Análisis Bloodborne: Antiguos Cazadores
Este año, los jugadores de PS4 y fans del universo Souls tuvieron bastantes motivos para alegrarse. From Software nos traía, en exclusiva para la consola de nueva generación de Sony, Bloodborne, uno de los éxitos de un año plagado de grandes lanzamientos.
Como con el resto de sus obras, el argumento de Bloodborne es bastante impenetrable. A través de las descripciones de las distintas armas y objetos que nos encontramos se puede establecer una trama que nos permite dilucidar parte del pasado de Yharnam, pero quedaba una incógnita por resolver. ¿De quién es la calavera que hay en la Gran Catedral y quién es Laurence?
Bloodborne: Antiguos Cazadores nos hace entrar en una Pesadilla, una suerte de dimensión alternativa en la que están atrapadas, en el pasado, las almas de algunos de los primeros Cazadores que dan nombre al contenido descargable. Descubrimos además los orígenes de la Iglesia de la Sanación que, como no podía ser de otra forma, oculta terribles secretos, además de ser testigos del advenimiento de algo que, sencillamente, no debería existir.
La historia, al igual que en el juego principal no es nada fácil de comprender y en muchos casos quedará a la interpretación de cada jugador el decidir qué es lo que realmente está pasando en esta oscura dimensión que se niega a reconocer que el tiempo debe avanzar.
Nuestro primer contacto con Antiguos Cazadores es bastante espectacular a la par que peligroso. Nos encontramos en una zona de Yharnam en la que, si prestamos atención, veremos lugares conocidos. Se trata de algunas localizaciones de la ciudad, pero en un pasado lejano. No obstante, no esperéis demasiados escenarios reciclados: aunque hay un par de ubicaciones que sin duda reconoceréis al mirar con calma (aunque han sufrido una modificación que las deja casi irreconocibles), la inmensa mayoría de sitios que vamos a visitar son totalmente nuevos.
Al poco de entrar a este “pasado” de Yharnam, nos da la bienvenida un enemigo bastante poco llamativo, pero al que no tardaremos en temer. Los primeros Cazadores de la ciudad, que actúan como la élite de los enemigos básicos del DLC en las primeras zonas. Dispuestos al igual que nosotros de armas con truco (en concreto, de algunas de las nuevas armas), son terriblemente peligrosos y letales. Siempre buscarán desequilibrarnos con un disparo de sus potentes armas de fuego para después destrozarnos usando las espadas serpiente, sierras o martillos explosivos.
Entre el resto de enemigos básicos encontramos otras muchas especies nuevas de monstruos, además de la vuelta de algún enemigo al que ya nos enfrentamos durante la historia principal en forma de jefe, y que ahora volverá como enemigo sumamente poderoso. Un consejo os daremos: si veis un río de sangre, evitad la cueva.
La dificultad general de Antiguos Cazadores es equivalente, más o menos, a la última sección del juego principal. Aunque podemos acceder al DLC relativamente rápido (en concreto, después de derrotar al jefe de la Gran Catedral), no es recomendable hacerlo en cuanto sea posible, porque nos encontraremos con criaturas imposibles de batir. El nivel recomendado está en torno al 65-70 y no es para menos.
Con respecto a los jefes, nos volvemos a quitar el sombrero. Tenemos cuatro bosses, más un quinto enfrentamiento que es en realidad una lucha contra muchos minijefes de una sola vez. En cuanto a los otros cuatro, la palabra que los define es espectacular. Nuestro primer enfrentamiento es de una dificultad sencillamente brutal, teniendo como protagonistas al miedo y el caos más absoluto de saber que un simple error y estaremos acabados. Pero los otros tres enemigos principales sólo pueden calificarse como épicos. Estos cuatro jefes son completamente nuevos, incluso uno que al principio pensaremos que se parece demasiado a otro de los de la historia principal oculta un desagradable secreto. Todos añaden a su manera contenido a un argumento ya de por sí retorcido y que ahora se complica aún más al conocer el origen de algunas de las cosas que hemos visto en Yharnam.
Las novedades jugables, como os podéis imaginar, no son especialmente amplias pero sí que llamarán la atención de más de uno. Para empezar y lo que seguramente resulte más importante para un Cazador: armamento y herramientas. Tenemos a nuestra disposición doce nuevas armas cuerpo a cuerpo para la mano derecha, mientras que para la izquierda dispondremos de tres armas de fuego, un puño americano y un escudo (un escudo de verdad, no uno de madera cutre). Existe además alguna que otra herramienta nueva, entre las que destaca la que permite lanzar una bola de energía desde nuestros ojos.
La expansión también incluye la posibilidad de invocar a ciertos NPC para que nos ayuden en los combates, de forma similar a lo que se puede hacer con la inclusión de la Liga en el juego principal, sólo que en este caso invocaremos a algunos de los Antiguos Cazadores a través de un objeto especial.
Bloodborne: Antiguos Cazadores no se queda atrás con respecto al juego principal que tanto éxito ha cosechado entre los fans del género. Durante nuestra partida, no hemos podido evitar recordar al legendario Artorias, por las similitudes que se pueden ver entre este contenido descargable y el del primer Dark Souls: un viaje al pasado, un intento de descubrir la verdad, un poderosísimo primer jefe final… Y este recuerdo es bastante satisfactorio.
A nivel argumental, parece que se ha preparado todo a propósito de forma que algunas teorías de fans queden desmentidas al tiempo que se abren otras muchas incógnitas, que sin duda darán mucho que hablar a los estudiosos del lore de Bloodborne, que no son pocos.
Un aspecto quizás algo discutible es la duración. Con un personaje relativamente fuerte y, salvo que estemos siguiendo algún tipo de guía para saber exactamente qué hacer y en qué dirección dirigirnos, Antiguos Cazadores nos durará en torno a las diez o doce horas. Si estamos interesados en hacer las escasas labores secundarias y conseguir todas las armas, posiblemente se nos vaya a las quince horas que sin duda nos deja con ganas de más.