Análisis Dishonored: Definitive Edition (PS4)

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El cuervo vuelve a la torre
Por César Rebolledo 3 septiembre, 2015

Muchos juegos, sobre todo durante su campaña de promoción, prometen “libertad” a la hora de avanzar en su aventura. Durante lo que ya se perfilaba como los últimos años de la pasada generación, Dishonored fue uno de esos juegos y uno de los pocos que, en gran medida, fue capaz de cumplir con lo prometido. Ahora, siguiendo la estela de muchos otros, llega a plataformas actuales una remasterización, Dishonored Definitive Edition.

Como resulta evidente, la historia no ha sido alterada lo más mínimo. Corvo Attano, Lord Protector de la Emperatriz Emily Kaldwin, vuelve a Dunwall después de haber tenido que salir fuera del país en misión especial. Al poco de llegar, es testigo impotente de cómo su protegida es asesinada y su heredera, Emily, secuestrada. Corvo es acusado del crímen y condenado a muerte por los traidores responsables del atentado.

Con la ayuda de los que se resisten a este nuevo régimen y del Forastero, una extraña entidad que toma parte en segunda línea de gran parte de los eventos que tienen lugar en Dunwall, Corvo tendrá que limpiar su nombre, rescatar a Emily y hacer pagar a todos aquellos que lo han traicionado a él y la familia que protegía.

En lo que respecta al apartado sonoro, no existe ninguna diferencia notable con respecto al original en su versión de PS3. Sin embargo, en cuanto al visual, sí que se aprecia una cierta mejoría en cuanto a las texturas y la resolución, por supuesto. Aunque se mantiene la tasa de imágenes, la estabilidad es absoluta y fluida, sin ningún tirón ni siquiera cuando estemos rodeados de enemigos en movimiento. Dicho de otra forma, es una remasterización en el sentido más directo y claro de la palabra.

La jugabilidad, el gran punto fuerte de este título, sigue siendo igual de perfecta y flexible. La libertad en este juego es realmente amplia. No es que simplemente tengas la posibilidad de hacer las cosas en sigilo o recurriendo a la acción. La esencia puede ser esa, pero la ejecución es magistral.

Cada zona tiene una forma de hacer las cosas, en sigilo o por fuerza bruta. El sigilo al mismo tiempo incluye una forma muy concreta de terminar de forma especial la misión, de forma no letal pero incapacitando por completo a nuestro objetivo. Una caída en desgracia, un fracaso político absoluto, sacar de las calles al objetivo y hacer que desaparezca en alguna instalación… existen destinos peores que la muerte y Corvo tiene aliados que le ayudarán a hacer llegar a ellos a sus enemigos. Por otra parte, en lo que respecta a la acción, la imaginación es nuestra arma.

Los poderes que el Forastero concede a Corvo le permiten llevar a cabo combinaciones de acciones realmente espectaculares. Por ejemplo, una vez desarrollados, podemos parar el tiempo, disparar una flecha a un objetivo, una bala a otro, teletransportarnos a una cornisa, matar a un tirador y dejarnos caer para matar a un cuarto enemigo que estaba en la zona. Al terminar el efecto de congelación del tiempo, la flecha y la bala que hemos disparado avanzarán a sus objetivos, acabando con ellos.

Desde aquí es todo cuestión de saber usar nuestro arsenal (que incluye una espada, una pistola y una ballesta con varios tipos de munición, explosivos y minas) con nuestros poderes (teletransporte, posesión, congelación del tiempo…) si queremos llevar a cabo retorcidas y complicadas maniobras. Existen movimientos aún más complejos, tales como esperar al disparo de un enemigo, detener el tiempo, poseerlo y hacer que se ponga en el camino de su propia bala.

Cuando tienes un juego perfectamente diseñado, cualquier mejora puede ser bienvenida, aunque en este caso seguramente le afecte el “factor refrito” del que la gente ya está algo cansada. No obstante y esta es una de esas veces en las que la afirmación no puede ser más firme, es la oportunidad perfecta para aquellos que no jugasen a la versión original.

La historia de Dishonored es muy inmersiva, sus personajes, tan interesantes como, en varios casos, aterradores. La jugabilidad es simplemente perfecta para el género de juego que se nos plantea y la inclusión de las expansiones es sin duda lo que faltaba para redondear la reedición. Jugar como Daud y saber más sobre los hechos que tienen lugar antes de su encuentro final (o no) con Corvo, con sus propios poderes y su historia, de la que no sabemos nada en la rama principal de la historia, es algo que no os podéis perder.

No obstante y siendo justos, hay que advertir que no incluye, a diferencia de algunas remasterizaciones, nada nuevo con respecto a la edición completa de PS3. Básicamente, es la versión Game of the Year del juego para PS4.

85
Jugabilidad: 9
Gráficos: 8
Sonido: 9
Satisfacción: 8

Análisis

De un gran juego sólo puede salir una gran remasterización. Dishonored nunca había lucido tan bien en consolas y esta reedición es indispensable para cualquiera que no haya jugado a esta obra maestra, pese a que no añade nada nuevo a su versión de PS3.