Análisis Layers of Fear

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El terror hecho arte en una experiencia que nos hará pasarlo de miedo
Por César Rebolledo 25 febrero, 2016

El género del terror ha ido perdiendo, a lo largo de los últimos años, muchos puntos en lo que respecta a juegos de primera línea, los llamados triple A. Con el progresivo deterioro de Silent Hill, el enfoque a la acción de Resident Evil, Dead Space y otros tantos, dejando esta responsabilidad en los indies. En juegos como Layers of Fear, del estudio Bloober Team, que llegaba la semana pasada a Playstation Network.

Nuestra historia es, en principio, simple. Volvemos a nuestro hogar, porque tenemos que terminar un cuadro. Unos cuantos compases iniciales, un par de vueltas por la planta baja, algo de mal rollo por la superior y llegamos al estudio. Un siniestro lienzo cubierto por una tela cae y el espacio en blanco nos devuelve la mirada y… hasta aquí podemos leer.

Lo que viene a partir de este punto es una serie de viajes, giros, puertas, pasillos, habitaciones y rincones siniestros que se van volviendo cada vez más extraños mientras buscamos los seis componentes necesarios para terminar nuestro cuadro. Sin embargo, una vez consigamos el primero tendremos que plantearnos si realmente queremos terminar la obra de arte…

En sí misma la historia es simple, pero es el trasfondo lo que debemos decidir si descubrimos o no, a través de una serie de notas (un montón) repartidas por los distintos escenarios que iremos recorriendo. La casa esconde algo terrible.

Nada más comenzar el juego podemos llevarnos una increíblemente desagradable sorpresa y malísima primera impresión. Por algún motivo que desconocemos, el primerísimo habitáculo del juego, el recibidor de la mansión, nos ha provocado terribles problemas de framerate. Unas caídas brutales de las imágenes por segundo imposibles de no notar, resueltas en cuanto hemos cruzado la puerta. Cabe destacar que el juego en ocasiones presenta efectos especiales un tanto extraños como por ejemplo interferencias y esta caída de frames no es uno de estos efectos. Volver a ese recibidor ha hecho que volviera a surgir el problema, por lo que si estáis en la misma situación no os dejéis engañar, el juego entero no es así.

El resto se desarrolla con bastante fluidez en el aspecto visual, de forma muy estable aunque la cámara tiene ese extraño efecto que puede hacer que alguno se maree. La sensación de estar en realidad dentro de un barco al caminar, por el extraño balanceo de la cámara, puede desconcertar a más de uno.

Hay infinidad de detalles en los escenarios, todo relativamente bien hecho y la presentación tiene una calidad media, lo normal en los indies más recientes, bastante decente, pero hay dos defectos insoslayables: un popping muy puntual pero más que notorio y una iluminación muy pobre. Sólo notaréis realmente diferencia entre encender o no una luz si es una lámpara enorme capaz de iluminar absolutamente toda la habitación. Teniendo en cuenta que estamos con un juego en el que el juego de luces y sombras es importante, tenemos un buen defecto entre manos.

El juego es parco en lo que respecta al apartado sonoro, aunque puede tener un cierto sentido ya que el silencio ayuda a generar tensión. Salvo en unos puntos muy concretos no hay una banda sonora que nos acompañe de ninguna manera, algo que podría haberse agradecido porque hacer uso del silencio para agobiarnos pierde efecto muy pronto.

El juego se desarrolla como un videojuego en primera persona en el que interactuamos con los objetos con uno de los gatillos. Según la clase de objeto que sea (una puerta, un cajón, una manivela…) tendremos que mover el stick derecho para abrir, girar, tirar, cerrar… lo que toque. Repartidos por los escenarios hay una serie de objetos y notas que podemos recoger para inspeccionar, todo ello con voces en inglés y subtítulos al español que personalmente, hemos encontrado bastante pequeños y algo difíciles de leer salvo que tengáis una pantalla bastante grande.

En cuanto a la jugabilidad en sí misma… esta es toda la interacción que haremos con el escenario, realmente. La mecánica es simple, avanzas, buscas, miras, interactúas con algo, en ocasiones buscas una llave u objeto que sirve como tal y avanzas. Sólo en dos ocasiones hay puzzles y no es que sean especialmente complicados.

Pero lo interesante realmente es la parte de «avanzas». Aún con lo genérico del apartado visual, los responsables del juego han hecho un magnífico trabajo con muchos efectos inesperados que buscan desconcertarnos. Es habitual cruzar una sala, llegar a un cuarto cerrado en el que no hay nada y al volver a salir por la puerta, el pasillo ha cambiado completamente y ahora es un salón. Esto no es nuevo, pero sigue siendo bastante impresionante entrar en un cuarto y que en cuanto te des la vuelta, la puerta haya desaparecido, la habitación se haya hecho más pequeña o, literalmente, al girar 360º la cámara, todo sea diferente. Cabe destacar que todo esto se hace de forma inmediata, sin tiempos de carga de ningún tipo salvo al principio de cada episodio.

Estos efectos especiales centrados en cómo las cosas cambian en cuanto apartamos la mirada son lo que realmente salva el juego, gracias a lo bien utilizados que están. Quizás parezca que Layers of Fear recurra demasiado al susto repentino o jump scare, pero lo cierto es que en cuanto llevas una o dos horas, empiezas a tener más miedo de lo que pueda estar cambiando a tus espaldas que de lo que realmente ves. Hay pocas ocasiones en las que tengamos un terror explícito, con unas figuras que nos «matan» si escogemos el camino incorrecto pero una vez termina la secuencia, aparecemos en el lugar que realmente deberíamos haber seguido.

Layers of Fear es un juego de terror relativamente genérico en el apartado visual pero que consigue el efecto deseado y nos deja bastante satisfechos en lo que respecta al buen uso de los giros de cámara y el juego del despiste. Hay que decir que encaja en ese arquetipo de títulos que muchos comprarán para grabarse simulando sustos y subirlos a internet, tan populares últimamente.

Por lo demás, nos ofrece cuatro o cinco horas de diversión, con un factor rejugable centrado especialmente en los trofeos (poco aliciente más vais a tener para encontrar básicamente todos los coleccionables del juego) y un final que aunque predecible, parece sacado del cierre de los clásicos relatos cortos de terror.

Si podéis pasar por alto unos defectos relativamente menores en un juego que a nivel técnico es del montón, podéis pasarlo bastante bien. Eso sí, volvemos a tener un problema con el precio y es que esto es una película de terror interactiva que en el mejor de los casos te dura unas diez horas y con un coste algo menor, sin duda llegaría a más personas. Es la clase de juego en la que si miráis más allá de las notas de análisis, puede sorprenderos.

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Jugabilidad: 7
Gráficos: 7
Sonido: 7.5
Satisfacción: 8.25

Análisis

Layers of Fear es como un relato de Edgar Allan Poe hecho videojuego. Técnicamente mejorable, pero bastante respetable en lo que se refiere a la tensión y el medio que genera