Análisis Shadow Warrior 2

75
Vuelve la acción más loca con una secuela superior al original
Por Antonio López 24 mayo, 2017

Llegó a compatibles hace ya algunos meses, pero hemos tenido que esperar hasta ahora para poder descubrir Shadow Warrior 2 en PS4. Tras la agradable sorpresa que supuso la entrega original, Flying Wild Hog vuelve a la carga con una secuela aún más frenética, que da mayor importancia a las opciones de personalización y que suma a la ecuación un modo cooperativo online la mar de divertido. El macarra de Lo Wang regresa para volver a llenar nuestra partida de chascarrillos y comentarios de mal gusto, algo que no hace más que enfatizar el aroma a serie B de toda la producción, algo con lo que no podría estar más satisfecho.

Shadow Warrior 2 se aleja de los tópicos del género para ofrecer una aventura de corte clásico, donde no faltan montones de enemigos en pantalla, miembros cercenados y cantidades industriales de sangre. Todo ello envuelto en una trama que sirve como excusa para desatar el caos en buena parte del juego, que no termina de ser todo lo notable que me gustaría por culpa de una omnipresente sensación de repetición y algunos fallos técnicos que le restan bastante encanto. No obstante, esta segunda entrega no busca más que ser un juego divertido y eso es algo que consigue durante buena parte de la campaña.

Armas, algo de RPG y mucho cachondeo

La trama de Shadow Warrior 2, como decía, no es más que una excusa para que comience el espectáculo. Lo Wang se gana la vida como mercenario y termina enfrentándose, una vez más, a hordas de demonios y enemigos que no tienen más intención que acabar con su vida. Todo con el objetivo de salvar a Kamiko, con la que mantendremos nuestros más y nuestros menos a lo largo del título. Flying Wild Hog aprovecha todo lo aprendido en el original y consigue llevar esta segunda entrega un paso más allá, dotando al conjunto de elementos RPG y de personalización que permiten al usuario afrontar los diferentes enfrentamientos de forma más o menos estratégica, algo que se nota incluso más en su vertiente cooperativa.

El arsenal que tenemos a nuestra disposición es enorme y cada arma responde a un propósito más o menos concreto. La combinación de espadas, cuchillas, katanas, armas de fuego y magia es de lo más interesante, aunque puede que los menús de gestión y personalización de inventario sean algo complejos, demasiado pensados para PC. El caso es que cada arma tiene unos atributos y se puede mejorar de tal forma que nos permite hacer frente a un determinado tipo de enemigo, por lo que estas opciones de personalización son bien recibidas. Lo mismo sucede con las propias habilidades de Lo Wang, que podemos editar y mejorar para que sea un mercenario mucho más eficaz a la hora de hacer frente a los demonios.

Conseguir experiencia y más objetos para nuestro arsenal es cuestión de avanzar en la trama, que nos invita a salirnos de la campaña principal para completar misiones secundarias que nos pueden dar como recompensa un botín épico o más puntos de experiencia para nuestro protagonista. Shadow Warrior 2 hace gala de escenarios abiertos repletos de detalles, generados de forma más o menos aleatoria y cargados de enemigos a los que masacrar. Y es aquí donde encuentro uno de los grandes peros del título, puesto que la repetición de mecánicas es tan destacada que termina por saturar. Moverse por el entorno y cruzarse con demonios cada vez más grandes y peligrosos es lo habitual y una cuestión que termina por restarle interés a la obra. Aunque pueda sonar extraño, lo divertido que puede llegar a resultar está casi a la par que lo monótono, por lo que influye mucho las ganas que tengamos de hincarle el diente.

No obstante, aquí entra en juego el apartado cooperativo online de Shadow Warrior 2, que eleva la diversión hasta niveles importantes. Y es que, aunque el juego en solitario es satisfactorio y muy de la vieja escuela (con salud que se regenera de forma manual e ítems que se recogen pulsando un botón concreto), es en su vertiente multijugador donde el título saca el máximo partido a sus posibilidades estratégicas. Hasta cuatro usuarios pueden unir sus fuerzas para plantar cara a los demonios en el que se antoja como el extra más interesante de toda la segunda entrega. El caos que se genera en estas partidas es más bestia de lo que podía imaginar, aunque el trabajo en equipo compensa cualquier mareo mental que pueda ocasionar tanta destrucción en pantalla.

Por lo demás, Flying Wild Hog adapta de manera notable el control a DualShock 4, aún cuando existen algunas combinaciones de botones que pueden volveros un poco locos a la hora de intentar hacer los movimientos más espectaculares. Puede que, como ya he comentado, la gestión de inventario y otro menús sean algo engorrosos, pero Shadow Warrior 2 es muy disfrutable en PS4. Los diferentes niveles de dificultad y la posibilidad de rejugar el título gracias a lo aleatorio de sus escenarios hacen que la duración de la obra esté bien ajustada, lo que sumado a la oferta de lanzamiento que ofrece el primer Shadow Warrior de forma gratuita no hace más que sumar puntos al conjunto.

En lo técnico, me sorprende que el estudio consiga ofrecer un resultado tan llamativo con el presupuesto que maneja. Shadow Warrior 2 no es ningún Triple A y aún así es capaz de mostrar entornos repletos de detalles, bien iluminados y con mucha personalidad. La mezcla de elementos orientales y de fantasía demoníaca es tan atractiva como en la primera parte, aunque cuando aparecen muchos enemigos en pantalla todo puede ser algo confuso. Las animaciones y los modelados de los diferentes personajes y criaturas son lo suficientemente buenos como para encajar bien dentro de un apartado gráfico que, sin ser un prodigio, cumple con las expectativas. Puede que la versión de PC sea superior en este aspecto, con texturas mejor terminadas, pero la versión que he jugado en PS4 tiene el nivel necesario. No están a la altura del conjunto los tediosos tiempos de carga, más extensos de lo que me gustaría.

Shadow Warrior 2 se queda algo cojo en lo sonoro, con una partitura musical que cumple su función pero no destaca y unos efectos de sonido que no están especialmente inspirados. El título llega a PS4 con audio en inglés y textos en español, por lo que para pillar los chistes y las bromas de mal gusto de Lo Wang debemos seguir unos subtítulos de tamaño estándar. No es que la trama del juego sea la más compleja, pero algunos de los chascarrillos son tan malos que tienen gracia y nadie en su sano juicio dejaría de lado comentarios que convierten al protagonista en alguien tan detestable como carismático.

En resumidas cuentas, Shadow Warrior 2 es un título que sigue sus propias reglas, que basa su jugabilidad en elementos clásicos de los FPS de antaño y que mejora lo visto en su entrega original. Es cierto que dista de ser un juego perfecto y puede terminar siendo repetitivo en su planteamiento de misiones y enfrentamientos contra demonios, pero los elementos RPG y un modo cooperativo la mar de divertido lo convierten en unas de esas propuestas alejadas del estándar que divierte y nos mantiene ocupados durante horas si somos capaces de dejarnos llevar por su particular sentido del humor, obviando sus defectos y abrazando los chascarrillos del amigo Lo Wang.

75
Jugabilidad: 7
Gráficos: 8
Sonido: 7
Satisfacción: 8

Análisis

Shadow Warrior 2 es superior al original, con un modo cooperativo tan divertido como se podía esperar. Es cierto que peca de ser repetitivo y que en ocasiones es un lío entender qué está sucediendo en pantalla, pero su particular sentido del humor, las posibilidades de evolución del protagonista y de su arsenal, así como su apuesta por ofrecer un shooter diferente, hacen del título de Flying Wild Hog un juego a tener en cuenta por los amantes de los FPS clásicos.