Análisis I am Setsuna

75
La magia de los JRPG de Squaresoft regresa con menos eficacia pero el mismo carisma
Por Javi Andrés 20 julio, 2016

La década de los 90 fue brillante e inigualable en cuanto a rol japonés, ése de combates por turnos, historias que hacían soñar, personajes misteriosos que idolatrar y magia a cada paso y giro de guión. Final Fantasy, Chrono Trigger, Secret of Mana y otras muchas marcas eran oro puro en nuestras consolas, y ahora I am Setsuna llega para refortalecer esa esencia, con unas 25 horas de juego que es pura chispa JRPG old shcool del de los 16 y 32 bits, pero que no hace mucho más por entender de forma madura o evolucionada el género que tantas alegrías nos dio en su momento y que quizá empieza a envejecer en su formato más tradicional. Personajes cliché, un tono melancólico de cortarse las venas por momentos y un dibujo y música muy inspiradores y realmente bonitos son otros aspectos que parece que tenía que tener obligatoriamente un buen roleo de origen nipón de entonces. Frente a Final Fantasy XV, Kingdom Hearts III y otros JRPG adaptados que están por llegar y apostarán por el Action Combat y mecánicas tremendamente puestas al día, en I am Setsuna lo que encontramos es fórmula ultra clásica, como en Bravely Default, pero en PS4 y PC.

Square Enix ha sabido darnos lo que pedíamos, pero nos lo ha dado sin demasiadas florituras ni nuevos aires. ¿Queríamos JRPG clásico? Pues nos lo ofrecen tan clásico que hasta es previsible y se siente repetitivo pasadas 5 o 6 horas. Ahora bien, es tan bueno el talante de este tipo de producciones, que sigue funcionando pese a su exposición arcaica. Un viaje emotivo, con una chica adorable a la que salvar del trágico sacrificio, con algún héroe silencioso e introvertido pero que da espadazos como Dios, un alma de la fiesta que aporte algo de humor al grupo y un montón de aldeas y lugares entrañables que visitar acabando con más y más monstruos para subir de nivel y conseguir objetos de inventario. A todos nos suena y nos gusta, y I am Setsuna no se corta en expresar en pantalla durante toda la aventura lo cargadísimo de personajes y situaciones estereotipados que está. La sensación constante es “esto estaba en Final Fantasy IX”, “esto estaba en Chrono Trigger”, “esto estaba en Final Fantasy VI”…

De Chrono Trigger es del que más bebe, especialmente por el sistema de combate con la recurrente barra de Active Time Battle (ACT), un medidor que se rellena esperando y que consume porciones por cada acción o ataque que hagamos con ese personaje. Funciona de maravilla, y lo sigue haciendo al principio donde debo reconocer que me sorprendió muchísimo lo imbatible de este sistema tan antiguo. Pero, como decía antes, pasadas unas horas el jugadaor muy acostumbrado a esto se da cuenta de qué hoy en día, en 2016, se antoja demasiado simple, poco profundo, previsible y machacado. Se echan de menos más comandos o tácticas, más allá de fortalezas y debilidades de cada enemigo para contrarrestar con la especialidad de nuestros héroes y, de vez en cuando, gastar turnos en sanación o protección. La gestión de equipo también es sencillita. Para compensar un poco, existen los llamados Puntos Setsuna que son un elemento más a tener en cuenta y disponen hechizos de grupo desequilibrantes que habrá que saber usar bien en los combates más avanzados y mejor llevados jefes finales. Pero una vez dominados estos puntos y tácticas, también tendremos pronto favoritos y estrategias de combate infalibles que repetir a medida que avanzamos y subimos niveles mejorando los personajes.

Se nota en el tema del combate la idea que, sin hacerlo mal juego en absoluto, martiriza a I am Setsuna de principio a fin. Y esa idea es que sus desarrolladores, en busca de un juego que rebosara de mecánicas y apariencia clásica por los cuatro costados, han sacrificado cualquier innovación o idea que se les viniera a la cabeza, dejando fuera elementos más recientes que han demostrado funcionar en los JRPG pero que no son de aquella época. De esta forma, I am Setsuna apenas tiene sorpresas y para muchos será un juego peor que los clásicos Chrono Trigger o Secret of Mana, y eso es una pena. Nos pongamos lo nostálgicos que nos pongamos. No hace mucho quedaba demostrado con juegos old school como Doom o Shovel Knight que se puede regresar a las raíces más viejunas y hacerlo muy bien aderezando ciertos toques actualizados. Esta producción no se moja tanto por ahí.

Square Enix ha creado Tokyo RPG Factory, el equipo encargado de I am Setsuna, precisamente para hacer videojuegos como éste, que sean muy de corte clásico y ya veremos si incluso seriado. No es un grupo de personas muy grande, pero en sus filas cuenta con programadores y creativos que estuvieron en los Final Fantasy más recordados, de FFVI a FFX. Y esto se nota y es muy bueno, desde el tratamiento de las conversaciones con varias respuestas a elegir hasta la exploración mapa-mundi con definitiva nave voladora, la entrada de la música en situaciones tristes -abundantes- o la forma en que se presenta cada nuevo escenario, a modo de parada en nuestro viaje y tierra de tradiciones distintas.

El problema, quizá por cuestiones de presupuesto o querer ir demasiado al grano, viene en que el guión no es muy bueno en sus lazos finales ni trata especialmente bien a los protagonistas, pues no se detiene tanto como lo hacían aquellos Final Fantasy a explicar la personalidad y motivaciones de cada uno de estos nombres guardianes de Setsuna. Ni siquiera ella, angelical y entrañable como Yuna o Aeris, llega a conectar del todo con el jugador. Y eso sí es más grave de cara al cierre de la historia y el planteamiento base donde es la elegida para sacrificarse por la paz de su pueblo y se supone que debemos estar tristes por ello. A esto se suma su apartado gráfico minimalista, que tira del motor Unity y se mantiene sólido, pero no arriesga ni sorprende en nada. Tampoco lo pretende, claro. Y para los que no estén muy familiarizados con el inglés, el juego llega, de momento, sin textos en castellano.

Sí me gusta mucho más el ritmo del arranque, algo que normalmente se arruina por completo en estos juegos en cuanto entran en escena historias secundarias que no interesan a nadie y parecen de relleno. Los preciosos parajes nevados de I am Setsuna y el manejo de la iluminación o las animaciones de los numerosos NPCs y animales que por ahí pululan serían una suficiente puerta de entrada atractiva para el que arranca este viaje clásico, pero es que, cuando te quieres dar cuenta, la historia te tiene atrapado y eso que puedes prever cómo va a evolcionar porque el despliegue de clichés y topicazos del género es bochornoso. No importa, esto queríamos muchos y esto nos han dado con esta producción que, eso sí, se nota de perfil B o de segunda línea para los 39,99 eurazos que cuesta. El precio está un poco desajustado.

Los hechizos más poderosos y combinados o las secuencias programadas esporádicas que respetan la perspectiva isométrica de todo el juego, son las partes más mágicas visualmente. El universo de I am Setsuna no es especialmente preciosista o místico con símbolos y ancestros, pero tiene algo de todo eso como para que apetezca explorarlo y buscar nuevas localizaciones o templos donde acampar cada noche con este grupo de combatientes improvisado para una misma misión. Hay algunos interiores de casas o tiendas que se repiten y están reciclados, pero se le puede perdonar si lo enfrentamos a la riqueza y diseño de algunos cabos costeros o palacios. Los combates, por suerte, no son aleatorios y pueden esquivarse en áreas abiertas para cuando ya llevemos nivel de sobra, además de no presentar tiempos de carga ni transiciones pesadas.

Lo cierto es que la presentación general y estética de menús son estupendas, asumiendo que pretende ser un juego de los 90 con conversaciones estáticas que leer y sin voces a cada paso o inventarios desordenados que a la hora de comerciar se hacen infumables y eternos en navegación. Hay melodías como hace tiempo echábamos de menos en el género, de ésas con carisma y pegadizas, e incluso se juega con algunos silencios y los efectos de sonido de una ventisca o el chisporroteo de una hoguera encendida, para imponer un cierto tono reflexivo de ésos que tanto gustan a los japoneses pero que aquí no funciona tanto por no habernos sabido introducir más a fondo a los personajes.

75
Jugabilidad: 7
Gráficos: 7.5
Sonido: 8
Satisfacción: 7.5

Análisis

Lo que podíamos esperar de una vuelta a las raíces cegada y plena, eso es I am Setsuna, un buen JRPG, mágico, bonito y eficaz en casi todo, como los de hace 20 años, pero que en muchas cosas se siente, para mal, así, de hace 20 años. Sacrifica cualquier profundidad o evolución lógica del género para mantenerse purista y cargado de clichés y previsibilidad. Y todo eso sin unos valores de producción tan altos como se le deben pedir a un descargable que cuesta 40 euros. Cuando baje de precio y si echas de menos el tono melancólico de aquella Squaresoft en su esplendor (Chrono Trigger, Final Fantasy), es obligatorio.