Análisis Battlefield Hardline (PS4)

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Vuelve la franquicia, ahora con policías y ladrones
Por Redacción LaPS4.com 17 marzo, 2015

Tras un año 2014 en el que la franquicia Battlefield estuvo ausente de las tiendas, nos llega una nueva entrega de la saga de Electronic Arts que deja de lado lo visto en títulos recientes y apuesta por un tema y un fondo de lo más interesante, aunque con determinadas irregularidades. Los conflictos bélicos contemporáneos y los ejércitos más sofisticados y letales del mundo ceden su puesto a policías y ladrones, que luchan por hacerse con el botín o por defender la justicia a su particular ritmo.

Visceral Games recoge el testigo de DICE en Battlefield: Hardline, aunque los suecos han participado en diferentes aspectos de la vertiente multijugador competitiva, que sigue siendo la gran protagonista de la franquicia. No obstante, para contentar a un público cada vez más exigente con las campaña en solitario, los creadores de Dead Space han apostado por una historia que bebe de las mejores ficciones televisivas del género policiaco de los últimos años, dando como resultado un título que dividirá a los aficionados a la saga entre aquellos que aman la idea o la detestan.

Battlefield: Hardline nos cuenta la historia del detective Nick Mendoza, un tipo que trabaja en la división antinarcóticos del departamento de policía de la ciudad de Miami y se ve envuelto en conspiraciones, casos de corrupción y tráfico de drogas a gran escala. Al igual que en las grandes series del género, la resolución de la trama y de los diferentes conflictos entre personajes resulta esencial para disfrutar de una buena experiencia, por lo que no diremos mucho más al respecto para evitar destaparos algunas de las sorpresas que vais a encontraros. Visceral Games afronta la compleja misión de realizar una campaña que llame la atención y entre por los ojos, objetivo harto complicado si tenemos en cuenta que el jugador medio de Battlefield ignora por completo el modo campaña y da el salto a la vertiente multijugador casi desde el primer día.

Aquí nos encontramos con un grupo de intérpretes (entre ellos, a Alexandra Daddario) que hacen su función de maravilla y permiten que el jugador afronte las escenas cinemáticas como si de una serie de televisión o de una película se tratase. Las referencias son innumerables y pronto descubrimos que propuestas como Justified han ejercido una gran influencia sobre el guionista de la obra. De hecho, una de las productoras de la mencionada ficción, Wendy Calhoun, hace las veces de asesora del modo campaña, por lo que ya podéis imaginar lo que nos espera: acción, tramas con giro final y personajes más duros que el acero.

Siguiendo con su marcado carácter televisivo, Battlefield: Hardline divide su historia en 10 misiones principales que hacen las veces de capítulos, como si de una temporada se tratase. Cuando comenzamos a jugar vemos aquello de «anteriormente en», mientras que tras dar por finalizada la sesión de juegos aparece «próximamente en». Cada misión tienen un desarrollo claro y una conclusión, lo que satisface en buena medida las exigencias narrativas de la obra. No obstante, hemos notado importantes bajadas de ritmo a lo largo de la campaña y momentos que no generan más que indiferencia en el jugador.

Y es que, como descubriréis si optáis por jugar la campaña, Visceral Games ha incluido numerosos tramos de sigilo o de exploración, algo que no gustará a todos los usuarios y que termina por romper el espectáculo de acción que debería ser un título que pertenece a la franquicia Battlefield. No obstante, son de agradecer las buenas intenciones de la compañía, por lo que el resultado final es una sensación intermedia entre entretenimiento y ligera decepción que, al menos, abre una nueva vía de escape para la franquicia de Electronic Arts. Para completar la historia principal necesitaremos de entre seis y ocho horas de juego, dependiendo siempre de la habilidad del usuario y del nivel de dificultad elegido.

Ya entrando en materia jugable, la campaña de Hardline nos permite descubrir algunas cuestiones interesantes en lo relativo al armamento y los gadgets. Destaca sobre el resto el uso de la pistola eléctrica o taser, que nos permite silenciar a los enemigos sin matarlos, lo que nos otorga más puntos de experiencia (que nos vendrán de perlas para el multijugador). También tenemos una serie de accesorios, como el gancho o la tirolina, que nos permitirán movernos por los escenarios más libremente. Por lo demás, acción a pie y en diferentes vehículos, desde coches policiales hasta lanchas, orquestando escenas de acción de lo más resultonas.

A lo largo de la campaña también podremos utilizar el dispositivo móvil del protagonista para escanear el entorno y buscar pistas que nos ayuden a resolver los diferentes casos abiertos. Una suerte de coleccionables que también aportan variedad a la propuesta, aunque su búsqueda puede resultar terminando de lo más pesada. También destaca la posibilidad de realizar detenciones, lo que nos reportará más experiencia. Los variados modos de acabar o detener a los enemigos resultan interesantes, aunque como ya hemos destacado falla el ritmo en muchos momentos y se echa en falta algo más de espectacularidad. En la vertiente técnica, no obstante, descubrimos que Hardline se mueve muy sólido a 900p y 60 FPS, sin problemas de bajada de frames, al menos en su vertiente monojugador.

Llegados a este punto, y aunque las comparaciones son odiosas, descubrimos que las escenas cinemáticas del título rinden a muy buen nivel, sobre todo en lo que a animaciones faciales se refiere, pero el trabajo de Hardline queda algo por debajo de lo visto en Call of Duty: Advanced Warfare en su campaña, que hasta ahora sigue siendo el rival a batir en el género shooter. En lo referente al apartado sonoro, este Battlefield ofrece un notable doblaje al español, con un trabajo de los actores de doblaje de lo más acertado, sobresaliente por momentos. La banda sonora resulta algo menos destacada, aunque cumple su función, al igual que los atronadores efectos de sonido. Todo esto, no obstante, quedaría como una simple anécdota de no ser por el multijugador de la obra, el ingrediente principal de la receta y el verdadero motivo por el que los aficionados a la saga se adentran en la misma y del que os hablamos en la página siguiente.

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Pero tras todo lo dicho, si por algo se ha caracterizado siempre la saga Battlefield es por un multijugador diferente que lograba distanciarse de la competencia para llegar a ofrecer una forma más táctica de llevar a cabo intensos enfrentamientos entre facciones. Battlefield Hardline no es distinto a los anteriores juegos en este aspecto, pues la estrategia está presente en todo momento. Sin embargo, nos equivocaríamos mucho si la perspectiva con la que miráramos esta entrega fuera la misma que la que usamos para disfrutar de juegos como Battlefield 4, pues ante nosotros tenemos un producto que, pese a intentar conservar la esencia, no se esconde al evidenciar que el planteamiento inicial es bastante diferente.

Entrar en el modo multijugador de Battlefield Hardline supone hacerlo esta vez alejado de los grandes campos de batalla bélicos a los que nos ha estado acostumbrando DICE durante todos estos años. Estos escenarios dejan paso a espacios algo más reducidos y urbanos, pero también descubrimos que los ejércitos son sustituidos por la lucha permanente que tiene lugar entre las fuerzas policiales y los delincuentes. Entender ésto en primer lugar es importante para poder disfrutar de una experiencia de juego satisfactoria que coloque nuestras expectativas a la altura real de lo que quiere ofrecer en esta ocasión Visceral Games.

¿Y qué significa esto exactamente? Pues además de que la fisonomía de los mapas sufre un cambio lógico para adaptar el terreno a situaciones creíbles entre ambos bandos, el armamento, los artilugios y los vehículos van en consonancia también con las posibilidades y el tipo de acción de ambas facciones. Es por ello que, evidentemente, en Battlefield Hardline no encontraremos tanques pesados, cazas, bombarderos o demás maquinaria de guerra pesada, sino más bien coches de policía, furgonetas, helicópteros ligeros o motos rápidas. Todo ello forzando también un cambio que lleva a los vehículos a una vertiente más de transporte que de ataque o defensa.

Justamente la primera virtud del multijugador de Battlefield Hardline se encuentra en los mapas diseñados para la ocasión. Un total de nueve escenarios nos esperan, y aunque la cantidad nos parece algo limitada para aguantar el juego durante tiempo sin los contenidos de descarga posteriores, lo cierto es que su concepción es más equilibrada que en anteriores entregas. Y esta afirmación surge cuando vemos que el paso a la acción es mucho más directo, eliminando en su mayor parte las grandes distancias que a veces impedían mantener un ritmo constante de diversión.

Los motivos que presenta estos mapas son además bien distintos. Mientras que El Centro o Asalto al Banco presentan zonas urbanas en pleno centro de la ciudad, Trampa de Arena y Aguas Revueltas nos ofrecen la implacable sequedad de la arena o la dicotomía entre desplazarnos por el agua o por el asfalto, respectivamente. Ejemplos de que variedad hay en cuanto a tipos de mapas, y es que incluso tendremos otros mucho más reducidos como Hollywood Heights o Plantación que serán el lugar ideal para ejecutar en ellos los modos de juego más íntimos con los que cuenta Battlefiled Hardline.

Por supuesto, levolution vuelve en esta nueva entrega, y lo hace en la misma línea que en Battlefield 4. En varios escenarios y dependiendo del modo de juego, nos acostumbraremos a ver una grúa derrumbarse o que una tormenta de arena aparezca de repente para cegarnos por completo y limitar así nuestra visión. Eventos metereológicos y accidentes fortuitos que acompañarán a la interacción básica de escenarios, como es el hecho de abrir y cerrar puertas o accesos y subir o bajar de ascensores. Pequeños detalles que se agradecen y, aunque no se ha profundizado en exceso en este tema, siguen dando un discreto plus de estrategia que está disponible para quien quiera (o pueda) usarla en su propio beneficio.

Aunque por supuesto, de poco sirven los mapas sin varios modos de juego que les acompañen. En Battlefield Hardline contaremos con una totalidad de siete modos (ocho, si sumamos la variante de conquista a gran escala para 64 jugadores) que reúnen algunos clásicos de la franquicia con algunas innovaciones que, de nuevo, se adaptan al conflicto entre policías y ladrones. Y empezando con las novedades, descubrimos Atraco, un modo en el que los ladrones deberán entrar en ciertas zonas para robar dos paquetes y llevarlos hasta la zona de evacuación con dentro de un tiempo límite y de unos determinados tickets. Podríamos hablar de que esta situación mezcla conceptos del clásico modo asalto o de capturar bandera, pero con un toque original que lo convierte en una de las opciones más sugerentes a la hora de zambullirnos en el multijugador del juego.

[break=Página 3]Sin embargo, el mayor atractivo de las novedades no se encuentra aquí, sino en Puente y Dinero Sangriento. Puente supone la modalidad que da una vuelta de tuerca a conquista, estableciendo algunos vehículos del mapa como bases y teniendo que conducirlos y correr con ellos para sumar puntos para el equipo. Un modo éste que nos permitirá vivir situaciones totalmente locas, y que de buen seguro será uno de los mayores atractivos de esta entrega. Y en el mismo sentido de originalidad y diversión encontramos Dinero Sangriento, donde el objetivo será el de recoger dinero de un punto en concreto del mapa para llevarlo a nuestra correspondiente pila de efectivo, ganando el equipo que más dinero aglutine antes de que acabe el tiempo. Por supuesto, robar el dinero directamente del enemigo y llevarlo a nuestra base será una opción tan emocionante como tremendamente arriesgada.

Y dejando estos tres modos de juego de lado, la vertiente competitiva de Battlefield Hardline acaba por cerrarse con Rescate y Punto de Mira. Ambos tipos de partida con cinco jugaodres por equipo, tienen como finalidad ofrecer partidas intensas, cortas y extremadamente tácticas en espacios de acción mucho más concretos, pero eso sí, bajo la condición de muerte permanente. El primero estará enfocado al rescate o retención de dos rehenes, mientras que en el segundo las fuerzas del orden deberán llevar a un importante testigo armado (un jugador del equipo) a zona segura cruzando todo el mapa. Tal vez ambas modalidades estén reservadas para aquellos usuarios que busquen una colaboración muy elevada, pues sin una buena comunicación y un objetivo claro común, las partidas pueden resultar algo frustrantes justo por la ausencia de reaparición tras morir.

Por último, con Conquista, Conquista Grande y Todos Contra Todos se reviven los clásicos modos de la saga, aprovechando además la ocasión para hacer gala de los 64 jugadores que puede llegar soportar el juego. Conquista en concreto sufre algún que otro problema, y es que tal vez por la limitación evidente del repertorio de vehículos ofensivos se torna algo más aburrida que en Battlefield 4, ya que la infantería reúne casi todo el protagonismo en estas situaciones al relegar a coches, motos y helicópteros prácticamente a mera labor de transporte de tropas.

Pero más allá de toda esta enumeración de mapas y modos, a los jugadores más experimentados de la franquicia les interesarán otros asuntos menos evidentes (pero igual de importantes), y que en el caso de Hardline lo desmarcan claramente como un producto alternativo al que se viene ofreciendo en Battlefield. Y es que por ejemplo, es de recibo señalar que, curiosamente, Battlefield Hardline es la entrega que más puede explotar el concepto de trabajo en equipo. Modos como Rescate o Punto de Mira son complicados de jugarlos sin una alta compenetración, pero también Dinero Sangriento o Atraco ofrecen multitud de posibilidades y estrategias con las que abordar la partida. Además, el carácter menos ofensivo de los vehículos y su función más recurrente de transporte hace que tengamos que estar pendientes de nuestros compañeros, dejando de lado por completo la idea de hacer la guerra por nuestra cuenta.

El problema de todo esto radica al final justo en algo que comentábamos anteriormente: la poca cantidad de mapas y modos de juego. Creemos que la vida útil de este título (a la espera de más contenido adicional) estará cimentada en los modos Atraco, Puente y Dinero Sangriento, dejando Rescate o Punto de Mira como opciones esporádicas y Conquista y Todos Contra Todos como alternativa típica y mucho menos apasionante.

Y a todo esto hay que añadir ciertas características únicas del juego que aportan variantes táctica interesantes. Es el caso del gancho de arpeo y la tirolina; el primero tiene el fin de poder escalar paredes elevadas y el segundo de lanzarnos en tirolina desde posiciones elevadas. Estos dos artilugios nos permitirán alcanzar zonas que el enemigo tiene tomadas por sorpresa o escapar rápidamente llevando con nosotros el dinero o el paquete objetivo. Es cierto que su uso es esporádico, pero estar atento a su situación en el mapa (y la de armas más potentes y lanzamisiles de todo tipo) puede decantar la balanza a nuestro favor en más de una ocasión. También tenemos la opción de noquear a enemigos en pleno combate para revelar la posición de sus compañeros en el mapa, pudiendo usar esta opción como alternativa muy útil en caso de tener tiempo suficiente como para ejecutarla.

Es de recibo también comentar que las clases que dispone Battlefield Hardline son de las más diferenciadas que hemos visto hasta la fecha en la franquicia. Siempre hay labores que los usuarios emplearán más y otras que menos, pero las cuatro (operador, mecánico, especialista y tirador) son lo suficientemente distintas como para que tenga sentido usar una de ellas para una determinada labor. De esta forma, se acabaron ciertas armas comunes para todas las clases, con lo que nos encontraremos fusiles de asalto en el operador, carabinas en el mecánico, escopetas en el especialista y rifles de francotirador en el tirador. Por supuesto, cada una de ellas tendrá accesorios tan variados como en anteriores entregas, y cada clase contará con artilugios específicos que permitarán sacar el máximo partido a cada una de ellas.

Este conjunto de características denotan una variación clara en el desarrollo, pero no tanto en las reglas de juego. De esta forma con Battlefield Hardline no veremos una innovación destacada, sino que todo girará en torno a cambios de objetivo y la limitación de las armas y accesorios como resultado del cambio de facciones. De hecho, aunque sepamos lo que es el juego, será complicado no pensar en cualquier momento que necesitamos ésa o aquélla opción que si encontrábamos, por ejemplo, en Battlefield 4.

Por último, en el momento de analizar el juego y durante los primeros días de apertura de servidores, éstos han funcionado correctamente, sin ningún problema o incidencia que nos ponga en alerta ante su normal desarrollo. Seguimos teniendo además el soporte de la plataforma Battlelog para nuestras estadísticas, personalización y gestión de partidas; y el modo comandante ha pasado a denominarse modo hacker, con el mismo objetivo que en la anterior entrega.

En cuanto al nivel gráfico, la vertiente multijugador baja algo en cuanto a calidad con respecto a la campaña, estando más o menos a la altura lo visto en Battlefield 4, sin ninguna evolución aparente. Eso sí, el sonido vuelve a ser igual de espectacular que siempre, manteniendo elevado uno de los activos más diferenciatorios de la saga y que permite aumentar la inmersión en las partidas de forma contundente.


Escrito por Antonio López (campaña) y Manuel Gimeno (multijugador).

80
Jugabilidad: 7.5
Gráficos: 8
Sonido: 9
Satisfacción: 7.5

Análisis

Visceral Games ha querido desmarcarse de las grandes batallas a campo abierto de la saga para ofrecer una serie de conflictos en los que sin duda manda el combate de infantería. El multijugador sigue siendo tan táctico y divertido como siempre, aunque echamos en falta la potencia de unos vehículos que sabemos que no tienen cabida en la lucha entre policías y delincuentes. Por último, pese a que la campaña ofrece aspectos interesantes, en ocasiones baja demasiado su ritmo.