Análisis Anarchy Reigns

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Platinum games nos trae este nuevo juego de peleas en línea en medio de la anarquía conceptual.
Por Manuel Gimeno 8 enero, 2013

A toda aquella ausencia de estado de derecho que rija las directrices de funcionamiento de cualquier civilización se le denomina anarquía. Un vacío de normas y de leyes que transforma a la sociedad dada la necesidad de subsistir en base a las propias necesidades de uno mismo, y que pueden entrar en conflicto con los intereses de los demás. Porque el estado desparece y deja de velar por el imaginario colectivo, porque el instinto la supervivencia emerge como única garantía de sobrevivir ante el cruce de intereses sin norma que los controle.

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Pero la definición estricta seguramente no sea la que refleje con precisión el ejemplo que en estos momentos nos atañe. La renegación a todas luces de un orden establecido en cambio, sí. Y es que Anarchy Reigns se presenta ante nosotros como la propuesta más irreverente encauzada en un género de acción, pero no por su concepto –que como trataremos de explicar en las siguientes líneas bebe de la esencia más clásica de esta clase-, sino por su enfoque totalmente online que trata de explotar al máximo las características que en ella residen.

Pero puestos a buscar algún tipo de referencia con la que entender los principios que asientan todo el desarrollo de dicho título, nada mejor que echar un vistazo al extenso currículum que Platinum Games ha ido ampliando a lo largo de la actual generación. Qué duda cabe al pensar que mucha de la estética y los conceptos que de aquí se extraen tienen su referencia en juegos como Vanquish o Bayonetta (cada uno en una determinada parcela), y sobre todo de MadWorld, cuyo protagonista además formará parte de una de las dos perspectivas que componen la campaña.

Una carta de presentación impresionante, sin duda, pero que no es necesaria para todos aquellos que conocen del trato que dispensa este estudio japonés bajo la tutela de SEGA a la hora de cuidar cada uno de los títulos que en ella nacen. Nuestra ha sido la labor pues de establecer cuál es en esta ocasión la valoración sobre la forma de proceder, viendo a continuación si Anarchy Reigns guarda algún tipo de relación en cuanto a calidad con todos aquellos juegos que Platinum Games ha ido ofreciendo a lo largo de la presente etapa tecnológica.

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Campaña

Pese al enfoque altamente online que goza dicho título, Platinum Games ha querido dotarle de un cierto contexto que dé sentido a la campaña para un solo jugador que se ofrece entre las distintas opciones de Anarchy Reigns. Una suerte de elementos argumentales que, pese a no disponer de una solidez que traslade al juego a otra dimensión, sí dan sentido a la estética y al carácter que se desprenden de todos y cada uno de los personajes que pueden ser empleados en los diferentes modos que posee el título.

De esta manera, nos situamos en medio de un ambiente totalmente post-apocalíptico en el que las cruentas guerras entre las principales potencias han asolado todo el planeta, dejando a su paso una estela de infortunios sobre unos habitantes que arrastran las secuelas que desencadenaron los componentes químicos tóxicos con los que cada bando pretendía acabar con sus enemigos.

Esta sucia forma de intentar mermar los efectivos militares y los civiles que conformaban cada una de las sociedades dio pasó a un conjunto de seres endebles cuya supervivencia dependía del uso de la nanotecnología en su cuerpo, que conseguía salvar todos los problemas genéticos heredados de las secuelas de aquellos conflictos bélicos años ha acaecidos.

En este marco pues se sitúa la historia de Jack (protagonista del primer juego desarrollado por Platinum Games, MadWorld) y Leo, dos hombres que por diferentes motivos y desde distintos encargos buscan en Altambra a Maximillian, un ex miembro de la División de Crímenes Importantes que vaga sin rumbo y totalmente ido, suponiendo una grave amenaza para todos dado su excelente equipamiento y sus certeras habilidades vastamente contrastadas durante sus años de servicio.

Sin embargo, más allá de este planteamiento no encontraremos en ambas perspectivas (ya sea la de Jack o la de Leo) ningún elemento argumental que nos llame la atención ni que nos marque en ningún momento. La historia planteada se entiende a todas luces una simple excusa para desplegar sobre ella un modo campaña que sirva de amplia introducción para el verdadero objetivo que es la faceta online.

En la misma línea asistiremos además a una narrativa realmente pobre, con unos diálogos totalmente insulsos y acordes a la poca profundidad que posee dicho apartado. No ayuda tampoco a ello un doblaje que aporta una tonalidad y énfasis totalmente inanes, más una gesticulación ciertamente escasa que sin embargo sí que concuerda con la estética y el carácter de seres mestizamente artificiales que conforman a nuestros protagonistas.

En medio de estos menesteres es donde tendremos la opción de elegir cada uno de los dos puntos de vista a través los cuales vivir la escueta historia que nos llevará unas 3 horas por cada personaje, reforzando el marcado sentido introductorio al que hacíamos referencia antes, y donde prima sin ningún género de duda la premura por la consecución de cada batalla por encima de cualquier otra cosa.

Acompañaremos pues a Jack o a Leo en la Senda Negra o Senda blanca (respectivamente) durante 4 fases que se desarrollarán en campo abierto, dando cierta libertad de acción que podrá ser correspondida con pequeños elementos coleccionables en forma de 5 cajas fuertes por mapeado, y que con su apertura darán contenido adicional al que podremos acceder cuando queramos en el menudo principal del juego.

Mientras tanto, en estos escenarios acudirán hacia nosotros ingentes hordas de enemigos que no conocerán fin, y que servirán sobre todo para conseguir la puntuación necesaria mediante la cual ir desbloqueando los distintos tipos de niveles que existen en cada una de estas localizaciones. De esta manera, contaremos con 3 misiones libres y otras 3 relacionadas con la historia, siguiendo la tónica en todos los escenarios en los que nos adentremos.

Una excusa –como repetimos- que simplemente trata de contextualizar todo el elenco de elementos que constituyen un modo para un solo jugador que nos muestra todo lo que podemos hacer bajo el control de estos dos protagonistas, pero que también es necesario para explicar en cierta manera el porqué de las armas que poseen los personajes con los que lucharemos en los distintos modos de juego que tieneAnarchy Reigns, y la forma de emplearlas en el apartado competitivo del multijugador online.

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Jugabilidad

Pese disponer todo este despliegue de medios que forman el aprendizaje necesario para plantar cara a los enemigos que nos encontremos en la red, lo cierto es que la profundidad del sistema de batalla es cuanto menos escasa. No encontraremos en él las virtudes por las que destacaron otros juegos de Platinum Games, así como tampoco la originalidad ni el dinamismo en los trazos principales que en sus esquemas se podía entrever.

Y esto ocurre por una sencilla razón, la evidente búsqueda por parte de esta desarrolladora de un compendio de movimientos sencillo cuya curva de aprendizaje sea asequible para que todo jugador que se atreva a cruzar las puertas del modo online pueda desde el primer momento tener las armas suficientes como para plantar cara a los jugadores más curtidos tras horas y horas de perfeccionamiento en su habilidades.

Así pues, nos encontraremos con combinaciones de golpes de corta duración, y cuyos enlaces brillarán por su ausencia. No veremos largas cadenas de envites, más allá de no cesar en el hostigamiento al rival desencadenando los ataques más poderosos mientras coordinamos adecuadamente las órdenes con las acciones evasivas del contrincante. Estas potentes ofensivas vendrán de la mano de una barra de carga que rellenaremos desplazándonos o golpeando al rival, y cuyo uso transforma los dos tipos de golpe existentes (normales con cuadrado, potentes con triángulo) en auténticos ataques devastadores de difícil intercepción.

En este tipo de ataques sin embargo se evidencian las imperfecciones que posee la cámara del juego, pues después de cada ataque quedará colocada de una manera un tanto ineficiente que exigirá la corrección adecuada en todo momento, teniendo que emplear además un aumento de la sensibilidad inicial que corrija la extrema lentitud que goza por defecto.

Contamos además con un sistema de defensa y evasión bastante estandarizado de nuevo, sin demasiados alardes ni florituras, limitándonos a una defensa de posible ruptura y una fuga rotativa alrededor del enemigo que se habilitará al permanecer en posición de cobertura. Su uso no será accesible de manera inminente cuando lo requiramos, con lo que de nuevo volvemos a la tendencia poco dinámica a la que hacíamos referencia, teniendo que adelantarnos en la previsión de los golpes rivales para así responder de la manera adecuada.

Además, dispondremos para nuestro uso de hasta dos huecos para usar diferentes objetos que hallaremos por el escenario o que nos equiparemos en su correspondiente apartado. Dichos objetos suponen desde escudos que reducen los daños, hasta trampas eléctricas que paralizan al rival o armas de fuego de varios tipos que por momentos bañarán al título con cierto aire de juego de disparos en tercera persona, contando incluso con niveles propios cuyo protagonismo es absoluto en alguna que otra fase libre del modo campaña.

Estas serán básicamente las armas principales con las que contaremos en los modos de juego. El toque clásico en su estructura no debe dejar pasar por alto la poca profundidad de la que hace gala, y aunque esto favorece una integración adecuada para jugadores de todos niveles de uso, se corre el riesgo de que el corto despliegue de medios se transforme en rutina con el paso del tiempo, llegando a automatizar las acciones por el simple motivo de no disponer de más repertorio.

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Multijugador

Sin duda alguna es el eje a través el cual giran todos los elementos que hasta ahora hemos ido nombrando, el motivo por el que cada uno de ellos posee el carácter que hemos descrito en su correspondiente apartado. Y aunque no todo ello justifica la calidad o las prestaciones que éstos poseen, si es cierto que se encuentra su sentido cuando uno pone pie en las múltiples opciones de juegos que se nos ofertan en este apartado multijugador.

Si por algo destaca desde un primer momento esta sección, es por una amplia variedad en su propuesta. Platinum Games sabía que el enfoque que quería dar a Anarchy Reigns debía ir acompañado de un contenido lo suficientemente atractivo como para que el usuario pudiera engancharse durante horas y horas en una funcionalidad que requiere la interacción con otros jugadores, y para ello era imprescindible ofrecer todo un elenco de modos de juego lo suficientemente distintos entre sí como para evitar caer en la rutina.

Y este objetivo se consigue a medias, pues aunque es verdad que la oferta es grande, el concepto que en ella se dibuja muchas veces es común entre sí, cambiando a lo mejor el número de participantes en cada prueba o que el objetivo en ésta sea la puntuación en lugar de las muertes ejecutadas. Esta mixtura de sensaciones al encontrarse propuestas novedosas con otras que no lo son tanto desdibujan un poco el acabado del multijugador, aunque eso no le despoja de una diversión y adicción elevada una vez nos adentramos en él.

Por ejemplo, en batalla campal disfrutaremos de una partida de corte individual en la que podrán participar hasta 16 jugadores, ganando aquel que consiga obtener más puntos después de finalizar dicha refriega. Batalla por parejas, partida a muerte por parejas y partida a muerte beben de las mismas reglas, cambiando eso sí la agrupación que en estas ocasiones se hace de los equipos, dejando de lado el individualismo de la primera opción comentada, pero manteniendo el objetivo de la máxima consecución de puntuación.

De la misma manera nos encontramos con partida a muerte por equipos o batalla por equipos. En la primera el ganador será aquel equipo que consiga alcanzar primero las 20 muertes en su haber, mientras que en el segundo el objetivo radicará en conseguir 10 víctimas de entre los líderes del escuadrón rival.

Con estos ejemplos vemos como más de la mitad de los modos corresponden a un mismo concepto aunque haya matices entre ellos, ya que evidentemente a la hora de jugar las diferencias son palpables por la división de los equipos. Sin embargo, el objetivo –que es la ejecución de un determinado número de enemigos- no varía, ya sea por cantidad, por cualidad o por puntos obtenidos durante las ejecuciones.

En cambio, y aunque la diversión en estos modos descritos está latente, sí que encontramos un aumento de ésta en los más originales, pues la propuesta en alguno de ellos es realmente interesante. Es el caso de Death ball, seguramente el que mayor impacto nos causó durante la profundización de esta faceta online. Una especie de cancha de balonmano se establece como escenario sobre el que disputar un partido de 4 contra 4 en el que el objetivo será introducir la pelota en la portería rival, haciendo uso de la funcionalidad de lanzamiento que poseemos en nuestro sistema de batalla.

Nuestra será la labor de proteger al jugador que trate de escabullirse entre la defensa enemiga, así como de placar de manera contundente todas las incursiones enemigas en nuestro terreno. Un juego que prima el trabajo en equipo sobremanera, y cuyas variantes se hacen interesantes si los integrantes de la escuadra poseen alta compenetración entre sí.

Otras modalidades que premian este esfuerzo conjunto son aquellas correspondientes al siempre clásico captura la bandera, encontrando una variante en captura la bandera (3 equipos). Concepto similar al de Death ball, aunque algo menos sorprendente, ya que su uso se extiende en multitud de juegos de diversa índole. De nuevo, el trabajo en equipo se antoja capital para alzarse con la victoria, defendiendo la bandera propia y llevando a nuestra base aquella que nuestros rivales guardan.

Por último y cómo única perla cooperativa descubrimos supervivencia, un modo de juego de hasta 3 jugadores en el que trataremos de aguantar durante 10 rondas el incesante acoso de los enemigos que llegan en salvajes hordas. El funcionamiento es básico de nuevo, aunque el hecho de que los bandos se establezcan entre la inteligencia artificial del juego y las habilidades conjuntas de los compañeros supone una alternancia en los anteriormente descritos.

Además, el lienzo en el que realizaremos todas estas batallas de objetivos distintos tendrá una variedad de hasta 8 mapas extraídos directamente de la ciudad de Altambra, y en consecuencia del modo campaña. Por otro lado, la cantidad de personajes disponibles se irá ampliando conforme desbloqueemos cada uno en el modo campaña, pudiendo entonces atisbar cómo dependiendo del tipo y del tamaño de cada uno de ellos el funcionamiento en batalla cambia de una manera sustancial.

En definitiva y por lo que hemos podido comprobar, Anarchy Reigns aporta entretenimiento asegurado en el multijugador, y aunque el margen de mejora es amplio dada las carencias del sistema de batalla y unos modos de juego que se aglutinan de manera general en tres grupos básicos al tener entre ellos parecidos más que razonables, reúne los suficientes condicionantes para que todo aquel que se adentre a disfrutar de sus funcionalidades quede conforme con lo que Platinum Games propone en esta faceta.

[Break=Gráficos y sonido]
Gráficos y sonido

Seguramente ambos conceptos sean los que menos cuidado reciben de todo el juego, incluso por encima del paupérrimo modo campaña que anteriormente hemos descrito. Y es que, aunque el modelado de los personajes por lo general tiene una corrección bastante aceptable, la de ciertos enemigos controlados por la inteligencia artificial no tanto, estableciendo diferencias altamente perceptibles a simple vista y que no acaban de quedar del todo bien.

Además, las texturas del escenario son de nuevo demasiado escasas en detalle, con un efecto de luces que apenas arroja sombras entre los elementos móviles que se desplazan por el mapeado, dando una sensación de vacío realmente relevante en todo momento y que de ninguna manera se corresponden con el nivel que lucen actualmente los títulos a estas alturas de generación, o incluso juegos nacidos bajo el seno de Platinum Games.

Tal vez los efectos visuales que se desprenden de cada golpe empleado en las batallas o después de las ejecuciones de un enemigo sean los elementos más destacables, además de un apartado artístico que si bien no derrocha detalles a mansalva, si cumple su función de situar el universo en un estado post-apocalíptico y futurista constante.

En el apartado sonoro no encontramos tampoco elementos que arrojen calidad en sus diferentes funcionalidades. La música que suena en cada escenario se hace realmente monótona al poco rato de escucharla, y los efectos de cada pelea no tienen la contundencia que ciertamente la imagen si transmite, desdibujando de nuevo un poco el acabado global.

Mención especial merece el doblaje al español, tremendamente anodino y descompasado con los gestos que el personaje esgrime en más de una ocasión, llegando a ser realmente impactante cuando el conjunto se asocia con la desincronización labial que se produce en los diálogos sin secuencia de vídeo de la campaña. Detalles al fin y al cabo que, aunque no pertenezcan al punto fuerte y principal de este juego, no pueden presentarse de esa manera tan poco cuidada al público.

[Break=Conclusiones]
Conclusiones

Seguramente Anarchy Reigns no sea el juego que más cuidado haya recibido de Platinum Games en esta generación, ni tan siquiera revolucionará de ninguna manera un género de acción que de forma tan excelente se han distinguido en el trato en cada uno de sus trabajos. No se busca la excelencia en ciertas facetas y eso se nota a todas luces al no quedar sellado de manera firme todas las propuestas que se exponen en este título.

Sin embargo, sí que consiguen alcanzar el objetivo de satisfacer al jugador que confíe plenamente en una funcionalidad online que, como hemos repetido a lo largo del análisis, se sitúa como piedra angular sobre la que descansa todo el título. Una modalidad que ha sido pensada para el disfrute conjunto de los usuarios y que arrancará de ellos una gran cantidad de horas destinadas a intercambiar golpes en medio de cada uno de los escenarios de corte post-apocalíptico.

También hay que tener presente en todo momento la escasa profundidad que se extrae del sistema de batalla. El corte clásico que luce el juego dentro del género que le atañe posee de manera intrínseca esta característica, algo que a lo mejor a todos los jugadores no les atrae, pero que va acorde con la idiosincrasia que el estudio japonés ha querido implantar en este título.

Finalmente, el apartado gráfico y la calidad sonora brillan por su ausencia en todo momento, algo que no tiene demasiada explicación aunque no se pretenda ahondar demasiado en una historia y una campaña que simplemente están para dar contexto y forma a la caracterización de los personajes, pero que con algo más de cuidado y de trabajo se hubiera podido alcanzar un acabado mucho más estable y consistente.

Lo mejor:

  • Un modo multijugador adictivo y muy trabajado.
  • Gran cantidad de modos de juego online.

Lo peor:

  • Una campaña corta, argumentalmente pobre y carente de interés.
  • Apartado gráfico pobre en detalles.
  • Un doblaje realmente malo acompañado de desincronización labial.
  • Poco dinamismo en el sistema de batalla.

70
Jugabilidad: 8.5
Gráficos: 6.5
Sonido: 5.5
Satisfacción: 7.5

Análisis

Anarchy Reigns se muestra como un juego enfocado plenamente a la funcionalidad online y al intercambio más clásico de golpes que en línea se produzcan junto a todos los usuarios que decidan adentrarse en este título cargado de acción. La campaña inane y los demás elementos técnicos que no aportan calidad se sitúan como la gran contrapartida a obviar si se quiere disfrutar de un juego que, en el marco al que va enfocado, promete una notable cantidad de diversión.