Análisis Not a Hero

75
Tiroteos pixelados y violenta diversión
Por Antonio López 2 febrero, 2016

Roll7 vuelve a la carga en PS4 tras el excelente recibimiento obtenido en la consola doméstica de Sony con OlliOlli y su secuela, dos de los títulos de corte independiente más celebrados y divertidos de los últimos años. Con Not a Hero, el estudio cambia de registro jugable y se atreve con un shoot ‘em up repleto de absurda violencia acompañado por una jugabilidad de lo más simple, todo ello con su clásico estilo pixelado y una buena dosis de incorrección política. La versión para PC despertó muchas simpatías y por fin le ha llegado el turno a los jugadores de PS4, que tienen en esta aventura otra demostración más del apego de Sony por todo lo indie.

Devolver Digital sigue apostando por la distribución de este tipo de propuestas, reafirmándose como el sello a seguir en términos de juegos independientes. Not a Hero no inventa nada, aunque sí ofrece diversión por un tubo, cuestión que hará las delicias de los amantes de este tipo de obras. El resto puede salir escaldado a los pocos minutos, por lo que conviene tener muy claro el tipo de juego al que nos enfrentamos cuando cojemos el DualShock 4 y nos disponemos a arrasar con todo lo que se interponga en nuestro camino.

Aunque la trama no deja de ser una mera excusa en este tipo de juegos, Not a Hero presenta un argumento tan disparatado como divertido. Bunnylord quiere ser alcalde y para conseguirlo nada mejor que limpiar las calles de la ciudad a base de tiros y explosiones, al estilo guerrilla, aniquilando a los señores del crimen que campan a sus anchas. Bajo esta premisa tan de película de acción sin presupuesto bañada por litros de cerveza se esconde un divertimento jugable que hará las delicias de los usuarios más nostálgicos, aunque también echará para atrás a los que busquen experiencia más complejas.

A través de diversos personajes, que desbloqueamos al cumplir con unos requisitos exigidos por el título, descubrimos variadas formas de hacerse con el control de Not a Hero. Cada misión nos plantea una serie de objetivos para poder superarla al 100%, cuestión que resulta imposible en el caso de no tener algún personaje, por lo que intentaremos superar cada pantalla en múltiples ocasiones, hasta adquirir la máxima puntuación posible. La curva de dificultad en este sentido está muy bien ajustada, aunque al final nos encontramos con una serie de objetivos que se repiten en bastantes ocasiones y terminan de quitarle algo de frescura al conjunto. También resultan algo repetitivos los escenarios, por lo que veremos fondos muy similares en más de una ocasión.

No obstante, el aspecto más tedioso de Not a Hero lo encontramos en sus secuencias narrativas. La historia nos va presentando las misiones con una serie de escenas protagonizadas por Bunnylord, que nos habla a un ritmo que rompe totalmente con la propuesta jugable y que en la mayoría de ocasiones terminamos obviando para ir directamente a la sección de tiroteos. Roll7 juega aquí en su contra, dejando a un lago el vertiginoso ritmo de las misiones y apostando por unos textos que nos pondrán de los nervios en más de una ocasión, por mucho que las paridas de Bunnylord puedan tener su gracia.

Cuando entramos en materia, Not a Hero gana muchos enteros. La jugabilidad es directa y sencilla, lo que no quiere decir que sea poco profunda. Podemos utilizar las coberturas muy rápidamente, así como para salir de las mismas no tenemos más que realizar un disparo. Resulta de lo más curioso descubrir cómo se ha creado un sistema de coberturas en 2D que poco tiene que envidiarle al de las grandes superproducciones, aunque aquí todo va mucho más acelerado. Cada personaje cuenta con sus habilidades y movimientos característicos, por lo que hacerse con el correcto manejo de todos nos llevará algún tiempo, con su correspondiente satisfacción jugable.

A nuestra disposición tenemos un arsenal de armas al que poco tendrían que envidiar los Stallone o Schwarzenegger de hace 25 años, así como una buena ración de armas secundarias capaces de llenarlo todo de fuego y destrucción. Not a Hero tampoco escatima en violencia explícita, aunque el aspecto pixelado de la obra hace que resulte complicado tomarla en serio y todo se conjuga como una obra repleta de un sentido del humor políticamente incorrecto en la que podemos volarle la cabeza a un enemigo tras destrozarle las rodillas a tiros. Y con Bunnylord soltando chistes o escupiendo vulgaridades.

Roll7 apuesta nuevamente por el píxel más acentuado para construir su propuesta a nivel artístico y gráfico, aunque en Not a Hero resulta algo menos adecuado que en OlliOlli y su secuela. El toque retro en este sentido es marca de la casa, por lo que también sería extraño que la propuesta se alejara de este estilo visual. Evidentemente, dada la aparente sencillez de lo que vemos en pantalla, Not a Hero se mueve fluido y va como la seda, por lo que jugarlo en una televisión grande resulta delicioso y un gozo para los sentidos. En lo sonoro la cosa funciona algo peor, con unos efectos de sonido aceptables y una música que, si bien resulta acertada para el tipo de juego ante el que nos encontramos, no deja ningún momento memorable. Encomiable, eso sí, que la propuesta llegue localizada al español.

Not a Hero es, en definitiva, una propuesta irregular, que gustará a unos usuarios muy concretos: aquellos que busquen despiporre rápido y sean capaces de obviar las lagunas que presenta el título. La rapidez de sus misiones cae en picado en las secuencias intermedias, por mucho que las palabras de Bunnylord nos dibujen una sonrisa ocasional, fruto de sus bromas de mal gusto. La sensación de repetición constante juega en su contra, aunque reconocemos que su estética encaja de maravilla con la propuesta y, una vez pillado el punto a su jugabilidad, Not a Hero divierte, aunque sea en pequeñas dosis y en sesiones de juego no muy extensas. Roll7 no da en el clavo como con OlliOlli y su secuela, pero nadie puede negar su personalidad y lo destacado de su planteamiento, sobre todo dentro del catálogo independiente de PS4.

75
Jugabilidad: 8
Gráficos: 6.5
Sonido: 7.5
Satisfacción: 8

Análisis

Not a Hero divierte y resulta ágil en su planteamiento jugable, aunque las secciones narrativas aburren y el ritmo general de la obra pierde algunos puntos por culpa de la sensación de repetición. El estilo pixelado funciona, al igual que el sistema de coberturas, aunque Roll7 no va más allá de la broma políticamente incorrecta y la violencia absurda, lo que hubiera sido todo un acierto.