Análisis Risen 3: Titan Lords Enhanced Edition (PS4)

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¡Pasadlos por la tabla!
Por César Rebolledo 26 agosto, 2015

El género de las aventuras de piratas no es que haya sido nunca muy popular en el mundo de los videojuegos. Pocos se han atrevido a meterse en estas aventuras que, bien llevadas, podrían ofrecer una gran historia, una buena aventura y muchas posibilidades, con la excepción de algunas menciones honoríficas como la protagonizada por cierto individuo con capucha. Sin embargo, hay veces que alguien se atrave a dar un paso adelante con una ambientación pocas veces utilizada y nos sorprende con algo realmente bueno e interesante. Risen 3: Titan Lords Enhanced Edition… no es uno de esos juegos.

Este título es la reedición de Risen 3: Titan Lords para consolas de nueva generación y PC con lo que más o menos os podéis esperar lo mismo, pero con un supuesto lavado de cara y mejoras varias para solucionar algunos de los errores que hicieron de éste uno de los juegos más vapuleados del pasado año. Si queréis algo extra, también incluye los contenidos descargables puestos a la venta para la versión original de serie, además de (para los interesados) una lista de trofeos independiente del original, que presenta dos galardones extra.

En cuanto al apartado técnico, vamos a centrarnos en hablar de lo que Enhanced Edition ofrece en sí mismo y no en compararlo con la versión original. Dudamos que en ninguno de los dos casos podamos hacerle un gran favor al juego.

Nada más comenzar nuestra aventura, lo primero que hemos visto era cómo el protagonista quedaba atrapado hasta la cintura por el suelo que estábamos pisando y no, no responde a ningún motivo argumental, simplemente se quedó atascado y hubo que reiniciar la partida. En cuanto a las animaciones, lo único que existe para definirlas es “cutre”. En el mismo inicio, cuando tenemos que saltar por primera vez, somos testigos de una vergonzosa animación que sirve para ponernos en antecedentes de lo que nos vamos a encontrar.

Robóticas, ortopédicas, lentas, desastrosas, como prefiráis llamarlas, es simplemente imposible explicar lo terriblemente malas que son las animaciones y esto incluye (y aquí la cosa se vuelve bastante más grave) las de combate, los combos que usamos para golpear a los enemigos. Nuestro personaje golpea, pausa, golpea, pausa, golpea. Un maravilloso combo de tres golpes con una pausa inmensa entre cada ataque, que elimina toda espectacularidad del golpe, pese a lo llamativas que resultan las secuencias de eliminación de enemigos (que por otra parte, están bastante logradas y recuerdan a movimientos clásicos de peleas callejeras). La base del sistema de combate es tan terriblemente mala que empaña cualquier acción llamativa que podamos llevar a cabo en un enfrentamiento.

El modelado de los personajes y las texturas es igual de aberrante. Muchos personajes casi parecen trozos de plástico a los que se ha dado forma y se han animado ligeramente. Tampoco hace falta acercarnos mucho a los personajes para ver unas formas “angulosas” que no eran ya aceptables al final de la anterior generación, mucho menos ahora. Sí, aceptamos que si nos acercamos demasiado a algún objeto se pueden apreciar dientes de sierra, pero cuando se pueden ver tan claramente es simple y llanamente, dejadez y falta de trabajo.

Si al tema de las animaciones y la tristemente pobre presentación visual y su efecto en la fluidez del juego sumamos las mecánicas más genéricas que existen y una dificultad que va del “hola, soy un muñeco de entrenamiento” al “voy a golpearte constantemente porque me han programado mal y te vas a enterar”, la cosa sigue cayendo en picado.

Cuando parece que esto no puede empeorar, nos metemos en el argumento. Un prólogo que no tiene mucho sentido nos lleva a unas secuencias iniciales en una playa sin grandes explicaciones. Poco después un espectro, aparentemente, nos roba el alma y “morimos”, para ser resucitados poco después. La historia va girando y girando, rozando lo absurdo hasta límites bastante ridículos y cargados de tópicos genéricos.

Los supuestamente explorables escenarios son simplemente pasillos sobrecargados de elementos, hasta el punto de que resultan caóticos y complicados de explorar debido al pobre diseño de los entornos. Todos los jugadores de RPGs saben que hay una técnica básica que es “escalar” una pendiente a base de saltar para atajar camino, aunque no siempre es la ruta adecuada. En Risen 3, esta es la forma estándar de proceder.

La iluminación se suma al bloque de apartados nefastos que hacen del juego más un survival horror que un juego de mundo abierto, por lo horrible que resulta seguir avanzando. Al querer intentar una sofisticada combinación de luces en entornos selváticos, lo único que se ha conseguido es un batiburrillo de luces y sombras que obstaculiza constantemente nuestra percepción del entorno que nos rodea.

En lo que respecta al sonido, la banda sonora no es molesta, no tiene ninguna melodía que vayamos a recordar especialmente pero cumple su función de acompañamiento, subiendo a niveles intensos cuando la situación lo requiere. ¿Un punto del juego que se salva? Pues no, porque todo se viene abajo en cuanto un personaje abre la boca y escuchamos el deplorable doblaje del juego.

Vamos a evitar mencionar las voces que parecen sospechosamente parecidas (dentro de un RPG con gran cantidad de personajes no controlables esto no resulta tan extraño), pero la falta de expresividad de las actuaciones nos lleva a pensar que los actores simplemente han leído un montón de líneas, desconociendo el contexto en el que eran pronunciadas.

Risen 3: Titan Lords no fue lo que se dice un éxito entre la crítica o los jugadores y desde luego, su remasterización de nueva generación no es una de las buenas remasterizaciones. Las mecánicas de combate son superiores en cualquier indie, no existe fluidez a la hora de luchar, las animaciones son terriblemente mejorables y la exploración, debido al pobre diseño de los entornos, te quitan las ganas de jugar.

Teniendo en cuenta que esos dos puntos son los pilares del juego, os podéis imaginar cuál es la experiencia general. Digamos que si os regalan Risen 3: Titan Lords – Enhanced Edition, deberíais preguntar por el ticket. “Por si el juego estuviera estropeado”. Al que suscribe estas líneas no le gusta ser tan crítico a la hora de hablar de un juego, pero es que esto es uno de esos títulos que dan fuerza a los que se quejan de los refritos malos.

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Jugabilidad: 4
Gráficos: 3
Sonido: 4
Satisfacción: 3

Análisis

Risen 3: Titan Lords – Enhanced Edition no soluciona los problemas del original en la nueva generación. El cúmulo de desastres que conforman esta aventura sólo se arreglaría con varios meses de actualizaciones para hacer de él un juego que valga vuestro tiempo libre.