Análisis Final Fantasy VII: Crisis Core

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junio 10, 2008
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Córdoba
El célebre FFVII recupera su pasado en un fascinante formato de acción RPG.

Cuando después de más de diez años un videojuego sigue dando que hablar, es que probablemente pasó a la historia siendo una obra maestra. Final Fantasy VII, una de las obras cumbres de Square Enix, nos dejó en 1997 una gran historia que no podía quedarse sin sus correspondientes continuaciones ni precuelas. Varios títulos y hasta una película (Advent Children) intentaron completar una trama que nos había dejado unos interrogantes que ahora van a ser respondidos (tal vez por última vez) gracias a Crisis Core, un videojuego que, según los responsables de la propia compañía nipona, va a ser el mejor lanzamiento para PSP en lo que queda de año.

A tenor de nuestras sensaciones con el videojuego durante las más de diez horas que dura el título (mucho más si contamos las decenas de misiones secundarias), podemos decir que Square Enix no anda muy desencaminada, sobre todo si tenemos en cuenta que este juego está más dirigido a los fieles seguidores de la saga que a aquellos que buscan sangre nueva en la portátil. No obstante, cualquier usuario podría perfectamente caer en las redes de una trama que vuelve a suponer un importante valor para el título, anulando a la jugabilidad del videojuego si es que desapareciera. Y es que Zack, el nuevo protagonista para este peculiar Final Fantasy VII, sirve como el perfecto nexo de unión que conecta todo lo que ocurrió con Cloud, Sephiroth y Aeris.


Un preludio a Final Fantasy VII
Así pues, nos ponemos en el papel de un joven soldado con pretensiones de convertirse en un gran héroe, algo que le llevará a descubrir las entrañas de Shinra, una compañía que ejerce su influencia en todo el mundo gracias al control de la energía Mako (fuente primaria de la vida). A su lado tendrá a su mentor Angeal, aunque su presencia a modo de introducción en la dinámica de juego pronto dejará paso a una aventura donde veremos a viejos conocidos, como es el caso de la Buster Sword, mítica espada que se convertirá en clara protagonista de un título que junta exploración, batallas y un ritmo RPG mucho más acelerado que el Final Fantasy VII original.

De hecho, Crisis Core puede ser catalogado como un Action-RPG en el que hay varios elementos que convierten a esta obra en única dentro de la saga. Por una parte, tenemos unas batallas aleatorias que, una vez presentadas (sin transiciones), nos dejan movernos con completa libertad dentro de un escenario limitado. Sólo de esta manera es posible colocarse detrás de los enemigos, pulsar el botón de ataque y conseguir así un daño crítico. Todo en tiempo real, con las virtudes y dificultades que ello implica, ya que además de estar pendientes de los movimientos de los rivales (dotados con una Inteligencia Artificial razonable), deberemos de pulsar los gatillos a fin de navegar entre los diferentes movimientos adicionales en forma de magias, ítems, etc.


El siete sigue siendo el número de la suerte
El sistema de batalla dinámico de Crisis Core también presenta una innovación tan interesante como extraña en el conocido como Digital Mind Wave. Básicamente, consiste en una especie de máquina tragaperras que gira mientras que peleamos, mostrando números y personajes del videojuego que, si se alinean, nos permiten lanzar un ataque especial, obtener potenciadores temporales para la batalla o incluso aumentar de nivel si es que obtenemos tres sietes iguales. Significa, sin duda, una curiosa forma de progresar en un videojuego que, de esta forma, nos ofrece la rara oportunidad de subir de nivel de una manera aleatoria que no somos capaces de controlar.

Al final, el resultado es un sistema dinámico de luchas, las cuales, por cierto, se nos presentan sin necesidad de que esperemos ningún tiempo de carga. La acción es siempre continuada y sólo se ve interrumpida por frecuentes escenas de introducción que emplean el excelente motor de juego del título, aunque sin olvidarse de unas secuencias generadas por ordenador que no faltarán a la cita. Tampoco lo harán los lugares específicos para guardar partida, localizados en puntos estratégicos con el objetivo de impedir que nos desesperemos durante una aventura bastante lineal en la que se nos permite jugar hasta en dos niveles de dificultad (normal y difícil).


Un imprescindible para los fans
En lo que se refiere a la factura técnica de Crisis Core, debemos de reconocer que es realmente sobresaliente, con un uso de los gráficos que, aunque no saque provecho de ningún tipo de recurso para cubrir ciertas imperfecciones (por ejemplo, no hay efecto “blur” ni presencia de niebla), presenta unos modelos de personajes muy trabajados y unos escenarios que, además de variados, no dificultan en ningún momento la fluidez del título. Esto es fácil de apreciar por las animaciones de los protagonistas, sobre todo en las batallas, donde ya podemos ver reacciones a nuestros golpes en tiempo real, dándonos una sensación a la que no estamos muy acostumbrados en un RPG.

Y es que, realmente, no debemos tomarnos este Crisis Core como un videojuego tan profundo como en su día lo fue Final Fantasy VII. Es, más bien, un intento para que los fans de la serie rememoren y, de paso, descubran el porqué de la furia de Sephiroth, entre otros muchos aspectos que les serán narrados con subtítulos en castellano y unas voces en inglés que hacen honor al excelente apartado musical que contiene. Takeharu Ishimoto se ha puesto esta vez detrás del teclado para que no echemos mucho de menos a Nobuo Uematsu, el cual, no obstante, no dejará de estar presente en una obra que no podía obviar la introducción de algunas de sus mejores composiciones.

Un saludo!!! Y que os divirtáis con este fantástico juego.

Fuente: www.3djuegos.com
 
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