Análisis Need for Speed

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Conducción nocturna y personalización como elementos clave del reinicio de la franquicia
Por Antonio López 2 noviembre, 2015

Estábamos acostumbrados a ver un título de la franquicia Need for Speed casi cada año y, como ocurre en otras muchas marcas de este sector, la periodicidad calculada al milímetro estaba empezando a pasarle factura. Electronic Arts decidió dejar descansar la franquicia durante 2014 y ahora, en 2015, nos llega una nueva propuesta que se olvida de subtítulos innecesarios y reinicia la marca para la actual generación de consolas. Ghost Games, que ya tenía experiencia con la franquicia gracias a Need for Speed: Rivals, se encarga de llevar a cabo la complicada tarea de revivir esta saga de conducción que cuenta con millones de seguidores en todo el mundo.

Y el resultado es notable, aunque con varios peros. Se agrede y se aprecia desde el minuto uno de juego que este Need for Speed ha sido desarrollado con las consolas actuales en mente desde el principio, pero puede que sus responsables hayan querido contentar a demasiada gente y eso se aprecia en el resultado final. Vuelve la personalización de vehículos, la conducción nocturna y las buenas sensaciones arcade, aunque la obligación de permanecer siempre conectados puede restarle interés para una buena parte de los jugadores.

Este Need for Speed nos lleva hasta la ciudad ficticia de Ventura Bay, una suerte de Los Ángeles por la que nos podremos mover de una forma más o menos libre y en la que nos cruzaremos con personajes de todo tipo. Esto nos lleva directamente a descubrir las cinco formas de jugar que plantea el título y que están relacionadas con los siguientes conceptos: velocidad, estilo, tuneado, equipo y forajido. De esta forma descubrimos que cada una de estas vertientes se centra en una forma de conducir, con elementos tan interesantes como la velocidad punta o el derrape, aportando al conjunto una variedad aceptable que nos llevará a disputar todo tipo de pruebas.

Need for Speed cuenta su historia principal a base de cinemáticas que han sido rodadas con actores y actrices reales, algo que le sienta de maravilla al conjunto del juego. Los cinco tipos de misiones se pueden alternar entre sí, así como también podemos centrarnos en un tipo de objetivo para, al finalizar, pasar al siguiente. Y también encontramos un montón de eventos y de desafíos a lo largo del escenario, a los que podremos acceder al ir ganando puntos de reputación y experiencia, que también nos darán acceso a piezas para los vehículos y a dinero virtual, imprescindible para poder tunear los coches o comprar nuevas máquinas para nuestro garaje.

Ghost Games conoce la marca y centra todo su planteamiento jugable en la vertiente arcade de la franquicia, por lo que aquellos jugadores que busquen una obra de simulación tendrán que encontrarla en otra parte. Con todo, a pesar del claro enfoque arcade de Need for Speed, podemos ajustar diversos aspectos del control del vehículo, optando por una conducción neutral en la que todos los elementos estén bien equilibrados, otra donde los derrapes tengan todo el protagonismo o, en última instancia, una conducción donde el elemento clave sea el grip, lo que aporta un manejo más sólido, con una mayor fuerza de aceleración y frenada, con más adherencia al asfalto.

Editar y conocer las diferentes formas de conducción será clave a la hora de superar las pruebas básicas de Need for Speed, que van desde una carrera de velocidad o sprint, hasta las contrarrelojes más locas, pasando por trazados en los que deberemos derrapar por curvas acompañados por el resto de vehículos. El control, en líneas generales, es notable y acertado, aunque podría haberse realizando incluso mejor, puesto que en ocasiones resulta muy complejo pillarle el punto a un determinado vehículo. Con todo, el principal inconveniente lo encontramos en la IA de los compañeros o de los rivales, que actúan sin mucho sentido en más de una ocasión, algo que puede afectar al resultado de una carrera en el último instante, obligándonos a repetirla.

Relacionado con las diferentes formas de conducción que plantea Need for Speed llegamos a su editor de vehículos, que recupera esa importancia que desde el nacimiento de la franquicia ha tenido el tuning de coches para los aficionados. Algo más de 50 vehículos esperan para ser comprados, de marcas tan populares como BMW, Porsche, Lamborghini, Dodge o Ferrari (todos disponibles desde el inicio). En nuestra mano está la posibilidad de pintarlos de diferentes formas, sumarle añadidos como alerones, ventanas tintadas o tubos de escape de toda índole, cambiarles los neumáticos, hacer que el chasis esté más alto o más bajo… En resumen, un editor que permite una personalización bastante elevada, aunque en algunos aspectos podría haberse tratado de una forma más accesible, sobre todo en el tema de los vinilos o la pintura y sus diferentes colores.

También tenemos ocasión de mejorar piezas clave del interior del coche, lo que nos permitirá convertir un vehículo no muy veloz o poco potente en una bestia parda de la carretera. El sistema eléctrico, de inducción, de combustible, de encendido, de refrigeración, el colector de entrada o el freno de mano son algunas de las piezas que podemos sustituir para crear nuestro coche de ensueño. Claro está, depende de nosotros crear una belleza estética o sacarnos de la manga un monstruo que hará huir incluso a la policía. Las habilidades de edición y de creación de cada usuario determinarán el coche con el que nos moveremos por Ventura Bay, con un garaje que puede acoger hasta cinco vehículos (podemos venderlos en cualquier momento).

Dejando de lado aspectos como la jugabilidad o la opciones de edición de Need for Speed, su aspecto más llamativo y comentado es la conexión online permanente. Para realizar este análisis tuvimos acceso al título días antes de que el juego se pusiera a la venta, por lo que desconocemos si los servidores funcionarán correctamente cuando estén a pleno rendimiento. Durante nuestra sesión de juego no experimentamos problemas de ningún tipo, incluso en casa o en la oficina, fuera del entorno propuesta por EA, disfrutamos de una experiencia óptima, con personas de todo el mundo que han podido probar el título antes de su lanzamiento. Claro está, si algún jugador decide que su misión es fastidiar a los demás, la partida se ve gravemente afectada por su actitud, poniéndonos de los nervios.

La idea es que este mundo conectado nos permita cruzarnos con jugadores de todo el planeta en cualquier momento. Ellos estarán haciendo sus cosas y nosotros las nuestras, aunque podremos retarlos a una carrera o cruzarnos con ellos durante una misión del modo historia. Ghost Games pretende crear un mundo vivo y que estrene contenido con asiduidad, por lo que la conexión online parece imprescindible. No obstante, aquellos jugadores que no tengan suscripción a PlayStation Plus podrán jugar al título igualmente, en solitario con coches manejados por la IA, aunque no se cruzarán con otros jugadores ni obtendrán la experiencia que buscan sus responsables. En un juego de estas características se antoja un poco innecesario estar siempre conectados, pero si no lo estamos puede que la sensación general sea menos positiva para el jugador.

A nivel visual, Need for Speed se mueve y se ve con gusto. Ghost Games ha realizado un buen trabajo en lo que al apartado gráfico se refiere, aunque es una lástima que el título no se mueva a más de 30 FPS. Otros juegos de conducción que han salido para las consolas actuales llegan a los 60 FPS y se puede apreciar la importancia de este elemento. No obstante, la sensación de velocidad está muy bien conseguida, aunque algunos impactos no han terminado de convencernos, sobre todo cuando vamos a gran velocidad y el título, simplemente, nos vuelve a poner en la carretera, con el coche repleto de golpes, bollos y arañazos.

Need for Speed transcurre siempre de noche, aunque con algún que otro amanecer. Además, casi siempre está lloviendo, para que el jugador vea lo bien que luce el motor Frostbite de DICE. Algo que ya sabíamos y que limita la variedad del entorno, por el que nos hubiera gustado conducir a cualquier hora del día. Entendemos que los protagonistas del juego son unos «malotes» que viven de noche y duermen de día, pero al final todo suena a excusa barata para que haya poco tráfico en Ventura Bay (casi inexistente) y pocos coches patrulla (las persecuciones policiales están presentes, pero son menos importantes que en otros títulos de la franquicia). También echamos en falta un punto de vista desde el interior del vehículo o el cambio manual, aspectos muy demandados por los aficionados.

En lo que sí acierta de pleno Need for Speed es en un doblaje al español sobresaliente y una selección musical acertadísima, con una banda sonora que encaja a la perfección con el tono general de la obra. El petardeo de los tubos de escape o el chirrido de las ruedas al tomar una curva cerrada nos acompañan en todo momento, en una selección de sonidos que cumple su cometido con eficacia. Need for Speed renace, de esta forma, con un título bastante completo, que apuesta de nuevo por la personalización, las carreras más directas y la conducción arcade, elementos que siempre han sido los pilares de la franquicia para sus aficionados. No estamos ante un título perfecto, aunque Ghost Games pone la primera piedra de forma notable para que la marca siga creciendo y mejorando en esta generación de consolas, que puede dar muchas alegrías a los incondicionales de Need for Speed gracias al margen de mejora existente.

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Jugabilidad: 8
Gráficos: 8.5
Sonido: 9.25
Satisfacción: 8

Análisis

Ghost Games ofrece un Need for Speed donde no faltan elementos favoritos de los fans como la personalización de los coches, los derrapes imposibles o la conducción arcade. La propuesta de conducción online permanente bien podría haber sido opcional y varios aspectos del juego podrían haberse tratado de otra forma, aunque el resultado final es notable y la mayoría de aficionados no se sentirán decepcionados.