Análisis Red Goddess: Inner World

68
Un emotivo y divertido viaje al interior de uno mismo
Por Manuel Gimeno 13 julio, 2015

Las plataformas en dos dimensiones están de moda. Ya sea porque las tres dimensiones necesitaban un merecido descanso tras años de incesantes éxitos o porque su producción es mucho más costosa, lo cierto es que nos encontramos en un momento en la industria del videojuego en el que el desplazamiento bidimensional es una salida perfecta para contar cualquier tipo de historia con mecánicas diferentes, bien sean éstas enfocada a la acción, a los puzles o incluso al RPG.

Y además, este género ha logrado un auge sorprendente al mismo tiempo que se producía un crecimiento destacado en el sector del desarrollo independiente. Es justo el caso que nos atañe hoy con Red Goddess: Inner World, un proyecto del que os hemos ido informando poniéndoos al día de su progresión durante más de un año, y que tras un largo y duro recorrido de financiación y producción ya se encuentra disponible para PlayStation 4.

Dos dimensiones, plataformas y acción. Los tres pilares sobre los que se asienta la mecánica del juego, aunque esenciales y característicos para su desarrollo, no son lo que nos llama la atención a simple vista cuando nos ponemos a controlar a Divine, la peculiar diosa protagonista de la aventura. Y es que, dentro de ese manido ya uso del espacio bidimensional, Red Goddess: Inner World se arriesga con mucho acierto al salir de ese pixel art que domina la estética del género y ofrecernos un apartado artístico que da el salto hasta las 2.5 dimensiones.

Lo hace, además, con personalidad propia. El diseño de la protagonista y los diferentes entornos que componen las cuatro fases en las que se desarrolla el juego son atrayentes, y están repletos de colores llamativos que hacen agradable el acompañamiento visual durante las más de nueve horas que nos puede costar terminar Red Goddess: Inner World. Un aspecto que se expone en armonía con la historia que se nos presenta, pues logra transmitir a la perfección las luces y las sombras que residen en el interior de la diosa.

Y es lógico. Yanim Studio incubó en primera instancia Red Goddess como un proyecto enfocado a la animación, justo antes de saltar al plano interactivo. El mayor esfuerzo que el estudio realiza se focaliza en esta vertiente, y ciertamente el resultado acaba convenciendo. El mayor de los argumentos que esgrimía el estudio en Kickstarter ha acabado siendo, desde luego, la piedra angular sobre la que se asienta todo el juego.

Tal vez, la narrativa del título y el propio argumento que se nos trata de mostrar, sean el otro gran punto fuerte del proyecto. Siguiendo la línea de lo visto en The Cave, de Doble Finne, un narrador externo irá contándonos en perfecto inglés (de momento no hay subtítulos en español) todo lo que acontece alrededor de Divine, cómo trata de recuperar sus memorias y cómo éstas le devuelven sus poderes. Mientras tanto, oscuras criaturas se lo pondrán complicado, con recuerdos oscuros de un pasado que le atormenta y un conjunto de habilidades que aguardan latentes a que las descubramos para seguir avanzando en la aventura.

Mientras todo esto se va sucediendo, no seremos ajenos a un desplazamiento que se rige bajo la estructura del denominado avance metroidvania. En cualquier momento seremos capaces de volver atrás sobre nuestros pasos y llegar hasta aquella alejada plataforma que en un determinado momento no hemos podido alcanzar, y que ocultaba algún traje extra para nuestra diosa, por ejemplo. Como ayuda, el mapa del juego nos mostrará las zonas que hayamos ido recorriendo, siendo también una guía fácil para encontrar los necesarios cristales que tendremos que reunir para desbloquear la puerta que nos impide seguir avanzando.

Pero a pesar del objetivo de convertir Red Goddess: Inner World en un heredero natural de este aclamado subgénero, nos encontramos con que el diseño estructural de cada sección es algo plano. El apartado artístico trata de cubrir unas carencias en este aspecto con poco éxito, no porque el primero sea insuficiente, sino porque el segundo no acaba de estar a la altura de títulos similares como Guacamelee! o Outland (clara inspiración de Yanim Studio). Seguramente, un mayor empeño en desarrollar puzles nacidos en las plataformas hubiera dado como resultado un salto de calidad destacado en este sentido.

Y ya que nos referimos a Outland, es innegable la relación que hay cuando nos asomamos al combate. Muy pronto, justo en la primera sección del juego, Divine descubre cómo Miedo y Rabia (dos de las transformaciones con las que cuenta para derrotar a los enemigos) serán los mayores aliados a la hora de luchar, pero también la solución cuando toque avanzar a través de zonas aparentemente inaccesible. Sacar de nuestro interior a estos dos álter ego es una respuesta ideal para vencer a las criaturas que salgan a nuestro paso, y que estarán asociadas a los colores de ambos poderes, bien sea el azul o el rojo. De esta manera, una araña roja se podrá combatir con Rabia, mientras que un lobo azul podrá ser vencido con Miedo.

A pesar de que usar uno de estos dos poderes en el enemigo equivocado acaba por desembocar en una acción clásica de parry, (es decir, bloquear el ataque enemigo con un ataque propio) el caos acaba apoderándose de las peleas en más de una ocasión. Red Goddess: Inner World no es un juego fácil, al contrario, y es que morir será una constante a partir del segundo acto. La acumulación de enemigos de diferentes tipos acaba siendo el mayor problema al que nos enfrentaremos, y que nos empujará a llevar a cabo mejoras inmediatas tanto de la capacidad de vida como de maná.

Para construir todo lo relatado, Yanim Studio ha hecho uso del Unreal Engine 4, motor de momento algo lejos de la proliferación que disfrutó su anterior versión, pero que poco a poco empieza a ganar proyectos tan jugosos como Kingdom Hearts III, Shenmue III o Rime, éste último también de producción y desarrollo español. De esta forma, Red Goddess: Inner World se establece como uno de los primeros juegos que utilizan dicha herramienta, y a pesar de que en primera instancia el juego parecía algo inestable, el parche que se puso en funcionamiento hace escasos días acaba con la gran mayoría de los problemas técnicos existentes.

Se podría decir que, al final, la decisión de usar dicho motor termina siendo acertada viendo el resultado de Red Goddess: Inner World. Como primer proyecto de Yanim Studio, y con la capacidad presupuestaria y de mano de obra que se disponía, obtener un resultado así es ciertamente encomiable. El juego supone una gran base sobre la que asentar las ideas del estudio sus ideas en el futuro, y la propuesta interactiva es lo suficientemente interesante para que las horas dedicadas se transformen en buenos ratos de diversión.

68
Jugabilidad: 6.5
Gráficos: 7
Sonido: 6.75
Satisfacción: 7

Análisis

A muchos estudios de desarrollo les gustaría entrar en la industria del videojuego como lo ha hecho Yanim Studio con Red Goddess: Inner World. Nos encontramos ante un juego de plataformas en dos dimensiones que, pese a sus carencias, entretiene. Además, su apartado artístico demuestra que hay vida, mucha vida, más allá del “pixel art”.