- Unido
- julio 30, 2008
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A expensas de los problemas sociales reales, ciertos gobernantes siguen amparandose en la "demonización" del videojuego como arma electoralista y propagandística dados sus infructíferas ideas y aplicaciones sociales. Una forma, a opinión personal del que suscribe, bastante trivial de desviar la atención de problemas más serios. Veamos como ejemplo las últimas novedades al respecto desde N.Y.
Los videojuegos que se vendan en Nueva York deben indicar claramente el nivel de contenido violento que incluyen, según una ley que según varios grupos de defensa de los derechos civiles roza la inconstitucionalidad.