Análisis: Dirt Rally 2.0

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Analizamos el exigente nuevo título de Rallys de codemasters
Por Hernán Sánchez 26 febrero, 2019

 

 

 

Codemasters es una de las empresas más importantes en el desarrollo de videojuegos de simulación de conducción y carreras.

Desarrolladores de los últimos títulos de simulación de Fórmula 1  y sagas como Dirt o Colin McRae; han estrenado la segunda parte de Dirt Rally, un juego de simulación de Rallys lanzado en la primavera de 2015 para ordenadores y en primavera de 2016 para videoconsolas.

Dirt Rally 2.0, a diferencia de Dirt, también línea de videojuegos de Codemasters, intenta desligarse de una experiencia arcade y con ayudas, para enfocarse en una experiencia más realista, compleja y difícil.

Dirt Rally 2.0 es desafiante e intenso.

 

A juzgar simplemente por la pantalla del título,  Dirt Rally 2.0 es una experiencia más pulida que su predecesor. Los colores vibrantes y los mapas de escenario animados son mucho más atractivos que los tonos apagados del original. Los jugadores pueden ver las imágenes de archivo de los antiguos coches de rally antes de participar en un campeonato, lo que ayuda a conectar el juego a la rica historia del deporte.

La conducción de los coches se siente mucho más difícil de controlar, en gran parte porque Codemasters ha reelaborado la forma en que las superficies cambian a lo largo del escenario. Los coches de rally rivales dejan profundos surcos en el barro, por ejemplo, lo que crea un gran subviraje en el vehículo, haciendo de la conducción en condiciones adversas y cambiantes un desafío total.

Los jugadores deben analizar la superficie del escenario mientras avanzan a más de 200 kilómetros por hora, una hazaña que requiere una inmensa concentración. 

Al mismo tiempo, los jugadores tienen que concentrarse en las llamadas del copiloto, la superficie de la carretera, el desgaste de neumáticos, las reparaciones del coche, entre otras.

Cualquier error por pequeño que sea de habilidad o planificación, es castigado duramente en el juego.

 

 

 

Si todo esto suena un poco intimidante, hay una serie de asistencias que pueden activarse para ayudarte en cada etapa. Estos incluyen una función que puede reducir la gravedad de los daños por choques, por lo que los pequeños errores no dan lugar al desastre total de los vehículos

Al igual que con el primer Dirt Rally, el nuevo simulador de rally de Codemasters no es para jugadores ocasionales. Se necesita tiempo y dedicación para dominar el manejo realista del juego, pero eso lo hace aún más gratificante cuando finalmente se cruza la línea de meta en la parte superior de la tabla de clasificación.

Para los seguidores de las carreras de rally que buscan la experiencia más cercana a conducir un coche de rally fuera de participar en un evento real, Dirt Rally 2.0 es el juego que necesita.

 

Se incluyen nuevos vehículos y mapas que se expandirán en próximos DLC

 

 

Es complicado, complejo, requiere muchas horas conocer cada vehículo, cómo responde a cada pequeño cambio en el entorno y en los reglajes.

El paquete de Dirt Rally 2.0 contiene varias etapas nuevas e incluso más vehículos que su predecesor.

Codemasters ha creado seis nuevas etapas por las que los jugadores pueden volar a velocidades colosales.

Las etapas de Dirt Rally 2.0 son las más atractivas de la serie hasta la fecha, especialmente en mojado, y cada uno de los seis países representados son maravillosamente distintos entre sí.

Argentina se define por sus serpenteantes senderos de montaña y curvas enmarcadas por intimidantes paredes rocosas.

Los EE. UU. Cuentan con bosques húmedos y otoñales, mientras que la estética de Nueva Zelanda es un paisaje ondulante y costero. España ofrece una aventura totalmente sobre asfalto, y Australia es un viaje lleno de saltos enmarcado con árboles y prados de vacas.

 

 

Es un gran conjunto de ubicaciones y, con el debido respeto a la alineación original de Dirt Rally de Mónaco, Grecia, Gales, Alemania, Finlandia y Suecia, Dirt Rally 2. En este sentido, es mucho menos eurocéntrico (lleva a los jugadores a cuatro continentes diferentes en lugar de a uno solo). Sin embargo, parece extraño tener un juego de rally sin nieve o hielo.

A pesar de esto, es suficiente para ofrecer un contenido rico y visualmente espléndido. Gráficamente, el juego destaca mucho en su preciosismo con en el entorno de la carretera. Si es cierto, que podría hacer más al respecto de apreciar el desgaste y las roturas en los choques, pero son pequeños detalles que no comprometen al juego.

Junto con las seis etapas tradicionales, los jugadores podrán competir en ocho circuitos del Campeonato de Rallycross FIA.

A diferencia de un rally normal, donde los conductores compiten de punto a punto, los eventos de rallycross tienen lugar en pequeños circuitos que presentan una mezcla de asfalto y superficies de tierra.

Codemasters planea expandir el número de etapas y pistas de rallycross a través de paquetes descargables, DLCs de pago en los próximos meses.

 

 

 

El modo Carrera, o Mi equipo, es similar al Dirt Rally original, y les asigna a los jugadores la construcción de un garaje y un equipo. Es un poco más superficial que Dirt 4, que incluye patrocinios y diseños de equipo, y por alguna razón, tendrás que estar en línea para acceder.

El modo de carrera es un poco mezquino con el dinero en efectivo, pero también hay una colección de campeonatos independientes a los que puedes lanzarte directamente, lo que es una concesión decente para aquellos con menos tiempo para moler y micromanage. La serie oficial de World RX se incluye para ser jugada inmediatamente también. Se presentan ocho pistas, y Catalunya, Silverstone y Mettet hacen su debut aquí.

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Jugabilidad: 8.9
Gráficos: 8.5
Sonido: 7.5
Satisfacción: 7.5

Análisis

Dirt Rally 2.0 supone una evolución gráfica y de sensaciones al volante respecto a su anterior entrega. Continúa en la línea marcada por este y que le diferencia de Dirt, la otra saga de Codemasters, en cuanto a la búsqueda por una sensación realista, además de conllevar esto una mayor dificultad. Dirt Rally 2.0 se convierte en una experiencia desafiante e intensa.