Análisis One Piece: Burning Blood
Que One Piece es un éxito no lo duda nadie, con millones de fans a lo largo de todo el mundo esperando la publicación de un nuevo capítulo de su manga favorito. Este seguimiento se convierte ineludiblemente en una mina de oro en cuanto a diferentes productos se pueden hacer de la propuesta, desde películas a OVA, pasando por llaveros y muñecos. La obra de Eiichiro Oda cumplirá el año que viene nada más y nada menos que 20 años de publicación en la prestigiosa Shonen Jump, algo que seguramente se convertirá en un genial momento para dejarnos la cartera vacía a base de objetos para coleccionista. De momento nos llega otro juego basado en el popular manganime que deja de lado lo visto en la saga Pirate Warriors para centrarse en el género de la lucha pero… ¿estará este intento a la altura de lo que esperamos los fans de One Piece?
One Piece Burning Blood nos lleva directa y exclusivamente al arco de Marineford o, siendo más concretos, cuando Luffy y los demás piratas deciden entrar en la base de los marines para salvar a Portgas D. Ace, el hermano de Luffy, de su ejecución. Nos ha sorprendido el hecho de que a pesar de ser una obra tan extensa, el estudio haya decidido centrarse únicamente en ese arco de la trama, haciendo que todo el modo historia sea sobre lo mismo a pesar de tener cuatro caminos diferentes, con cuatro personajes y su particular punto de vista de la batalla.
Así pues nos encontramos con un modo historia, en el juego llamado Guerra Suprema, que únicamente se centra en un periodo corto de trama que recorreremos hasta cuatro veces con cuatro personajes diferentes. La dificultad en el modo historia, salvo en momentos muy puntuales, no representa un gran problema, puesto que la mayoría de los enemigos quedan completamente vulnerables al ser atacados constantemente. Por fortuna, dentro de cada historia existen una serie de capítulos extra que podremos desbloquear si cumplimos con ciertas exigencias, cuestión que aún no siendo gran cosa nos ayuda a darle un poco más de vida a este modo.
A nivel jugable nos encontramos con un título de combates variados, con diferente cantidad de personajes jugables por combate, con enfrentamientos de 1 VS 1, 1 VS 2 ó 3 VS 3 en los que podremos cambiar de personajes, algo que nos recuerda bastante al planteamiento de J-Star Victory, cuestión lógica que tenemos en cuenta que del desarrollo de Burning Blood se encarga el mismo estudio. Las similitudes llegan incluso al final de cada combate, donde obtenemos dinero y experiencia.
Aunque el modo historia es bastante sencillo, en los demás debemos pensar muy bien qué personajes principales y de apoyo, estos pueden darnos una gran ventaja con sus efectos, llevaremos a la batalla, algo debido a que será fundamental que aprovechemos personajes que abusen de los puntos débiles del rival. En One Piece Burning Blood contamos con un plantel de personajes jugables y de apoyo muy amplio. Aunque la gran mayoría corresponden al salto temporal de dos años que sufre la serie, nos encontramos también con personajes del momento temporal anterior a dicho salto, siendo un ejemplo de ello Luffy o Jinbe. La gran mayoría de personajes se desbloquean a medida que pasamos el modo Guerra Suprema, mientras que otros únicamente podréis tenerlos si os gastáis el dinero ganado en los combates.
Aunque contamos con modos online y de partida libre no vamos a profundizar en ellos ya que son los habituales en este tipo de juego, pero si nos vamos a parar un poco en el modo Se Busca y Guerra de Banderas. En el primero es donde posiblemente nos tiremos más horas subiendo de nivel a los personajes. En este modo se nos plantea derrotar a una serie de enemigos con ciertas condiciones tales como poder utilizar solo X personaje. Además de los carteles normales tendremos también acceso a carteles especiales o carteles limitados que obviamente son más difíciles pero cuya recompensa merece la pena. En la segunda opción destacada, Guerra de Banderas, tenemos que elegir a una tripulación a la que unirnos y surcar los mares invadiendo otras islas que están en posesión de las otras tripulaciones y quedárnosla para la nuestra. Para ello tenemos diferentes tipos de modos como la típica lucha contra la IA con una dificultad superior o contra otros jugadores. Este es posiblemente el modo más curioso y que más nos ha llamado la atención ya que se aleja a lo que hemos visto en otros juegos de One Piece.
Una vez más se sigue apostando por un estilo gráfico que se asemeja al dibujo de One Piece. Aunque se sigue usando la técnica del cel shading se han añadido trazos, dando un aspecto de dibujo simplemente espectacular. Como viene siendo habitual, el diseño y modelado de los personajes se mantiene a un nivel excelente en cuanto a recreación. Por otro lado tenemos una serie de escenarios por los que podremos movernos a nuestro antojo con algún que otro elemento interactivo, aunque resultan algo planos y sosos en ocasiones. Tanto los movimientos habituales de los personajes como sus movimientos especiales con los diferentes efectos visuales y los escenarios están muy bien recreados. Todo ello con una fluidez de gran nivel, sin que hayamos apreciado ningún tipo de bajada de FPS en ningún momento. Al igual que pasaba en Pirate Warriors, One Piece Burning Blood cuenta su historia a través de cinemáticas construidas y movidas con el propio motor gráfico del juego, así como a través de secuencias estáticas del anime. En cuanto al doblaje y apartado musical, contamos con una más que notable selección de temas aderezada con las voces del doblaje original japonés y textos en castellano.
One Piece Burning Blood es la primera incursión del mundo de One Piece en el género de lucha para PlayStation 4 y PlayStation Vita y todo parece indicar que ha llegado para quedarse. A pesar de tener un modo historia que podría abarcar algo más que un simple arco argumental, tenemos otros modos de juego que no solo aportan horas de contenido, si no que pueden asentar las bases para que vuelvan en otros juegos con algunos elementos actualizados y mejorados. Ya solo queda esperar para ver hacia dónde podría dirigirse lo que parece una nueva franquicia dentro del universo de Eiichiro Oda, puesto que Burning Blood tiene todos los elementos para ver expandirse en el futuro con nuevas entregas.