nos iremos cruzando con otros grupos de supervivientes con los que deberemos cooperar y colaborar en algún momento, si es que somos capaces de fiarnos de ellos. En este sentido, el puramente argumental, Naughty Dog demuestra que sabe imaginar historias maduras y adultas para alegría de los jugadores que buscan este tipo de propuestas.

Dejando de lado los aspectos dramáticos de la propuesta y adentrándonos en la acción pura y dura, The Last of Us nos presenta un nuevo tipo de enemigo que se asemeja en apariencia al omnipresente zombie o muerto viviente. Los chasqueadores, como los llaman los protagonistas, presentan claras muestras de infección en su rostro, convertido en una especie de hongo gigante, capaz de eliminar al usuario con un único ataque. Para pasar desapercibido, el jugador deberá priorizar el sigilo frente a la acción, aprovechando que los mutados son incapaces de ver y se guían por el sonido. Junto a los chasqueadores encontraremos en ocasiones a los recién mutados, que aún no han perdido la visión y que, aún resultando menos peligroso, pueden montar un buen lío si nos dejamos rodear por ellos.

Los infectados no serán los únicos que nos pongan las cosas complicadas a lo largo de nuestro viaje por Estados Unidos. Los peores enemigos a los que deberemos plantar cara serán, como no podía ser de otra manera, los humanos. Militares y saqueadores serán nuestra principal oposición a lo largo del camino y para acabar con su resistencia podremos elegir la ruta del sigilo o el de la acción directa, aunque esto último no resulte recomendable debido a la escasez de munición en buena parte del recorrido. Las diferencias entre un tipo de enemigo y otro son claras y la estrategia para acabar con ellos nos hará vivir diferentes tipos de secuencias aunque, en diferentes puntos, el título de Naughty Dog termina siendo repetitivo tanto en sus mecánicas como en sus situaciones.

Esto se traduce en un forma muy similar de afrontar un combate contra chasqueadores o contra humanos. Para los primeros iremos siempre de cuclillas intentando no hacer ruido y sorprendiéndolos por detrás para eliminarlos de un golpe, mientras que para los segundos podremos seguir la misma táctica o liarnos a tiros, siempre y cuando nos aseguremos de tener suficiente munición para acabar con todos ellos. El gran aliciente en este sentido es el modo de escucha, que nos permitirá saber el número exacto (siempre que estén en movimiento o charlando) y la ubicación de los rivales a batir, lo que resulta imprescindible para salir airoso de todas las situaciones de conflicto. Gracias a esta interesante opción (que hemos visto en títulos como Splinter Cell: Conviction) podremos desarrollar diferentes estrategias de aproximación y ataque, siempre teniendo en cuenta que el fracaso es otra opción más.

Como decimos, la escasez de munición nos acompaña durante toda la campaña y sera otro punto estratégico a tener en cuenta. Por suerte, contamos con diferentes armas cuerpo a cuerpo y objetos contundentes que amplian nuestras opciones de ataque. Aquí también juega un papel importante nuestro acompañante, que no dudará en echarnos una mano cuanto la situación se ponga tensa, disparando o atacando con lo que tenga a su disposición, revelando una IA competente y notable, al igual que la de los enemigos. Con todo, en momentos muy puntuales (en concreto y en nuestro caso, dos), el libre albedrío de nuestro acompañante nos llevará directos al fracaso.
[break=Exploración y gráficos]

A lo largo y ancho de toda la aventura visitaremos diferentes escenarios que nos permitirán conseguir recursos y objetos para mejorar nuestras armas, fabricar diferentes utensilios de supervivencia y, en líneas generales, aumentar la duración del título. En este sentido juegan un papel fundamental los coleccionables diseminados por todos los entornos que visitamos y que nos animarán a dar una segunda vuelta a la campaña una vez terminada en primera instancia. Volviendo a la cuestión de los recursos, lo que más buscaremos en todo momento será munición y armas más contundentes, aunque no tendremos esa suerte hasta bien avanzada la trama. La correcta combinación de armas de fuego y armas cuerpo a cuerpo harán que salgamos con vida de las situaciones más peliagudas.

Durante nuestra odisea tendremos ocasión de mejorar las armas del protagonista gracias a los bancos de trabajo que iremos encontrando. Para realizar los arreglos necesitamos encontrar herramientas, que cuentan con su propio nivel (hasta el cinco) y que nos permiten realizar una mejora más potente o más efectiva. Junto con las herramientas debemos encontrar y utilizar aparejos de trabajo (tornillos, arandelas, etc), mucho más fáciles de encontrar durante nuestra exploración del entorno. Aunque, en líneas generales, The Last of Us nos presenta un claro camino a seguir, podremos desviarnos momentáneamente de nuestra ruta para conseguir víveres y otros suministros.

En cualquier momento, sin necesidad de utilizar un banco de trabajo, Joel puede echar mano de su mochila para fabricar objetos más sencillos, como dagas (ideales para acabar con los chasqueadores sin ser descubiertos), botiquines, bombas de humo o cócteles molotov (otra maravilla erradicadora de enemigos si se utiliza bien). La cantidad de estos utensilios que podremos llevar será limitada. Durante todo el camino tendremos ocasión de recoger los objetos necesarios para fabricar estos utensilios, por lo que resulta interesante no dejar pasar por alto las casas abandonadas en las que podemos entrar o los rincones más recónditos del escenario. Como no podía ser de otra manera, también podremos mejorar las habilidades de nuestro protagonista, ampliando su barra de salud o su capacidad de eliminar monstruos con la daga.

Moverse por el entorno será otra cuestión. Si como decíamos anteriormente, el combate puede llegar a resultar algo repetitivo en su planteamiento, sucede lo mismo con algunas mecánicas jugables que nos ayudan a avanzar por los diferentes escenarios. De esta manera, en varias ocasiones deberemos buscar una escalera metálica para poder alcanzar una lugar alto, mover un contenedor para poder saltar una verja o tendremos que nadar hasta encontrar un palé con el que trasladar a Ellie del punto A al punto B. Lo que en primera instancia resulta original y hasta divertido se termina convirtiendo en uno de los principales defectos de The Last of Us. Una mayor variedad de situaciones jugables habría hecho de la propuesta de Naughty Dog el título redondo que todos esperábamos. Por suerte, las diferentes situaciones dramáticas y los giros de guión ayudan a que nos olvidemos de estos problemas que, no obstante, nos recordarán en todo momento la anterior ocasión en la que tuvimos que encontrar una escalera para subirnos al techo de un autobús.

Con todo lo anterior, si existe un punto que destaca especialmente en lo que a cuestiones técnicas se refiere en el conjunto de The Last of Us, con permiso de la buena premisa argumental y de la relación entre Joel y Ellie, ese no es otro que el apartado gráfico. El diseño artístico que plantea Naughty Dog es algo que no se había visto hasta el momento en la presente generación. Los escenarios devorados por la naturaleza y el imparable dominio de ésta sobre la humanidad superviviente nos dejan boquiabiertos en diferentes ocasiones, sobre todo si disfrutamos del título en una buena pantalla. La representación que se hace del entorno resulta impactante y culmina el trabajo de Naughty Dog en PlayStation 3 de la forma más impresionante posible.

En lo visual no encontramos más que un par de pequeños defectos sin importancia y disfrutamos de una de las propuestas con más detalles que hemos visto en años. Animaciones tan banales en apariencia como la de Joel apoyándose en la pared protegiendo a Ellie con el brazo nos demuestran el mimo con el que Naughty Dog afronta esta obra. El diseño de los enemigos está al mismo nivel que el de los escenarios, por no mencionar la sobresaliente labor realizada con los personajes humanos, en especial con Joel y Ellie, sin olvidarnos de otros importantes secundarios de los que mejor no damos nombre para guardar todos los secretos.

En las secuencias cinemáticas será cuando gocemos, literalmente, con las expresiones faciales de los personajes. Un diseño tan abrumador como interesante, que consigue completar la experiencia cinematográfica que busca ofrecer Naughty Dog (no se olvidan de los quick time events, presentes en varios momentos de la aventura). El sistema de iluminación es otro de los puntos clave del título, consiguiendo que los entornos resulten opresivos e inquietantes, manteniendo al jugador agazapado como si fuera una versión real del propio Joel intentando pasar desapercibido contra los infectados. Pasamos por lugares completamente opacos, donde tendremos que utilizar la linterna si queremos ver lo que hay en nuestro camino.

Los efectos climáticos y de partículas también nos dejan asombrados, con secuencias bajo la lluvia impresionantes o “paseos” por el entorno rodeados de esporas peligrosas que nos impiden la respiración. La tasa de imágenes por segundo mantiene el tipo en todo momento y no encontramos ningún defecto destacable en el apartado gráfico de la propuesta. Naughty Dog articula un conjunto espectacular a nivel visual, tal y como venía haciendo con la saga Uncharted, alcanzando el que posiblemente sea el techo gráfico de la consola de Sony. Ni un solo pero en este sentido, solo podemos quitarnos el sombrero ante el trabajo del estudio californiano.
[break=Sonido y Multijugador]

Junto con el apabullante punto gráfico, Naughty Dog entrega un sobresaliente apartado sonoro, algo casi obligado dadas las circunstancias del argumento, con los chasqueadores moviéndose en relación al ruido que hagamos al caminar. En un juego de sigilo como el que nos ocupa resulta imprescindible tener un gran sonido y The Last of Us no se queda corto en ese sentido. Mientras caminamos agazapados, moviéndonos entre los objetos del escenario, escuchamos ruidos de fondo que nos pondrán de los nervios, avisando de la presencia de algún enemigo en la distancia (en el peor de los casos, en la más completa cercanía) o permitiendo al jugador, gracias al modo escucha, saber el número exacto de rivales a esquivar o eliminar, según las circunstancias. Naughty Dog utiliza una biblioteca de sonidos tan amplia como plausible que ayuda, más si puede, a hacer del entorno y el contexto el punto clave de la obra.

En la versión original, Troy Baker y Ashley Johnson realizan un gran trabajo como Joel y Ellie, tanto en la parte de voz como de interpretación. La posibilidad de jugar The Last of Us en inglés hará las delicias de los más puristas, un detalle que sin duda merece ser destacado. En lo que respecta a la localización del título al español nos encontramos ante uno de los mejores trabajos recientes dentro del sector, con el mítico Lorenzo Beteta, actor de doblaje que alcanzó gran popularidad gracias a su trabajo como Mulder en Expediente X o como Jack en Perdidos. Beteta tiene experiencia en el sector del videojuego (Alan Wake es un buen ejemplo) y, aunque puede parecer que su perfil no cuadra con el Joel que escuchamos en inglés, consigue presentar un trabajo de lo más interesante. María Blanco, que pone voz a Ellie, confirma su buen estado de forma en el sector tras doblar de manera brillante a Elizabeth en BioShock Infinite.

El buen apartado sonoro se cierra de manera magistral con la partitura que Gustavo Santaolalla compone para el título. El músico argentino, ganador de dos premios Oscar por sus trabajo en Babel y Brokeback Mountain, deja su sello en el conjunto del título articulando una gran banda sonora que está destinada a ganarse los elogios de los jugadores. La sensibilidad habitual del compositor, junto con sus muy característicos punteos de guitarra ensalzan las escenas dramáticas o de acción para alegría del respetable, que disfruta con cada nuevo tema que se reproduce en el disco. En resumen, un conjunto sonoro que, sumado al visual, compone un apartado técnico para enmarcar.

Llegados a este punto del análisis, y dejando a un lado el modo campaña, destacamos el trabajo que Naughty Dog ha realizado para la vertiente multijugador. The Last of Us presenta esta opción de juego bajo el título Bandos, con dos modalidades que nos permitirán alargar la experiencia final de la propuesta (que nos puede llevar entre 12 y 14 horas dependiendo de nuestro grado de habilidad). En el multijugador del título no encontramos infectados en ningún momento, por lo que todos los combates transcurrirán entre humanos. El sigilo y la acción se dan la mano para crear un modo divertido e interesante, que funciona muy bien como extra para la campaña, pero que en ningún caso la sustituye o tiene mayor importancia.

De hecho, la inclusión de un modo multijugador en The Last of Us resulta de lo más curiosa si tenemos en cuenta que se trata de una obra destinada a contar una historia (Bioshock Infinite apostó por ello y fuimos muchos lo que aplaudimos esta decisión), por lo que hubiera resultado más valiente obviar esta modalidad. Con todo, el multijugador nos permite fabricar nuestras armas, movernos con cierta libertad para conseguir recursos y otros útiles que nos permitirán sobrevivir, si es que nuestros rivales no son más hábiles que nosotros. Robo de suministros y Supervivientes son los dos modos de juego que encontramos y sobre los que podéis leer más en nuestras recientes impresiones, tomadas directamente de la copia con la que hemos realizado todo el análisis.

The Last of Us, en resumen, es una propuesta excelente que nos mantendrá pegados a la pantalla intentando descubrir el devenir de Joel y Ellie en su periplo por los Estaos Unidos. Naughty Dog no se corta un pelo a la hora de ofrecer violencia explícita que nos hará apartar la mirada en más de una ocasión, influenciada por los textos de Cormac McCarthy o la cinematografía de John Hillcoat (quien, curiosamente, adaptó La Carretera a la gran pantalla).

La relación entre los protagonistas sirve como pretexto para ahondar en la visión del ser humano en un mundo destrozado, donde los que siguen con vida no se andan con miramientos a la hora de hacer lo que sea necesario para seguir sobreviviendo un día más. Aunque, como hemos dicho a lo largo del análisis, algunas mecánicas jugables terminan resultando repetitivas, Naughty Dog sabe dotar al conjunto de una carga emocional interesante que las difumina.

A la campaña principal conviene sumar un multijugador que es consciente de su función y se transforma en algo secundario, que complementa lo realmente importante, que no es otra cosa más que la trama de penurias de Joel y Ellie. The Last of Us pone el broche de oro a la generación y se convierte en un imprescindible para los poseedores de una PlayStation 3, a la que exprime a conciencia y con muy buena mano.

Lo mejor:

  • La relación entre Joel y Ellie.
  • El asombroso apartado técnico.
  • El gran escenario y contexto.
  • La dificultad de determinadas situaciones.

Lo peor:

  • Mecánicas jugables repetitivas en ocasiones.
  • Es posible afrontar los combates y el sigilo de formas muy similares.

95
Jugabilidad: 9
Gráficos: 10
Sonido: 10
Satisfacción: 9

Análisis

Naughty Dog cierra su paso por esta generación con una propuesta que explora la relación humana entre dos personajes, Joel y Ellie, destinados a convivir en un mundo destrozado y representado de manera excepcional por el portentoso apartado técnico del título. The Last of Us, aún con sus pequeños errores, consigue conjuntar una propuesta que los usuarios adultos de PS3 no deberían dejar escapar.