Análisis Thimbleweed Park

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Una aventura gráfica clásica que recupera la diversión de antaño a base de nostalgia
Por Antonio López 23 agosto, 2017

Muchos de los que iniciamos nuestra pasión por los videojuegos a finales de los 80 y principios de los 90 del siglo pasado lo hicimos con algunas de las aventuras gráficas más recordadas de todos los tiempos. Maniac Mansion, Indiana Jones y la Última Cruzada o The Secret of Monkey Island son algunos de esos títulos que forman parte del imaginario colectivo, clásicos del ocio interactivo sobre los que siempre se habla al recordar la edad dorada del género, cuando LucasArts y Sierra On-Line eran los amos del cotarro entre los jugones del point and click. Esta misma semana aterrizaba en PS4 Thimbleweed Park, un título que hace las veces de homenaje a esa época y que consigue atrapar con su divertida y misteriosa historia.

Ron Gilbert y Gary Winnick, artífices de Maniac Mansion, recuperan el tono y la jugabilidad de antaño para rememorar un tipo de juegos que nunca han llegado a desaparecer, pero que no gozan de la misma popularidad. Thimbleweed Park nació, como otros proyectos recientes, de una exitosa campaña de crowdfunding a través de Kickstarter. Tras su estreno en PC y Xbox One, esta aventura repleta de puzles y diálogos cargados de humor aterriza en PSN con la sana intención de alegrar el día a todos aquellos que nos volvíamos locos con los disquetes en nuestros primeros compatibles. Algo que consigue tirando de saber hacer y de un factor nostálgico destinado a los incondicionales de LucasArts.

¿Quién mató a Laura Palmer?

Sí, es cierto, Laura Palmer no es la víctima que aparece bajo el puente de entrada a Thimbleweed Park, pero poco importa. El título nos lleva hasta 1987, cuando los agentes del FBI Ray y Reyes deben investigar la muerte de una persona en la otrora importante población. Las referencias evidentes a propuestas televisivas como la propia Twin Peaks, Expediente X o True Detective (mucho más moderna, pero igual de influyente), así como a juegos de la época, marcan el camino de una producción que no cesa en ningún momento de mirar al pasado, que basa toda su gracia en un guión repleto de chascarrillos y diálogos que Ron Gilbert y el resto del equipo de Terrible Toybox sabe gestionar con mucha gracia.

Al igual que sucedía en Maniac Mansion, Thimbleweed Park presenta a diferentes personajes que tendremos ocasión de controlar para intentar desenmascarar al asesino y descubrir la resolución de un misterio tan enrevesado como imposible. El título apuesta por ofrecer dos opciones de dificultad con la sana intención de hacerlo accesible a todos aquellos que nunca han puesto sus manos sobre una aventura gráfica de estas características, aunque los habituales del género deberían ir directamente a por la opción «difícil». La duración del juego depende de nuestra capacidad para solucionar los muchos puzles de la propuesta, por lo que la diversión está garantizada durante un buen puñado de horas.

Para alegría de los más puristas, Thimbleweed Park se puede disfrutar con ratón en PS4, aunque puede que no sea la opción más cómoda dependiendo de la ubicación de vuestra televisión. Por suerte, Terrible Toybox ha hecho un buen trabajo a la hora de adaptar el control a las posibilidades del DualShock 4, manteniendo ese espíritu clásico también en lo jugable, con la clásica asociación de opciones como «hablar», «usar» o «abrir» con los diferentes elementos del entorno o los objetos de nuestro inventario. La nostalgia está presente en cada uno de los aspectos de la obra, por lo que aquellos que nunca han disfrutado de una aventura de LucasArts (presente en el título, a su particular manera) puede que no entiendan lo mucho que significa Thimbleweed Park para los que crecimos con sus títulos más emblemáticos.

Esta nostalgia bien entendida de la que hace gala la propuesta se aprecia en cada uno de los personajes, desde Delores hasta Ransome el Payaso, pasando por un conjunto de diálogos y situaciones que dan pie a la resolución casi siempre lógica de los puzles que plantea Thimbleweed Park. Prestar atención a todo lo que se dice, así como al propio escenario, resulta imprescindible para conseguir superar todos los retos que plantea la obra, que difieren en algunos aspectos dependiendo del nivel de dificultad elegido para disfrutar del título. El ritmo de la aventura se antoja notable una vez que tenemos acceso a todos los personajes aunque, de nuevo, los no iniciados en el género pueden terminar detestando esta propuesta que también presenta un acabado técnico retro.

Los responsables de arte de Thimbleweed Park ofrecen un acabado artístico sobresaliente, que aprovecha muchos años de experiencia para crear lugares repletos de detalles. El acabado nostálgico de la obra se puede sentir en cada uno de los píxeles que forman los muchos rincones del título, que rinde un particular tributo a sus mecenas mediante mensajes de voz que podemos escuchar a través de los teléfonos del juego o de los extravagantes libros que pueblan las variadas bibliotecas de la propuesta. Thimbleweed Park cuenta con un decente trabajo de doblaje en inglés, con una traducción en sus textos al español notable, capaz de respetar el particular sentido del humor del guión original del título. La banda sonora también está a la altura de las expectativas, aunque en determinadas estancias puede llegar a saturar.

No me ha terminado de convencer el desenlace de la propuesta, pero Thimbleweed Park es todo lo que un amante de las aventuras gráficas de LucasArts desea. Siendo consciente de las intenciones de Ron Gilbert, Gary Winnick y del resto del equipo de Terrible Toybox, no puedo más que recomendarlo a todos aquellos que lo pasan pipa con Monkey Island, El Día del Tentáculo o el mismo Maniac Mansion. La nostalgia se ha convertido en un elemento más a la hora de vender un título, como demuestran la reciente remasterización de la trilogía original Crash Bandicoot o Sonic Mania, con este Thimbleweed Park ocupando un lugar que otras aventuras gráficas contemporáneas no pretenden ocupar.

2017 está siendo una alegría para los jugadores que desean recuperar clásicos de otra época, bien mediante las citadas revisiones de juegos memorables, bien con títulos que aprovechen todo el conocimiento de sus creadores para ofrecer una experiencia interesante por un precio no muy elevado, como sucede con este Thimbleweed Park. Puede que jugarlo en PS4 no sea la mejor opción para los puristas (aunque como decía antes, se puede usar ratón en la consola mediante USB o Bluetooth), pero siempre es agradable para un incondicional de las aventuras point & click descubrir un título como el que nos ocupa dentro del catálogo de PSN. Quienes desconozcan el género o no tenga el más mínimo interés lo verán como una bobada retro más, mientras que los fieles seguidores de los mejores años de LucasArts y similares sabrán degustar cada una de sus posibilidades.

80
Jugabilidad: 7.5
Gráficos: 7.5
Sonido: 8.5
Satisfacción: 8.5

Análisis

Thimbleweed Park aprovecha un guión de lo más divertido para presentar un título nostálgico en todas sus vertientes. Sus infinitas referencias, así como un notable apartado artístico, lo convierten en otro buen ejemplo del poder que tiene lo retro para funcionar entre un determinado tipo de público. Los incondicionales del género no pueden dejarlo escapar, aunque el resto de jugadores puede verlo como una simple rareza.