Análisis Call of Duty: Modern Warfare Remastered

85
El juego que lo cambió todo, rehecho para devolvernos bien a aquella guerra
Por Javi Andrés 4 noviembre, 2016

El cuarto Call of Duty supuso un cambio total en los shooters multijugador, especialmente en consolas y en esta saga hasta entonces de la Segunda Guerra Mundial. Se apostó por una guerra directa, actualizada, contemporánea y donde la personalización y el desbloqueo progresivo marcaban el querer siempre una partida más. Ahora el estudio Raven Software, de Activision, ha hecho muy buen trabajo llevando todo aquello a un aspecto más actualizado, casi a un remake más que una remasterización que se nota en cada tiro, en cada modo de juego añadido o en cada nuevo rebalanceo para que haya más espacio para todo tipo de jugadores. Olvdémonos del doble salto con jetpack, de las carreras por las paredes y de los gadgets futuristas. Volvemos a los tiempos del campeo, del quick scope para los francotiradores y de las granadas poderosas, en una guerra que sigue siendo divertida pero que, inevitablemente, es más simplona que los exponentes de los últimos años. Aunque no por ello ha perdido carisma alguno.

Éste es un juego para los que lo jugaron en su día, allá por 2007. Para los jovenzuelos que no lo conocieron, puede ser un paso atrás en todo y resultar anticuado. La base del producto es la nostalgia, y por eso cada escenario rehecho de la Campaña y del Multijugador -no tiene tercer modo, claro- está cargado de pequeños guiños o actualizaciones que los más veteranos de aquel juego sabrán reconocer. ¿Recuerdas aquel escalón roto en Crashed que era un perfecto ángulo muerto para hacer bajas sin demasiado peligro ni exposición? Pues ahora se ha perfilado para equilibrar un poco aquel descaro. Sin embargo, ¿recuerdas que el quick scope de los francotiradores estaba algo desajustado? Pues así sigue siendo y es una delicia ejecutarlo. Raven ha querido respetar las bases en todo lo posible pero sí ajustar un poco más lo que lo hacía desequilibrado. Eran otros tiempos, y ahora, con tantos años a sus espaldas y feedback desbordante, se ha podido poner al día y remozarlo no solo en lo técnico, que también y mucho, sino en lo jugable.

Quizá no se nota tanto cambio mecánico en la Campaña singleplayer, pues ésta se ha mejorado especialmente en lo visual. Nuevos efectos de iluminación, partículas, acabado realista de los rostros y cuerpos, animaciones menos toscas, más detalle en las vestimentas y las armas, mejor apariencia del fuego y el agua… Basta un vistazo rápido al capítulo del carguero en la marejada o al sigilo en los matojos bajo la tormenta para saber que esta remasterización tiene mucho trabajo detrás y no es solo el típico port reescalado a 1080p. La historia, los diálogos y las cinemáticas no sufren cambios más allá del cosmético, y arreglos de audio más contundente o mejor expresividad de los soldados, asustados por el acabado más realista y sin pixelación de las explosiones.

Pero, como digo, es en el Multijugador online donde más refinamientos se aprecian, porque hay retoques también jugables, pero con respeto. Se han incorporado las calaveritas de los compañeros muertos a las que ya tan acostumbrados estamos. Las armas míticas, como la AK47 o las pistolas, se siguen sintiendo igual, pero su daño está intervenido, retocado. Éste era un juego de matar mucho y ser matado muchas veces, un juego no tan vertiginoso ni frenético como los exponentes futuristas de estos últimos años, un juego de posicionamiento y paciencia donde saberse los puntos de reaparición del enemigo y no quitar el ojo del minimapa nos daban las mejores partidas. Otros retoques vienen en las asistencias o en las reglas disponibles para partidas con bots y la IA de éstos, más tratada.

Todo eso está, igual que está aquella personalización primitiva donde cada arma llevaba como máximo un gadget y un camuflaje, o donde solo había unas pocas ventajas de cada tipo y las rachas eran iguales para todos. Pero, ¿y si esas rachas ahora se tiran por puntos y hay algunas que no estuvieron entonces o tienen los puntos reajustados para que sean más fáciles de tirar? Hay arreglitos en esto, aunque no demasiados. Y también, ¿cómo sería jugar a Baja Confirmada en aquellos mapas inolvidables? Pues podremos comprobarlo porque este modo es uno de los introducidos. Se adaptan a los tiempos que corren también menús o salas de espera y invitación de amigos y tarjetas de jugador. Eso sí, no hay tantas incorporaciones -de nuevo- como nos hubiera gustado.

Así es Modern Warfare Remastered, una puesta al día que no tiene nada que hacer en cuanto a contenidos con los Call of Duty actuales y centrales, este año Infinite Warfare, pero que sí sigue funcionando de maravilla con su esquema propio y limitaciones de entonces levemente recortadas para que funcione hoy sin problemas. De momento no se puede comprar por separado, pero no me extrañaría que pasados dos o tres meses Activision se decida a venderlo sin necesidad de comprar Infinte Warfare, como sí ocurre ahora, y a precio reducido de unos 30 o 40 euros. Los vale, pues este COD 4 es inconfundible en todo y tiene algunas de las misiones de Campaña y mapas que están en la memoria de todos los que lo disfrutamos horas y horas en su día.

85
Jugabilidad: 8.5
Gráficos: 8.5
Sonido: 8.5
Satisfacción: 8.5

Análisis

COD 4 lo cambió todo y esta remasterización viene a recordarnos con pleno carisma cómo fue aquel principio. Más cercana al remake que al remaster, lo que es maravilloso, la puesta a punto que ha hecho Raven Software tiene cambios jugables que son un acierto y lo hacen más equilibrado y rico, aunque se le echan de menos algunos añadidos más ya que se ponían a meter modos, balanceo y reajustes. Simplón para los que no lo jugaran en su día, seguro; pura magia para los que nos lo sabemos de sobra y le tenemos cariño. Funciona como siempre funcionó.