Oiga doctor ¿le importa destriparme por completo?

A Brooke Zepp, una mujer de 63 años habitante del estado de Florida, le diagnosticaron un leiomyosarcoma, un raro cáncer inoperable del tamaño de una pelota de golf (véase foto) tan incrustado en el abdomen, y rodeando tan peligrosamente a una de las arterias mayores, que los cirujanos la dieron por irrecuperable. Aún así se sometió a radioterapia y quimioterapia, aunque ambos tratamientos fallaron.

A Brokke le quedaban unos pocos meses de vida, pero en vez de rendirse siguió buscando nuevas opiniones médicas sobre su caso, hasta que encontró a unos doctores dispuestos a hacer lo imposible. Lo que le propusieron fue abrirle el abdomen y retirarle el estómago, páncreas, bazo, hígado, intestino grueso e intestino delgado; colocarlo todo ordenadito y “en conserva” mientras la mantenían viva conectada a todos los cacharros médicos que tenían a disposición; eliminarle el tumor con mucho cuidado, y luego volver a colocarle todas las cosas en su sitio. Tras eso solo quedó cerrarle el abdomen, y rezar para que no hubiera infecciones graves.

La operación duró 15 horas, pero el resultado es el siguiente: Zepp ya no se muere sino que hoy mismo le han dado el alta en el hospital. Tal y como dicen en el artículo de ABC News, la operación ha sido como desmontar el motor de un coche y repararlo… con el vehículo en marcha. ¡Impresionantes los avances de la medicina!

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