Análisis DiRT 4

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Codemasters apuesta por la accesibilidad, sin olvidarse de los habituales de la conducción
Por Antonio López 6 junio, 2017

Aunque el año pasado pudimos hincarle el diente a DiRT Rally, ha pasado un tiempo desde que tuvimos ocasión de jugar a una entrega numerada de la franquicia. DiRT 3 se estrenó en el ya lejano 2011 en PS3, por lo que Codemasters ha tenido tiempo de sobra para tomar buena nota de todo lo necesario y preparar un DiRT 4 que casi con total seguridad va a hacer las delicias de los amantes del motor y la grava. El estudio británico demuestra con esta cuarta entrega de la marca que es posible crear un juego de conducción que sea tan satisfactorio para los habituales del género como para los no iniciados, a la vez que apuesta por ofrecer contenido de sobra como para tenernos pegados a la pantalla durante un buen puñado de horas.

Para llevar a buen puerto su ambicioso plan, el estudio aúna en un mismo título rallies de toda la vida con otras competiciones más extravagantes, como rallycross o landrush, llenando el garaje de vehículos con coches de los fabricantes más conocidos y respetados del mundillo, potentes camionetas y buggies. No faltan a la cita las opciones de habilidad o una vertiente multijugador que ocupa un hueco destacado dentro de todo el conjunto. DiRT 4 me ha sorprendido por sus opciones y por apostar abiertamente por dejar jugar a todo aquel que esté interesado en la propuesta, ya sea un veterano de los juegos de conducción o un novato aficionado a los rallies que quiere sentir la emoción de la competición.

Modos para todos los gustos

Tras editar algunos datos de mi piloto, descubro que DiRT 4 permite elegir entre una jugabilidad gamer y una de simulación. Mientras que la primera apuesta más por la diversión pura y un estilo de juego algo arcade, la segunda va directa al grano e intenta emular de la mejor forma posible la conducción competitiva del mundo de los rallies. Puede que sea algo pesado con el tema, pero permitir al usuario elegir entre estas opciones otorga al título un grado de accesibilidad enorme, que no limita su disfrute únicamente a los jugadores más experimentados. DiRT Rally, sin ir más lejos, apostaba por una simulación más pura y dejaba de lado las opciones más recreativas (con este título comparte, además, motor gráfico y muchos elementos visuales, por lo que se siente como una evolución lógica). Con esto en mente, y una vez elegida la dificultad (con hasta cuatro opciones, a cada cual más exigente), entro de lleno en un tutorial que me permite descubrir los conceptos básicos de la jugabilidad de la obra.

La primera toma de contacto con DiRT 4 tiene que ver con el modo Academia DiRT, que como podéis imaginar hace las veces de autoescuela y nos permite descubrir lo esencial de la propuesta. Dejando a un lado todo este proceso de aprendizaje, Codemasters presenta una serie de modos de juego que van desde el imprescindible Carrera hasta Juego Libre, pasando por Joyride o las opciones multijugador. Los campeonatos de Rally, Landrush, Rallycross y Rallies históricos garantizan horas de juego y forman el cuerpo del modo Carrera, aunque DiRT 4 va mucho más allá y también nos permite montar nuestro propio equipo, personalizar diferentes aspectos del mismo e incluso contratar ingenieros y otros miembros del staff para conseguir sumar puntos y obtener un mayor presupuesto. Superar las diferentes competiciones, subir de categoría y alcanzar la cima de nuestra trayectoria profesional depende de nuestra habilidad al volante. Todo ello acompañado por un garaje de más de 50 vehículos, con coches tan destacados como los modelos Ford Fiesta R5, Audi Sport quattro S1 E2 o Mitsubishi Lancer Evolution VI. Sin olvidarme de los Supercars, RX2, Super 1600x, clásicos Grupo B y crosskarts también presentes en el juego.

Y es que, puede que otra cosa no, pero DiRT 4 presenta un garaje de lo más variado, con coches que podemos adquirir al ganar créditos y que se unen a nuestra colección particular al ganar carreras y cumplir determinados objetivos. El título marca algunos de estos objetivos antes de comenzar una competición o una etapa, por lo que siempre podemos intentar conseguir el mayor número de créditos posibles. Estas modalidades de juego vienen acompañadas por una buena selección de circuitos, localizados en países como España, EEUU, Australia o Gales. El trabajo de recreación que ha llevado a cabo Codemasters es encomiable, aunque puede que no tener la licencia oficial del Campeonato de Rallies le reste algunos puntos. Sí que tiene la del World Rallycross Championship, lo que aporta otra perspectiva jugable junto a las carreras de camiones y buggies.

Mucho más ligero, aunque igual de disfrutable, es el modo Joyride y sus diferentes minijuegos. Destrozar objetivos o superar tiempos son algunas de las opciones que presenta esta modalidad que requiere de nuestra habilidad al volante, lo mismo que las opciones online. Gracias al sistema Racenet se disfruta de una experiencia multijugador mucho más rica, en la que encontramos clasificaciones en directo, ligas y torneos. Las opciones competitivas en línea apuestan por los desafíos de comunidad o la liga Pro Tour, sumando más horas al conjunto. Y todo esto sin dejar de mencionar la posibilidad casi infinita de crear nuestro propio trazado, eligiendo entre cinco localizaciones distintas, la hora del día y las condiciones atmosféricas. DiRT 4 llega bien cargado de contenido e, incluso después de soltaros toda esta chapa, seguro que me olvido de algo.

Entrando en terreno jugable, Codemasters apuesta por ofrecer el mayor grado de realismo posible. Hay una gran cantidad de elementos del vehículo que se pueden ajustar: desde los neumáticos hasta los frenos, pasando por las marchas, el diferencial o la amortiguación. A esto conviene sumar el sistema de daños y reparaciones, que el estudio británico ha reimaginado para la ocasión, o la posibilidad de mejorar determinados aspectos de nuestro coche; como el motor, el embrague o la caja de cambios, lo que aporta un mayor grado de simulación al conjunto. A todo esto se une al buen control que ha conseguido Codemasters, que como ya he comentado se adapta a cada tipo de jugador. Aunque jugar con uno de los volantes compatibles es más inmersivo, hacerlo con DualShock 4 también divierte, siempre teniendo en cuenta que los diferentes niveles de dificultad ajustan las ayudas o resultan más o menos realistas.

Aunque aficionado al mundo del rally, no puede decirse que sea un experto en la materia, por lo que considero todo un acierto permitir al jugador descubrir el título como un novato para después ir adaptando el juego a su progresiva habilidad. Los más experimentados pueden respirar tranquilos, puesto que DiRT 4 también respeta el nivel de exigencia de los habituales de la conducción, dando como resultado uno de los juegos de velocidad más atractivos de la presente generación. La curva de aprendizaje está bien medida, los modos Landrush y Rallycross son pura diversión y lo único que se echa en falta es la licencia oficial del mundial de rallies. Codemasters sabe lo que hace y unir el realismo de DiRT Rally con entregas más accesibles de su franquicia da como resultado una jugabilidad y un control donde cada indicación del copiloto cuenta y el sistema de recompensas es lo suficientemente gratificante como para seguir avanzando en nuestra trayectoria como pilotos.

DiRT 4, además de ofrecer bastante contenido, presenta un acabado técnico notable. Codemasters recrea con acierto y buen gusto los diferentes entornos, circuitos, coches, y trazados; siendo algo más pobre la animación que se hace de público, técnicos y oficiales de cada carrera. Los de Southam apuestan por ofrecer los puntos de vista necesarios, con uno desde la cabina que hará las delicias de los amantes de este deporte. El sistema de colisiones, pinchazos y físicas está más que bien trabajado, aunque el gran punto técnico de la obra reside en su meteorología dinámica. Y ojo, porque además de visual, es funcional. Cuando la niebla aparece en escena es muy difícil superar la carrera si no hacemos caso de las palabras del copiloto. Tener en cuenta la hora del día y la predicción del tiempo es esencial para conseguir llegar a meta, además de un agradable espectáculo para la vista.

El título de Codemasters llega completamente localizado al español, con un doblaje básico y funcional del copiloto, así como ciertas narraciones en off. Los efectos sonoros están bien trabajados, aunque el gran aliciente de DiRT 4 en este aspecto es una selección musical que va desde The Chemical Brothers hasta Queens of the Stone Age, pasando por The Amazons o Bastille. Se nota que el estudio inglés ha puesto dedicación y mimo en cada aspecto del juego y eso también se puede apreciar en su apartado sonoro.

DiRT 4 es un título notable, repleto de opciones de juego y con una interesante selección de circuitos y coches, que van desde el rally más clásico hasta la diversión pura de la modalidad Landrush o la exigente técnica del rallycross. Es una pena que Codemasters no tenga la licencia del Campeonato Mundial de Rallies, así como algunas asperezas de la IA, pero es todo un acierto que se preocupe por ofrecer una jugabilidad accesible para los no iniciados y desafiante para los amantes de la simulación, con posibilidades casi infinitas a la horas de crear trazados con la herramienta de edición. Unir estos dos factores y conseguir que el título sea disfrutable por diferentes tipos de jugadores no hace más que destacar la necesidad de cumplir las exigencias de los habituales del género con la idea de satisfacer a aquellos que no tienen mucha experiencia a los mandos, pero sí mucha curiosidad.

86
Jugabilidad: 8.75
Gráficos: 8.5
Sonido: 9
Satisfacción: 8.5

Análisis

Codemasters consigue ofrecer un juego accesible para los novatos y exigente para los más experimentados en la conducción, lo que sin duda resulta imprescindible para que DiRT 4 sea divertido y disfrutable. La curva de aprendizaje está bien medida, el juego ofrece contenido variado en disciplinas y aunque los más puristas siempre querrán más realismo, está a la altura de las expectativas.