Análisis Battlefield 1

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DICE se reinventa a sí misma a través de la Primera Guerra Mundial
Por Manuel Gimeno 17 octubre, 2016

Electronic Arts se ha hecho amante del riesgo, de eso no hay la menor duda. Después de disfrutar durante muchos años de una posición hegemónica en lo que a juegos de fútbol se refiere, decidió cambiar de motor gráfico para el presente año; sin nada en absoluto que hiciera indicar que, si no lo hacía, las cosas pudieran cambiar radicalmente. Arriesgó y ganó al final con un motor, el Frostbite, que cada vez coge mayor protagonismo, pero cuya utilización bien podría haber desencadenado problemas de todo tipo inherentes a un primer uso en un videojuego determinado. Mientras tanto, DICE, que crece paralelamente en relevancia junto a ese motor -el suyo-, se ha subido también a ese tren del riesgo con su franquicia estrella tras escuchar al usuario y darle justamente lo que deseaba: una guerra en el pasado.

Battlefield 1 podría ser justamente eso, el resultado de atender a la comunidad y de asumir una serie de riesgos que esta vez sí eran necesarios. ¿Os acordáis de los problemas con el Netcode en Battlefield 4? Yo sí, desde luego, pues fueron los causantes de que abandonara prematuramente la que considero la entrega más completa hasta la fecha de la franquicia. DICE ahí perdió gran parte de su prestigio y agravió a una legión de fans acérrimos y fieles que estoy seguro miran ahora a Battlefield 1 con la esperanza de volver al campo de batalla. Pero no son los únicos, pues aquellos que reniegan del doble salto y de la ciencia ficción ven en este viaje a la Primera Guerra Mundial la única esperanza dentro de una industria que decidió hace tiempo que sus gustos y preferencias ya no eran importantes.

Pero no solo tiene cuentas pendientes DICE con el multijugador y su funcionamiento, también las tiene con el modo campaña. Siendo generosos, desde Battlefield Bad Company 2 el estudio sueco no ha sido capaz de sellar una historia lo suficientemente buena como para recibir algún tipo de elogio; incluso muchos clamaban por la desaparición de esta vertiente en aras de reforzar el contenido para el multijugador. Hasta ahora. Battlefield 1 es la reconciliación del estudio sueco con las aventuras en solitario, y el primer acierto dentro de un juego que se sirve justo de este modo para mostrar todo lo que tiene que ofrecer a nivel jugable durante la ingente cantidad de horas que uno puede llegar a destinar en el online.

La fórmula es atípica en el mundo de los videojuegos, pero extremadamente eficaz. Cinco historias de guerra repartidas en localizaciones tan diferentes como puntos de conflicto tuvo la Gran Guerra, y que te llevan a atravesar los Alpes, sobrevolar Francia o luchar en las tierras del Imperio Otomano. Y todo con distintos protagonistas en cada una de ellas que no hablan de nacionalismo, ni de gloria ni grandeza, si no más bien de supervivencia, redención, familia, ilusión y venganza. Aquí no hay ni buenos ni malos, solo hombres y mujeres que lucharon por motivos que se escapaban a su propia voluntad. DICE transmite dramatismo en estas cinco historias a través de escenas cinematográficas espectaculares, consiguiendo unir al espectador con el relato desde el minuto uno y otorgando intensidad a la escasa hora de duración que disponen cada una de estas historias bélicas. Mientras tanto, el juego te va preparando muy convenientemente para lo que vendrá después, aprendiendo aquí a manejar correctamente tanques y aviones de combate, o incluso a abordar situaciones desde el sigilo. También muestra la campaña al soldado de élite, una de las llamativas novedades del juego y que seguro disfrutarás a lo grande en su sección correspondiente.

Me quedo en concreto con dos de estas aventuras: Amigos de altos vuelos y Avanti Savoia! La primera ofrece una visión canalla y fanfarrona de un piloto aéreo británico en la Primera Guerra Mundial, mezclando la trama con escenas espectaculares que quitan el hipo de la impresión. La segunda, mucho más emotiva y dramática, supone el contraste perfecto con la anterior al presentar a un soldado italiano que se abre paso a hierro y fuego entre el ejército rival en busca de su hermano desaparecido. Historias de guerra y de contrastes las de Battlefield 1 que podrían componer un modo campaña redondo si no fuera por dos cosas. La primera de ellas es la escasez de estos episodios, cinco solamente y de corta duración -cinco horas puede durar el modo compaña en total, a lo sumo- que da la sensación de que en un momento dado DICE decidió acabar bruscamente con el desarrollo de esta vertiente. La segunda, el mensaje final del propio equipo y la oportunidad perdida de acompañar el dramatismo de las historias personales con un mensaje pacifista que parecen buscar los relatos de la campaña constantemente, pero que de forma incomprensible DICE rompe por completo a su conclusión.

Un aperitivo el de la campaña que, pese las quejas finales, en esta ocasión sienta bien en este Battlefield, pero que supone únicamente la antesala de lo realmente importante: el modo multijugador. Aquí es donde estaba el riesgo de DICE al apostar por la Primera Guerra Mundial, pues echar la vista hacia atrás, hacia la Gran Guerra, suponía acabar con uno de los pilares principales de la franquicia en los últimos años, y no es otro que la personalización. Quien venga de Battlefield 3 o Battlefield 4 no encontrará en éste las innumerables opciones que sí que ofrece la guerra moderna, pero hay que entender que es la consecuencia directa de situar como epicentro de la acción al primer gran conflicto a escala mundial del siglo XX. Aquí no existía el arsenal que hay ahora con todos los ejércitos del mundo, y es por ello que para una correcta contextualización lo único que DICE podía hacer y ha hecho es echar mano de prototipos fechados entre 1914 y 1918, aunque no se llegaran a usar en la Primera Guerra Mundial. El resultado salta a simple vista: pocas armas -muchas repetidas- y pocos acoples, pero también menos gadgets y menos recursos para los vehículos terrestres, aéreos y acuáticos.

Battlefield 1 dispone de la mejor ambientación que he visto nunca en un videojuego de guerra. Es algo que descubres desde el minuto uno, pero sobre todo desde que te cruzas con un mapa como Amiens. La destrozada ciudad francesa es una de las joyas que más brilla entre los nueve mapas del modo online, y que se ha destapado como uno de los mejores escenarios que se hayan podido ver nunca en la historia de la franquicia.

Pero algo que puede parecer negativo a nivel de jugabilidad tiene su contrapartida en todo lo relativo a la inmersión. Battlefield 1 dispone de la mejor ambientación que he visto nunca en un videojuego de guerra. Es algo que descubres desde el minuto uno, pero sobre todo desde que te cruzas con un mapa como Amiens. La destrozada ciudad francesa es una de las joyas que más brilla entre los nueve mapas del modo online, y que se ha destapado como uno de los mejores escenarios que se hayan podido ver nunca en la historia de la franquicia. Es capaz de mezclar perfectamente la lucha de infantería por calles estrechas con el paso de tanques pesados, ofrecer al jugador la posibilidad de escabullirse por edificios casi destrozados y luego abrirte la puerta a un palacete señorial que ha sobrevivido milagrosamente a las bombas.

Esta es una tónica generalizada en todo el multijugador. DICE ha estudiado de forma minuciosa la conformación de todos los mapas del juego, y ofrece un repertorio heterogéneo que posibilita estar durante una ronda sacando los tanques a pasear por el Canal de Suez y en otra luchando con uñas y dientes en las trinchera de la Herida de San Quintín. Además, parece como si los escenarios hubieran sido creados en base a su óptimo funcionamiento en el modo Asalto, que brilla de forma portentosa en esta vertiente online. Uno de los modos más clásicos de Battlefield que funciona de forma excelente en esta entrega, pero también lo hace el otro, Conquista, que favorece la utilización de múltiples rutas para ir desde una base a otra, algo que no pasaba siempre en los mapas de Battlefield 3 y Battlefield 4.

Además de la aparición de Dominación y TCT: Equipo, DICE ha introducido dos modos de juego nuevos para Battlefield 1, no añadiendo otros conocidos que suele colocar posteriormente en sucesivas expansiones. El más llamativo de todos, y uno de los reclamos más fuertes para este año, es el de Operaciones, introducido con una narración previa que contextualiza las batallas que van a llevarse a cabo. Esta modalidad que denota un trabajo minucioso por parte del estudio sueco ofrece una visión diferente de las batallas online al existir diferentes fases, transmitiendo una sensación similar a nivel táctico de lo que podía ser una batalla en aquella época al seguir objetivos como avanzar, retroceder o mantener una determinada posición. Palomas de guerra, el otro modo nuevo, me ha sorprendido para bien, siendo una variante que bebe casi, casi del mismo espíritu que lo hace el modo asalto.

Battlefield 1 cambia también ligeramente las clases de toda la vida de la franquicia. Ya se sabía que el ingeniero iba a pasar a mejor vida y que su función iba a ir a parar en porta tanto al apoyo como al piloto. Esta última clase, con armas y herramientas básicas, surge ahora como solución para que aquellos que se limitaban únicamente a ir de tanque en tanque o de caza en caza, no lo tengan tan fácil para seguir matando una vez toquen tierra con los pies. Ahora todo es más lógico en ese sentido, más “hardcore” si se me permite la expresión. En general el juego desprende ese aroma, sin querer en ningún momento ser un ArmA o un Operation Flashpoint, pero alejándose a lo mejor de lo que sí se podía ver en entregas anteriores. DICE ha reforzado la necesidad de que el trabajo en equipo sea fundamental al quitar ayudas automáticas en la reparación de vehículos o ralentizando la curación del propio personaje.

Se ve también en todos los vehículos. Los tanques son mucho más lentos y ya no son las armas de destrucción masiva de antes. Los aviones igual, pues su dificultad en el manejo y fragilidad impiden desplegar bien todo su poder ofensivo. Tampoco las lanchas son ahora las armas nucleares flotantes que eran antes. Todo tiene su coherencia en Battlefield 1, su razón de ser. DICE logra separarse así aún más de la competencia, quedándose ahora mismo su franquicia como única opción para todo aquel que quiera algo más real pero sin el aburrimiento que puede conllevar en ocasiones la simulación.

Y pese a todo, hay espacio también para echar una canita al aire. Se han introducido los soldados de élite como ventajas ocasionales que aparecen en el campo de batalla y que pueden marcar la diferencia con el equipo rival, pero también enormes acorazados como un tren blindado, una fragata de guerra o un zepelín que harán aparición en los modos Operaciones y Conquista para ayudar a uno de los bandos. ¿Lo mejor de todo esto qué es? Que lo he encontrado todo muy equilibrado, fácilmente contrarrestable tanto estos soldados, como las bestias de guerra, como los vehículos y las armas. De entrada no hay nada que parezca estar roto o que no funcione como debería. Tal vez sea pronto para asegurarlo de forma tan rotunda, pero desde luego es encomiable que ninguna de las novedades a nivel de juego rompan con la armonía que debe tener siempre un modo multijugador de este estilo.

Pero aunque Battlefield 1 sea rompedor y polémico con sus antecesores en todo, también sabe mirar atrás y rescatar lo importante para reconvertirlo. Esos vehículos gigantes y demoledores no son estrictamente una novedad, como tampoco lo es el cambio meteorológico en medio de las partidas; sin embargo sí lo es su aleatoriedad, que por ejemplo en una ronda llueva y en otra haya una tormenta de arena. No hay nada predefinido para cada mapa y todo puede ocurrir con el tiempo. Y lo mejor es que todo lo que pase afectará a jugabilidad, a cómo se afronta una situación en una partida determinada.

Y por supuesto, todo esto bajo la potencia gráfica del Frostbite de DICE. Battlefield 1 es impresionante en diseño y músculo técnico, luciendo uno de los mayores resultados estéticos de un videojuego en esta generación de consolas. La iluminación es impresionante, cambiando con diferentes efectos dependiendo de dónde dé el sol, o si se está dentro de un vehículo. La arena, el agua, los bosques o las ruinas humeantes dan plena sensación de solidez, y las explosiones que escupen fuego y piedra por todas partes aportan contundencia a todas las acciones bélicas que se hagan. Entre disparo y disparo abruma el pensar en cómo ha evolucionado la franquicia desde sus orígenes en el año 2002.

Eso sí, el sonido sigue siendo lo mejor que tiene Battlefield, y eso es mucho decir viendo el acabado gráfico de la propuesta. Battlefield 1 suena a disparos, a explosiones, a guerra en definitiva. Es una gozada disfrutar de la contundencia de este apartado con un buen equipo de sonido o unos cascos de calidad. Y la banda sonora tampoco se queda atrás, con temas memorables y que ponen los pelos de punta tanto en el modo campaña como en determinados momentos del multijugador. El espectáculo continúa siendo tal que gran parte de la inmersión recae justamente en los hombros de estas bien creadas ondas. Y no me puedo olvidar del doblaje al castellano, excelente a todas luces, y sin necesidad de recurrir a actores famosos que pueden no hacerlo lo mejor posible en un modo campaña que necesita de su excelencia para transmitir emociones correctamente.

[RELACIONADO=La muerte de Battlelog]DICE acabó hace poco con la vida de Battlelog para Battlefield 1, un sistema de recogida de estadísticas hecho red social que además permitía personalizar las clases y usar el buscador de servidor para lanzar desde ahí mismo la partida. Ahora todo pasará a formar parte de Battlefield Companion, una APP que permitirá conocer nuestros progresos y elegir el equipamiento del soldado; algo que ahora, incomprensiblemente, no se puede hacer desde el menú principal del propio juego.[/RELACIONADO]

Battlefield 1 no es el que más opciones ofrece, ni el que más personalización permite, pero sí es una de las entregas que mejor representa ese trabajo en equipo que siempre ha caracterizado a la franquicia. DICE lleva al límite las posibilidades de la Primera Guerra Mundial para tratar de presentar al jugador toda la tecnología posible relacionada con esa dramática contienda, y mientras tanto aprovecha la variedad de localizaciones para realizar el mejor trabajo de mapas, ambientación y de contexto que se recuerde. Battlefield 1 será un juego de contrastes, de odios y pasiones, de gente que añore cosas de Battlefield 4 y gente que se enamore de su sencillez y rudeza. Pero sobre todo Battlefield 1 será el juego que simbolice que asumir riesgos en esta industria y escuchar a los fans se acaba recompensando. Bien por DICE esta vez, bien por Battlefield 1.

90
Jugabilidad: 9
Gráficos: 9
Sonido: 9.25
Satisfacción: 8.75

Análisis

DICE se arriesga enormemente con Battlefield 1 y acierta en su propósito. No se puede hacer mejor dentro de las limitaciones de jugabilidad que impone la Primera Guerra Mundial, sobre todo a la hora de crear unos mapas que son sin duda de los mejores que ha visto esta franquicia en toda su historia. Toneladas de inmersión y de carisma para una franquicia que se alza rebelde ante la dictadura del doble salto y de la ciencia ficción.