Análisis Revolution Pro Controller de NACON para PS4

Un mando profesional para una experiencia de otro nivel

PlayStation tuvo claro desde un primer momento que otra generación con el clásico diseño para su mando (heredado aún de aquella PSX) no iba a ser suficiente. Tal vez por eso el DualShock 4 fue lo primero que se vio en el Meeting 2013 de Nueva York de lo que finalmente sería PS4. Un diseño más actual y ergonómico que mejoraba ciertas carencias, pero que finalmente se quedaba algo lejos de lo que Microsoft había conseguido hasta el momento con Xbox 360, y que logró mejorar todavía más con su, por aquel entonces, nueva Xbox One. Sin embargo, la distancia se hacía más grande si cabe a raíz del mando Élite de One, que supone la herramienta perfecta para aquellos jugadores que van un paso más allá; jugadores cuyo entretenimiento pasa incluso por adentrarse en el mundo de los deportes electrónicos, o al menos disfrutar de las mismas sensaciones. ¿Qué pasa en este caso en concreto con los usuarios de PlayStation 4? Pues que también tienen opciones, y entre ellas se encuentra la posibilidad de adquirir el Revolution Pro Controller de Nacon, mando licenciado por completo por PlayStation y que abre la puerta al mundo de los eSports en la consola de Sony.

Que uno se encuentra ante un mando de alta gama y prestaciones se nota desde el primero momento, justo en el instante en el que se abre el excelente empaquetado, se empuña entre las manos y éstas se adaptan a la forma del controlador. El primer pensamiento que viene a la mente es que se nota semejante a lo que uno recuerda de los mandos de Microsoft, pero con un tacto diferente. Se siente robusto y el tacto es suave. En mi experiencia de juego con títulos de todo tipo no he tenido problemas con el agarre, pero tal vez algún que otro usuario necesite algo que ofrezca resistencia extra a las manos. El mando es ligero de base, pero modificable esta situación gracias a los diferentes pesos que dispone el Revolution Pro Controller de Nacon y que se le pueden añadir en ambos extremos inferiores. Hasta seis diferentes se pueden colocar para hacer que el mando pese lo que uno quiera exactamente.

Sorprende de su estructura -aunque rápidamente se entienda- que no se está ante un mando inalámbrico, sino que un cable trenzado de unos tres metros de longitud se conecta a la parte superior para, de ahí, llegar a la consola PlayStation 4. La ausencia de compartimento de pilas o de baterías internas favorece esa ligereza inicial que comentaba antes; incluso también condiciona la buena ergonomía del mando. Tal vez pueda molestar a los jugadores menos familiarizados con los dispositivos profesionales las ataduras de un cable, pero hay que recordar que se busca en todo momento la respuesta más rápida posible al apretar el botón, que las órdenes superen en presteza la de del mando convencional. Y sí, el Revolution Pro Controller de Nacon lo consigue de esta manera.

La distribución de botones es, en cambio, la ruptura más fuerte que experimentará cualquier usuario que esté acostumbrado al DualShock 4 y sus anteriores versiones. De disponer el stick izquierdo y el derecho a la misma altura, el mando de Nacon pasa a una organización igual que el de los mandos de Xbox, disminuyendo además el tamaño del stick izquierdo y otorgándole carácter cóncavo al de la parte derecha. A la altura del mismo se sitúa, como no podía ser de otra manera, una cruceta digital de membrana de ocho direcciones que favorece las combinaciones en los juegos de lucha, pero que tal vez quite carácter al mando de PS4 y sea un obstáculo para juegos de disparos en primer persona que requieran de la misma para cambiar rápidamente de configuración en plena batalla.

Y es que, durante las sesiones de prueba del Revolution Pro Controller de Nacon, el dispositivo ha destacado por tener un rendimiento excepcional justamente en los FPS, a pesar incluso que la cruceta sea un punto débil en este sentido. La disposición de los sticks se antoja ideal para tener la mejor respuesta posible ante apuntados rápidos, sobre todo por la suavidad en el desplazamiento y los 46º disponibles para moverlos con alta precisión. Los gatillos, aunque tienen un tacto extraño en un primer momento en comparación con el DualShock 4, acaban funcionando a la perfección, gracias en parte a la personalización que se puede hacer vía software de su sensibilidad. En concreto, jugar a Battlefield 1 con todo regulado al gusto de cada uno mejora sustancialmente los resultados que se obtienen en la partida. Ya sea por la menor latencia, por la combinación de los sticks, los ajustes hechos con el PC o todo a la vez, se consigue sacar más partido a los recursos del soldado de EA en el campo de batalla.

Por lo demás, los botones de equis, cuadrado, círculo y triángulo funcionan bien, aunque son ligeramente más grande y abombados que los del mando original. El pad táctil, el botón Share y el botón Options mantienen posición y casi diseño, sin modificaciones que cambien su manejo habitual. Cabe señalar que el led reduce su tamaño y colocación para ganar en utilidad, viéndose ahora claramente entre el el stick derecho y la cruceta digital para aportar convenientemente la información que facilite el juego. Y justo debajo del mismo se encuentra la entrada jack de 3.5 mm para enlazar los auriculares.

Pero lo que hace al mando de Nacon una herramienta para el juego profesional no es solo una mejora sustancial en la calidad de los componentes y reubicación de los botones imprescindibles, sino también las dos palancas colocadas en la parte posterior que suponen las cuatro macros indispensables para disponer de ese extra de funcionalidad que puede necesitar cualquier competidor. En mis largas sesiones de juego pude llegar a configurar una de ellas para Final Fantasy XV, ya que la combinación de R1 y L1 son fundamentales para uno de los ataques especiales del protagonista. Y aunque tal vez en dicho juego no sea crucial esta posibilidad, si trasladamos la herramienta a títulos como Destiny o Street Fighter V (sobre todo éste último), se vuelve vital para ganar unas milésimas de segundo importantísimas en las situaciones más cruciales, y sobre todo tener la certeza de no fallar nunca cuando se quiere ejecutar la acción concreta.

Y todo eso se produce gracias a la configuración vía software comentada en todo el texto, y que supone realmente el activo más importante del Revolution Pro Controller de Nacon frente a otras posibilidades en el mercado. Gracias al programa que se puede descargar gratuitamente desde la misma web de Nacon, el mando puede adquirir hasta cuatro configuraciones diferentes para adaptarse fácilmente a los juegos más utilizados por su poseedor. Desde poder usar mapeados hechos por la comunidad hasta crear perfiles adaptados a uno mismo, el mando ofrece un amplísimo abanico de posibilidades que los más entendidos en la materia podrán explotar en las opciones avanzadas; aunque los nuevos en estas vicisitudes tendrán la ayuda de diversas ventanas de información ofrecidas en muchas partes del software.

Requiere tiempo y paciencia saber lo que uno realmente quiere o cómo está más cómodo si no se está acostumbrado a la alta competición, pero poder configurar aspectos como el stick derecho, la sensibilidad de los gatillos, la vibración de los dos motores del mando e incluso la recolocación de las funciones de los botones convierte al Revolution Pro Controller de Nacon en un lienzo en blanco en el que plasmar la forma en la que uno quiere disfrutar de sus juegos favoritos. El precio de 109,95€ lo hace, además, el mando profesional con mejor relación calidad/precio del mercado, alejándose mucho de los 150€ del Raiju de Razer.