Análisis Assassin’s Creed IV: Black Flag (PS4)

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Al abordaje de la siguiente generación
Por Manuel Gimeno 26 noviembre, 2013

Hace escasas semanas analizamos en LaPS3 todas las características que rodeaban a Assassin’s Creed IV: Black Flag en PlayStation 3. La última entrega de la saga que supone ya el buque insignia de Ubisoft, aterrizaba en las consolas de la actual generación para proponer una historia ambientada en la persecución de los antaño corsarios, consiguiendo que su evolución (o involución) a la piratería creara un conflicto que hoy en día sigue generando ríos de tinta y metros de celuloide.

En el aspecto jugable, Assassin’s Creed IV: Black Flag cogía una de las mayores innovaciones de su anterior entrega para proponer una aventura que quedaba rodeada de agua por todas partes. Y es que los mares del Caribe se establecen como el lienzo desde el cual somos capaces de hacer uso de las herramientas que se nos ofrecen, y que en este caso suponen nuestra Jackdaw, la navegación con ella y las batallas navales contra las naciones europeas, principalmente.

Tal vez, el acercamiento al género sandbox más decidido que ha realizado la distribuidora y desarrolladora gala hasta la fecha. Un movimiento que consigue aunar virtudes tanto de ese género como de la acción y la aventura. Con limitaciones en ambos, es cierto, pero generando una sinergia que permite considerar a Assassin’s Creed IV: Black Flag como una de las entregas más completas que se han visto en esta franquicia.

Ahora, con PlayStation 4 a punto de salir al mercado, nos encontramos con la versión del juego para esta siguiente generación que no tardará nada en dar comienzo, viendo ejemplos de lo que seremos capaces de observar en muchos de los juegos que están por llegar. Evidentemente, hablamos de mejoras gráficas en la mayor parte de los casos, en animaciones más cuidadas o detalles más pulidos, pues por lo demás es el mismo título que podemos encontrar en PlayStation 3.

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En la ya mal llamada guerra de las resoluciones y de las imágenes por segundo, todas estas nuevas versiones merecen una mención en este aspecto, y Assassin’s Creed IV: Black Flag no podía ser una excepción. Después de recibir la actualización correspondiente que será descargada mientras jugamos al título, el juego logrará verse a una resolución de 1080p con una tasa de frames extremadamente estable, algo que visualmente supone una de las mayores diferencias que se puedan apreciar entre juegos de la actual y siguiente generación.

Porque a partir de que la resolución aumente, los detalles que podemos descubrir de las exuberantes selvas, del mar, de los efectos climatológicos o lumínicos se convierten en un hecho sobre el que recrearse y dedicarse a observar durante un buen periodo de tiempo. Es realmente una delicia poder apreciar las diferencias entre ambas versiones, pues se saca un gran partido a la belleza artística que siempre ha tenido la saga, pero que en esta edición cuenta además con el encanto que siempre desprende el mar.

Como era de esperar, las texturas en los modelados de los personajes se ven mejoradas, así como también las del entorno que nos rodea. En general, podríamos decir que la definición aumenta de forma drástica, eliminando en muchas ocasiones el clásico efecto de bruma que se solía usar para quitar imperfecciones o para tapar las limitaciones de las consolas actuales.

Pero además, y como más de una vez hemos comentado, la generación que viene es una generación de detalles y de efectos. Aquí es dónde realmente vemos las diferencias, como el uso de un humo con mucha más carga de detalle al disparar las armas, tanto de Edward Kenway como de los barcos en las batallas navales. Lo mismo ocurre con el agua, que si ya contaba con unas buenas físicas en PlayStation 3, en PS4 muestra una solidez destacada que viene acompañada por el aumento de resolución producido.

Más allá de estos detalles y de unas animaciones algo más suaves en el combate cuerpo a cuerpo, nos encontramos (como hemos dicho anteriormente) ante la misma versión que pudimos ver en PlayStation 3. Incluso en ambas consolas contaremos con contenido adicional exclusivo para las plataformas de Sony con el que alargar la aventura un poco más. Se trata de la historia de Avelline, protagonista de Assassin’s Creed III: Liberation, que nos ofrecerá algunos detalles que girarán en torno a la historia principal del juego.

Pese a que hemos quedado satisfechos con el resultado visto, como viene ocurriendo en muchas de las versiones que están a caballo entre las dos generaciones, se atisba una limitación importante al dedicar los esfuerzos a optimizar las versiones que más parque de consolas instaladas hay ahora mismo en la actualidad. Assassin’s Creed IV: Black Flag cuenta con un acabado correcto en PlayStation 4, pero habrá que esperar a la siguiente entrega -seguramente- para ver realmente de lo que es capaz Ubisoft con PlayStation 4 y Xbox One.

85
Jugabilidad: 9
Gráficos: 8
Sonido: 9
Satisfacción: 8

Análisis

Assassin's Creed IV: Black Flag navega hasta PlayStation 4 para mostrarnos una versión que cuenta con mayores detalles gráficos y técnicos que los observados en PlayStation 3. Sin embargo, no supone una revolución drástica que evidencie el salto generacional producido.