Análisis RIGS

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La liga de combates mecanizados es de lo mejor de la VR, para los que no se mareen
Por Javi Andrés 12 octubre, 2016

Solo para estómagos de hierro, ésos que aguantan cualquier montaña rusa o caída libre, esos que soportan todo lo que la realidad virtual nos tiene preparado. Para esos jugadores RIGS se convierte en una propuesta real y completa, en otra forma de entender los shooters competitivos en primera persona, ahora apuntando los láseres donde miramos, sintiendo que volamos por los aires dentro de un mecha y que jugamos en un equipo dispuesto a liderar los ránkings online mundiales. Así de rotundo y directo como he entrado a este análisis, RIGS: Mechanized Combat League me entró a mí, dejándome sin aliento las primeras partidas, y enseñándome más tarde que viene muy escuetito de contenido. Si le perdonamos los 60 eurazos que cuesta para la escasa cantidad de modos y mapas que ofrece, estamos ante una delicia para los que somos amantes de los shooters y nos gusta el vértigo de Titanfall o los nuevos Call of Duty de jetpack y verticalidad.

Guerrilla Cambridge ha conseguido -por fin- que la realidad virtual de PS4 suponga algo que no existía hasta ahora. Lo dibuja de FPS, pero tras sus intensas partidas lo que tenemos es una nueva forma de enfrentarnos al género en primera persona intercalándolo con un partido deportivo, apuntando donde miramos y corriendo para anotar tantos. O al menos, haciendo importante asomarse hacia abajo y hacia los lados para tener control exacto de las partidas, las porterías y los rivales, pues también hay opción de manejo de cámara en eje horizontal con stick derecho, más fácil para jugadores habituales. Pero estos partidos en arenas circulares suponen que tengamos que concentrarnos de una nueva forma, sin sacar de ángulo de visión a todo lo que nos rodea, en una disposición explosiva y técnicamente impecable, sabiendo las limitaciones de PSVR.

El gran fallo, como decía, es que hablamos de 4 arenas más la de prácticas, y 3 modos de juego -con variables- únicamente, una barbarie en escasez teniendo en cuenta que hablamos de un juego que sale a precio completo. Prometidos desafíos semanales cambiantes, opción online con liguillas y en las que hacer partidas privadas o clanes, y diversas configuraciones y personalización dan algo más de vida al que es, desde ya, el juego más vertiginoso y a prueba de mareos de todo el catálogo de lanzamiento de PlayStation VR. No es para todo el mundo, y no es de ésos juegos de realidad virtual que puedes dejarle probar a un jugador muy ocasional o inexperto. RIGS es un competitivo demencial, rápido y exigente DualShock en mano, empezando por sus acertadas posiciones de mechas.

Rápido, regenerable o ultra dañino, tres categorías o potenciadores que tenemos que alternar en tiempo real para sacar más partido a nuestras capacidades. Esto crea un gameplay medianamente táctico donde es tan importante apuntar y acertar al rival como saber bien por dónde vamos a movernos y cuáles son los planes. RIGS es veloz, pero también es meditativo, requiere conocerse las arenas y saber los puntos de reaparición del rival o las cápsulas de rellenado de Turbo para pensar las mejores escaramuzas, mirar el minimapa, guardarse munición… Y eso me encanta. Demonios, estamos hablando de un juego de realidad virtual que al fin exige al jugador habitual que se sienta como en casa, que piense como si estuviera en una partida de CoD a niveles profesionales. Los demás juegos que estamos viendo de lanzamiento del casco de PS4 no van por aquí, ni mucho menos… Son todo experiencias más para todo el mundo.

Los modos no varían el juego como querríamos, eso no es bueno. Al final, jugar a meter goles en la portería contraria llevando un balón -capturar la bandera- o alcanzar el estado de Turbo y colarse por el aro central poco se diferencian de matar a todos los del otro equipo el máximo número de veces posible -Team Deathmatch-. La variedad está en los desafíos de patrocinador que tengamos activados, que nos piden desde matar a 20 rivales con ataques melee hasta servir de apoyo a 10 compañeros o marcar 5 goles con salto. También hay un surtido de pruebas contrarreloj, y bastante diferencia en los mechas, más ágiles y más pesados, pero todos bastante bien equilibrados ya que salen ganando y perdiendo según escenario y modo. Jugaremos con todo y habrá unos más idóneos que otros para cada opción y reglas.

Las arenas me han encantado. Pero quedarse en solo 5 es dramático. Dubai, Río de Janeiro o las montañas de Nevada al fondo, todo con un elegante acabado y la sensación de profundidad que pedimos a esta nueva tecnología que estrenamos ahora en PS4. Y es que técnicamente RIGS es impecable, teniendo en cuenta las limitaciones de los juegos de realidad virtual y la velocidad a la que ocurre todo en pantalla. Además de manejarse bien -con giro de cuello o con stick derecho- se ve realmente bien, con efectos de partículas, iluminación brillante, colores y horizontes nítidos, detalle en los robots, etc. También la ambientación de las pruebas offline está perfectamente lograda, con garajes futuristas, salas de lanzamiento, menús con tabletas que se despliegan del DualShock, etc. La atmósfera de todo el juego es magistral.

No lo es tanto su esquema y la poca importancia de la progresión, solo obligatoria para conseguir más créditos que nos desbloqueen personalización estética y, al principio, a los nuevos mechas con otras fortalezas. Y en cuanto a esquema, es cierto que no hay demasiado por hacer más allá de quedarse jugando partidos y partidos online, pues el singleplayer no es excesivamente duradero ni equilibrado, pero lo que tenemos a veces no es fácilmente accesible. Como su modo de Ligas -campaña- que parece sacada de un juego de coches pero no deja repetir pruebas fallidas hasta que la completamos o cambiamos de equipo y empezamos desde el principio.

78
Jugabilidad: 7.75
Gráficos: 8
Sonido: 8
Satisfacción: 7.5

Análisis

Me van las emociones fuertes y no soy de los que se marean con un casco de ralidad virtual puesto, por eso lo recomiendo. Pero RIGS se queda escaso de contenido en mapas y modos online, y no termina de hacerlo todo bien en su vertiente offline. Eso sí, es profundo, exigente y adictivo, vertiginoso al principio y con la verticalidad más bestia que hemos visto desde Titanfall. Gustará a los amantes de los shooters futuristas y las emociones fuertes que estén dispuestos a perdonarle su relación cantidad/precio.