Análisis Far Cry 3: Blood Dragon

Tulkor

Redactor laps3.com
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octubre 30, 2012
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Cuando en los pasados 'Ubisoft Spring Digital Days' fuimos testigos de la presentación oficial de aquel juego que casi nacía como broma anecdótica del “Arpil Fool's Day”, no pudimos más que pensar que estábamos ante todo un derroche de originalidad que nacía de la más profunda ironía a un cine, una cultura o un idealismo futuro que, como hemos visto, no se ha correspondido para nada a las expectativas creadas. Hablamos de obras que exageraban mucho la estética, el comportamiento y la forma de hablar de los actores que aparecían en ellas por allá los años '80, conformando un resultado altamente excéntrico que Ubisoft Montreal ha querido rescatar y de alguna manera criticar con Far Cry 3: Blood Dragon.

Este tipo de aspectos salen a la luz a simple vista sólo con observar toda la parafernalia que rodeó a la salida del título. No se llegaba a entender qué era lo que Ubisoft pretendía con unas imágenes un tanto confusas para lo que normalmente estamos acostumbrados a ver, pero sobre todo una incertidumbre importante por el simple hecho de ir acompañado de las palabras Far Cry 3. ¿Qué era exactamente? ¿Una expansión un tanto exótica de aquel juego salido a final de 2012? ¿O un nuevo título en relación, al menos, con Far Cry 3? Pues más bien la tercera opción, pero con ciertos matices. El juego que nos ocupa hoy usa los mismos elementos jugables que triunfaron en Far Cry 3, cambiando ciertos aspectos eso sí, y ofreciendo además una historia distinta y una ambientación particular que dan personalidad propia al título.

Far Cry 3: Blood Dragon es un juego totalmente independiente disponible para descargar desde PSN sin necesidad de tener Far Cry 3. La sorpresa real viene cuando, acostumbrados como estamos a ciertos cánones de calidad relacionados con el medio de difusión en el que se distribuya cada título, vemos como éste goza de toda una serie de elementos lo suficientemente trabajados como para catapultar dicha propuesta a la primera línea de opciones a elegir cuando se busca un juego con un acceso a la acción totalmente directo y atrayente. Far Cry 3: Blood Dragon ofrece eso y mucho más, aderezado con una buena dosis de humor diferente que hará la delicia de todos aquellos que sepan captar los guiños de una serie continua de referencias al cine de la década de los 80.

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La brillantez de un argumento totalmente caótico


Ciertamente, si alguien intenta saber qué historia intenta contar Far Cry 3: Blood Dragon, la respuesta que hallará será lo suficientemente difusa como para no acabar de comprender el divertido desorden lógico que Ubisoft Monteral ha intentado recrear con todo esto. No es que el argumento no se entienda, pues la sencillez que destila es una clara crítica a todas esas películas nacidas en la determinada época que hemos señalado anteriormente; sino que el desarrollo del mismo es un continuo torrente de alusiones, guiños, frases hechas, críticas y alguna que otra representación de escenas antes vistas en toda esta serie de sucesos nacidos del cine de ciencia ficción más estrafalario.

Con todo esto, nos encontramos antes una cascada de clichés y tópicos que por su abundancia generarán un efecto muy curioso en los eventos que vayan ocurriendo, destacando justamente por este empleo. Una cosa es intentar hacer un argumento original y acabar cayendo en la estructura de una historia que ha sido contada muchas veces antes, pero otra muy distinta es coger todo esto, juntarlo y transformarlo en una crítica que sepa reírse de ciertos aspectos que incluso llegaron a triunfar en el cine hace 30 años.

La representación más clara de todo esto se verá reflejada en nuestro protagonista. Rex Power Colt evidencia ya con su “poderoso” nombre la clase de soldado que busca Far Cry 3: Blood Dragon. Un dechado de características entre las que destaca un patriotismo desmedido por la nación Norteamericana, una violencia inherente que transforma en el camino ideal para resolver cualquier problema, pero, sobre todo, un vocabulario soez, desenfadado y totalmente aseverativo que despertará en nosotros más de una sonrisa. Un pack completo de estereotipos que se unen para crear a este cibercomando Tipo Cuatro encargado de salvar al mundo -como no podía ser de otra manera- al lado de su compañero Spider.


Porque todo esto ocurre además en medio de un contexto en el que la catástrofe nuclear arrasa la tierra y constituye un escenario post-apocalíptico aterrador. La tecnología había avanzado lo suficiente como para encontrarnos en pleno 2007 en una situación en la que la barrera entre el hombre y la máquina desaparece, pudiendo dar lugar a seres híbridos como el propio Rex Power Colt. Esta tecnología le permitió salvar su vida, ganando además unos poderes enormes que acompañan a todo el carácter heroico que exhibirá en todo momento.

Y como en toda historia de héroes, por muy irreverentes que estos sean, hay siempre un villano que les pone las cosas difíciles, que cuando los atrapa los encarcela para que puedan escapar de alguna extraña forma, y que, por supuesto, desea acabar con la humanidad o con el gobierno de turno al que le tenga puesto el ojo en ese momento. En este caso, este antagonista tendrá a sus órdenes a todo un ejército de cíborgs que controlan diferentes puntos estratégicos de mapa, y que someten por la fuerza a un grupo de científicos que trabajan de manera dedicada para cumplir los malvados planes que lleven a la culminación del objetivo final.

Pero para completar el disparate no podían falta dragones -o dinosaurios, conforme prefiráis-. Dragones sangrientos que echen fuego por los ojos con un penetrante rayo láser que achicharre a sus víctimas, para ser más exactos. ¿Qué motivos había para agregar esta curiosidad a la historia? Pues más allá que un concepto jugable bastante curioso y que describiremos más adelante, lo cierto es que la razón es la misma por la que nuestro personaje posee estrellas ninja y una katana para el combate cuerpo a cuerpo: la mezcla de géneros excéntricos, la acción y la constante ironía.
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Una interacción renovada


Y es que, aunque insistimos en que estamos ante un título completamente diferente a Far Cry 3 en propuesta, funcionamiento, historia y denominación, es un hecho palpable que su influencia queda patente en la mayor parte de aspectos que luce el juego. Podríamos hablar perfectamente de una reinterpretación de ciertos activos que dan como resultado Far Cry 3: Blood Dragon. Entre ellos encontramos la ambientación (de la que hablaremos más adelante) y la jugabilidad, que aunque bebe directamente del mismo funcionamiento que el título original, muestra una serie de particularidades que la hacen diferente en su conjunto.

En primer lugar, nuestra condición de cibercomando potencia extremadamente nuestra movilidad. Veremos cómo Rex Power Colt es capaz de correr a una velocidad mucho mayor de la que lo hiciera Jason, pero también será posible realizar saltos mucho más elevados que nos permitan llegar hasta aquellas zonas altas que de otra manera parecerían difíciles de alcanzar. Aunque estos poderes no nos dejarán exentos del daño que nos puedan causar los enemigos y del que, al igual que Far Cry 3, podremos curarnos aplicando una rudimentaria acción que viene acompañada de animaciones variadas sobre el brazo izquierdo, o jeringuillas que recuperan de inmediato toda nuestra barra de vida.

Además, de inicio tendremos una serie de habilidades de combate que en Far Cry 3 íbamos desbloqueando poco a poco, pero que aquí tendremos disponibles desde un primer momento. Un ejemplo podría ser la eliminación silenciosa en cadena, o su curiosa variante -en esta ocasión- que va acompañada de letales shurikens. Y por supuesto, tampoco podrán faltar las armas que nos ayuden a combatir la amenaza de los cibersoldados y de los Dragones sangrientos. De inicio ya tendremos un repertorio bastante grande que, en líneas generales, estará formado por una pistola, un fusil, un rifle de francotirador y una escopeta, todos ellos bajo nombres tan originales como Kobracon o Fazertron. Incluso podremos volver a usar aquel arco que en Far Cry 3 causó sensación entre los usuarios, y es que su poder iba acompañado de un sigilo muy útil cuando intentábamos asaltar torres de radio o guarniciones enemigas pasando desapercibidos.


Lo curioso es que en esta ocasión volveremos a tener esa necesidad, aunque con un enfoque un tanto diferente. Hemos comentado antes que toda la parafernalia retrofuturista y su crítica al género de la ciencia ficción viene culminada con la presencia de unos dinosaurios de brillantes colores capaces de echar rayos láser por los ojos. Una descripción fiel a lo que representan, por muy extraña que esta parezca, y que supone un elemento jugable añadido -y muy destacado- a lo que podremos ir viendo en el título. Principalmente esos seres serán clave para hacernos con el poder de las fortalezas, pues serán un recurso del que echar mano para vencer a los enemigos que habiten en ellas.

Y es que, de normal, tendremos la opción de conquistar estos lugares a puro melé en solitario o usar de forma estratégica a los Dragones sangrientos para que acaben con todos los enemigos que ocupen el lugar. Para ello, podremos destruir los escudos protectores que separan a estas criaturas del interior, usando cebos después para dirigir el ataque de estas bestias al punto que más nos interese. Estos cebos los conseguiremos de los mismísimos corazones electrónicos de los cibersoldados a los que debemos eliminar, arrancándoselos del pecho y lanzándolos a la zona que queramos conquistar, como quién lanza una pelota a un perro para que vaya a por ella.

El problema es que los perros luego no vienen a atacar a sus dueños, que es lo que suele ocurrir aquí. Estos Dragones no reconocen amigos, ya que ven en todo aquello que les rodea una fuente de alimento que atacar y despedazar. Por eso cuando pasemos por su lado deberemos ser sigilosos, andar de cuclillas y no despertar ningún interés en ellos, pues nada más detecten nuestra presencia seremos su objetivo prioritario, y no son nada fáciles de derrotar. De hecho, cuando estos Dragones limpien las fortalezas es posible que su vida se haya reducido drásticamente, hecho que aprovecharemos para asestarles el golpe final y liberar así el lugar de cualquier presencia peligrosa.


Estas localizaciones acaban por sustituir los puestos avanzados que liberábamos en Far Cry 3 y que suponían una vía para expandir el viaje rápido, permitiendo un desplazamiento rápido por el mapa que agilizara el desarrollo de toda la acción. En esta ocasión ocurre lo mismo, incluso con las misiones secundarias que estarán disponibles cuando liberemos los científicos que pueblan estos sitios. Las misiones corresponderán sobre todo a dos tipos: rescate de rehenes, que tendrá como objetivo la liberación de ciertos científicos capturados, teniendo teniendo cuidado para que no los maten cuando nos detecten; y senda del depredador, que ofrecerá cierta interacción con los animales que ya descubrimos en Far Cry 3, y que en esta ocasión aparecen con una estética algo cambiada que seguro corresponde al desastre nuclear que desencadena el ambiente post-apocalíptico en el que nos encontramos.

Estas misiones desbloquearán la posibilidad de acoplar ciertos accesorios a nuestras armas que podremos comprar justo en las fortalezas que tratamos de liberar. Un hecho que da más profundidad a todo el desarrollo de la jugabilidad, y que se complementa también con la búsqueda por el mapa de elementos coleccionables que añaden algo más de interacción con todo lo visto, ya que las misiones secundarias que nos otorguen esos accesorios serán los eventos ideales que nos ayuden a peinar el mapa en buscar de estos extraños objetos únicos.

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Luces de colores y diálogos soeces por bandera


Pero las curiosidades o anécdotas no terminan ahí. De hecho, el primer impacto visual que tendremos con la historia será a través de escenas que podrían haber sido sacadas perfectamente de cualquier videojuego de 8-bits, y que van destinadas sustituir a las famosas secuencias de vídeo que de normal suponen un alarde de virtudes técnicas en la mayoría de juegos. La fiel reproducción de estos aspectos logra dar al título ese carácter desfasado -mas que antiguo- que nace de la crítica simpática a esa visión retrofuturista de la que nace la concepción de Far Cry 3: Blood Dragon.

Pero, cuando por fin conseguimos ponernos a los mandos de Rex Power Colt, vemos que nos encontramos ante un apartado gráfico actual y de calidad, pues deriva de manera directa del mismo que viéramos en Far Cry 3. ¿La diferencia? Pues que, pese a que la localización es extremadamente similar, la tonalidad de colores empleada y el mobiliario usado se adapta completamente a la contextualización que propone la historia. Es decir, la mezcla de isla paradisíaca con elementos exageradamente modernos, será lo que impere durante las más de 7 horas que nos puede durar la aventura.

Podríamos incluso decir que todo lo que veamos destilará ciertas reminiscencias a la película 'Tron'. No por lo que cuenta dicha obra, sino por toda la estética basada en brillantes colores que destacaba tantísimo en la obra de Disney. De este efecto gráfico se impregnarán la mayoría de elementos que tengan cierta importancia en la jugabilidad, viendo así brillar nuestro propio cuerpo, nuestras armas, los enemigos que vayamos derrotando y, sobre todo, los Dragones que irán cambiando de tonalidad dependiendo del nivel de alerta que desprendan en algún momento. El contraste que todo esto supondrá con una oscuridad predominantes es totalmente cautivador, pero esencialmente propone una perspectiva diferente a estéticas vistas hasta el momento.


Este hecho seguramente sea el más valioso que posee Far Cry 3: Blood Dragon. La contextualización de esta original propuesta tiene sentido dentro del caos. A cualquier detalle que veamos le podremos encontrar un sentido que nos remontará a épocas pasadas y a situaciones un tanto extrañas, pero sobre todo nos generará la sensación continua de que Ubisoft Montreal trata de que nos divirtamos con ellos, pues de esta ruptura de moldes se extrae muy a las claras un trabajo realizado con mimo y con la libertad necesaria para plantear una propuesta tan valiente.

Entre diálogos obscenos y efectos especiales


En los mismos márgenes se mueve también el sonido que esgrime el juego. Se podría decir a lo mejor que la variedad de efectos no es muy elevada, que las armas suenan igual o que la música no tiene profundidad acústica, pero estaríamos incidiendo de nuevo en la búsqueda constante de una simplificación de recursos que creen una vuelta al pasado. De hecho, será extremadamente curioso experimentar la combinación de esos colores mientras en nuestra cabeza martillea una música monótona, pero tremendamente adictiva.

Una combinación de efectos que al juntarse con los diálogos o improperios que irá emitiendo Rex Power Colt formarán todo el entramado contextual del juego. Además, y pese a que en primera instancia pudimos probar el juego bajo el doblaje del famoso actor Michael Biehn, en la versión que nos ha llegado a España se mantiene un nivel bastante aceptable, incidiendo mucho en un lenguaje soez adaptado que nos sacará más de una sonrisa en determinados momentos. Como con los siempre polémicos tutoriales, donde Rex Power Colt pierde la paciencia ante la absurda cantidad de mensajes que pretenden enseñarle a andar o a saltar.


Propuesta original, ejecución sorprendente


Far Cry 3: Blood Dragon logra, sin ningún tipo de duda, situarse como una de las mejores propuestas que existen en estos momentos dentro del mercado de la descarga digital, pero también como juego global que desate interés a todos los usuarios que ya quedaron encandilados con Far Cry 3. La idea de mezclar una base jugable de éxito con una lluvia de originalidad que nazca del cine retrofuturista de los años 80, es absolutamente impactante. Tal vez estamos poco acostumbrados a que propuestas irreverentes o que arriesguen por algo distinto, pero es que seguramente lo que ofrece dicho título va mucho más allá de cualquier ejemplo que se nos pueda acudir a la mente.

Al final, nos encontramos con una gran parte de las virtudes que pudiéramos encontrar en Far Cry 3, pero donde se ven potenciadas ciertas vertientes como la acción, que en esta ocasión se muestra más directa que nunca. Por ello el repertorio de armas es amplio, al igual que la personalización de cada una de ellas, pero también lo son ciertos movimientos y habilidades mejoradas por la calidad de cibercomando del propio protagonista, que garantiza una interacción diferente a la vista en aquel título original

Todo esto termina por unirse con la particularidad de los enemigos, destacando por encima de todo los dragones. La idea de su inclusión va mucho más allá de la ironía que destila su apariencia, pues una vez se empieza a descubrir su comportamiento en la liberación de las guarniciones, se destapa un componente estratégico realmente valioso que encabeza la serie de acciones que está dispuesto a ofrecer dicho juego.


Al final, toda esa serie de características se verán reforzadas por un apartado visual y sonoro sobre todo diferente. No se busca exhibir “músculo” mediante texturas que quiten el hipo o modelados que impacten. Se intenta transmitir la sensación de estar en un mundo totalmente irónico, extraño y muy distinto a lo que podamos encontrar. Una serie de características que hacen de Far Cry 3: Blood Dragon algo único, y que al precio de 15€ -sin necesidad de haber adquirido previamente Far Cry 3- se hace un producto deseable para cualquier fan de la acción más alocada.

 
 
 

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El unico problema es la duracion que es muy corta.. juego pasado en 5 horas y sacandole todos los trofeos... aun así es un juegazo :D
 

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Pues a.mi que no me ha gustado nada nada... Pa.gustos los colores, pero yo le pongo un suspenso
 
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