Análisis Assassin’s Creed Syndicate

88
A golpe de gancho e historia, Ubisoft se reconcilia con el jugador en su última entrega
Por Manuel Gimeno 22 octubre, 2015

Es casi inevitable comenzar la crítica de Assassin’s Creed Syndicate haciendo una mención a su polémico antecesor. Llamado a ser uno de los estandartes de la última generación de consolas, Unity surgía haciendo gala de un apartado gráfico imponente y de una innovación que pasaba por la cooperación entre asesinos como alternativa interesante a la habitual forma de jugar a la saga. La ambición era palpable, las promesas creíbles y la atención captada máxima. El juego finalmente salió a la venta y el resto de la historia ya la conocemos: problemas técnicos de todo tipo, inestabilidad, una historia que daba la espalda a la Revolución Francesa y un desarrollo de las opciones interactivas que no terminó de funcionar como se esperaba en un primer momento.

Por todos estos motivos Assassin’s Creed Syndicate no puede ser una entrega más, y Ubisoft lo sabe perfectamente. Tal vez por dicho motivo, el proyecto de Ubisoft Quebec ha encabezado un cambio de política en la compañía que pasaba por la total sinceridad con el usuario. Se acabaron esos vídeos espectaculares que no representan nunca el resultado final, la insistencia en meter con calzador opciones online o la férrea protección hacia algunos de los pilares básicos de la franquicia. Syndicate busca reconciliarse con el fan de Assassin’s Creed; quiere convencer al jugador de todo tipo y, desde LaPS4, creemos que lo consigue.

Y si había que solucionar algún problema, el primero de ellos era la historia. Aspecto duramente castigado en nuestra crítica el año pasado, hemos ido observando los progresos del desarrollo con un ojo más pendiente en este asunto que en cualquier otro. Quien quiere jugar a Assassin’s Creed quiere vivir una aventura de ficción que ocurra en un contexto histórico veraz y protagonista; un entorno que sea el lienzo donde se pinten las personalidades de los protagonistas y se deslicen suavemente y de forma armónica sus propias aventuras. Ubisoft Quebec rescata con Syndicate todo esto que, al final, ha supuesto desde siempre el mayor de los pilares de la franquicia, y nos entrega un título del que querremos saber más a cada paso que demos por las calles de Londres.

Y es que ya sabéis, el año 2015 es el año del siglo XIX, de la época Victoriana y de toda la estética que envuelve a este periodo de tiempo. Assassin’s Creed Syndicate es el juego que mayores honores ofrece a este momento y que más lo respeta por motivos obvios; sobre todo porque tanto The Order: 1886 y Bloodborne no transcurren dentro de un género que podríamos denominar como historia-ficción. Si nos ponemos quisquillosos podríamos sacarle punta a muchas cosas, como que por ejemplo no se muestren las deficiencias de un sistema político que no contaba con sufragio universal y las constantes protestas obreras de las mujeres que suponían la auténtica y maltratada fuerza de trabajo (en cambio, sí se muestra la explotación infantil); o ese espíritu victoriano y extremadamente nacionalista de aquellos que se enorgullecían de ser superiores por la seguridad de haber nacido en un pueblo privilegiado. A nivel particular incluso nos escandaliza cómo se ha obviado la lucha de derechos de la mujer que estalló justamente en los años en los que transcurre el juego, y que podría haber generado misiones interesantísimas y de todo tipo alrededor de las manifestaciones en busca del sufragio femenino y la denuncia por la opresión social, familiar y laboral sufrida. No todo es colocar a una mujer como protagonista, sino también respetar su historia, Ubisoft.

En cambio lo que sí se hace, y muy, muy bien, es la representación de la fragmentación social entre una burguesía financiera que se difuminaba con la nobleza aristocrática del momento, evidenciando una minoría económicamente superior frente a una clase obrera que abarrotaba las fábricas de sol de sol por un mísero sueldo. El caldo de cultivo ideal para que Jacob y Evie Fry, gemelos y protagonistas de esta historia, quieran formar una banda callejera que plante cara al control de masas que ejercen unos caciques templarios que tienen el control absoluto de Londres.

Y es que los hermanos Frye no dan la espalda al momento histórico, sino que se entienden muy bien dentro de él. Incluso la aparición de personajes de la talla de Graham Bell, Charles Dickens o Karls Marx se produce bajo el amparo de diálogos que generan mucho interés. En Unity podríamos sacar a Arno de la Revolución Francesa y ponerlo en el Renacimiento Italiano que nos iba a dar igual; se muestra ajeno al conflicto que ocurre a su alrededor. Pero en Syndicate no ocurre así, entre otras cosas porque por fin ambos protagonistas nos aportan sensaciones que hacía tiempo que no sentíamos en una entrega de la saga.

Una buena decisión sin duda la de ofrecer al jugador esta dualidad bien medida a la hora de movernos por las calles de Londres y de abordar misiones que nos mostrarán los dos puntos de vista de ambos asesinos. Ya comentábamos en nuestras últimas impresiones que mientras Evie asumía el papel de estratega, cauta e inteligente, Jacob aparentaba tener una actitud alocada, chulesca y algo bruta; una dicotomía muy interesante que nos recuerda incluso a una de las mayores virtudes de Grand Theft Auto V, y es esa posibilidad de cambiar casi de juego cuando controlábamos a Trevor, Franklin o Michael.

Hacemos esta comparación porque ambos disponen de misiones hechas y adaptadas a su forma de ser y de entender la hermandad de los asesinos. Si Starrick controla la ciudad y se erige como el templario más importante a derrotar, cada uno de los hermanos tiene una opinión diferente de cuál es la mejor forma de combatirle y de tener el control de los fragmentos del Edén. Eso desemboca en misiones adaptadas justo a su actitud, a la forma de hacer las cosas; pudiendo disfrutar de dos caminos paralelos que se interseccionan en muchas ocasiones para fomentar una relación apasionante y nunca antes vista en la hermandad hasta ahora.

Este es el máximo aliciente de todo el desarrollo del juego. Muchas misiones a nuestro alcance, pero la elección nuestra de en qué orden o a qué ritmo ir escogiéndolas. ¿Que nos cansamos de Jacob? Avanzamos con Evie en su propia historia, y cambiamos así entre la acción directa por algo más de sigilo. Si le añadimos a esto el cambio de ritmo en el juego que ofrece el gancho y los carruajes, pinta todo genial, ¿verdad?

Porque ya avanzamos desde el pasado E3 que el gancho lo iba a cambiar todo, y así ha sido. Si una novedad de este calibre, que modifica tanto el desarrollo vertical del juego, se usa de forma tan intensa como lo hemos hecho en nuestras sesiones de juego, será siempre sin duda una buena noticia. Y si le sumamos a esto que correr por las calles de Londres o atravesar las ventas de los edificios ya no es ningún quebradero de cabeza, nos quitamos de golpe y porrazo una de las frustraciones más duras de Unity. De nuevo, Ubisoft Quebec repasa a libreta de problemas, aporta soluciones y mejora a la entrega anterior.

Pero si hablamos de mejoras, la decisión de ofrecer un transporte suma un punto más en la lista de aciertos particular de Syndicate. ¿Recordáis las largas caminatas de Arno por París? ¿O ese abuso del viaje rápido? Pues forma parte del pasado. Al final, para ahorrar tiempo, está claro que querremos ir de un sitio a otro de forma instantánea, pero ya no es esta opción la única manera de ir de un sitio a otro de la ciudad. Assassin’s Creed Syndicate lo tiene todo para cambiar la frustración de la que hablábamos antes por el disfrute total.

Aunque no todo fue malo en Unity, ni mucho menos. Las virtudes hay que conservarlas, y una de ellas vino de la mano de la personalización, más fuerte que en ninguna otra entrega de la saga y que se mantiene en Assassin’s Creed Syndicate, tanto a nivel de vestuario y de armas, como de progresión de Frye, Evie y los Rooks, nuestra particular banda callejera. Más importante que nunca este aspecto porque nos permite mejorar a los gemelos diferenciando dos estilos muy obvios: la fuerza de Jacob y la agilidad y el sigilo de Evie. Y es que, para aquellas misiones que se puedan abordar con cualquier de los dos, es ideal poder escoger a aquel asesino que mejor se adapte a los retos, y si lo hemos hecho bien a la hora de mejorarlos todo saldrá como la seda.

Pero no tomemos tanta carrerilla y contengamos la emoción, que hay cosas aún por mejorar. La gran asignatura pendiente de la saga, ese sistema de combate tosco, da un paso hacia adelante pero no acaba de ser suficiente. Ubisoft mira a Warner fijamente para tratar de recoger de las peleas de Batman, Talion y Max lo mejor e intentar añadírselo a los asesinos sin perder su esencia. Y no la pierden, pero tampoco consiguen llegar a ese punto de agilidad necesario. Creemos que la intención sigue siendo que el usuario perciba el sigilo como el camino correcto, pero definitivamente estamos seguros de que existe una forma de hacer los combates más atractivos sin descuidar el pasar desapercibido como mejor opción. Punto a mejorar sin duda, pero que repetimos evoluciona con respecto a anteriores entregas.

Y mejora por esa forma de esquivar, esas armas a elegir y el gancho. Sí, vuelve a aparecer aquí para ser el punto en en el que se encuentran el sigilo y el combate. Nos hemos sorprendido a nosotros mismos viendo cómo a la hora de abordar una misión pensábamos en el gancho y el uso de la tirolina como uno de los métodos más efectivos para derrotar a los rivales. Casi es como jugar con el Caballero Oscuro en alguna ocasión, pero nos hemos divertido más que nunca cogiendo a los enemigos por sorpresa y desapareciendo a los pocos segundos volando por los aires.

Assassin’s Creed Syndicate tenía un gran reto, y era representar la Revolución Industrial como algo bello y atractivo a los ojos y oídos de los jugadores. Y vaya si lo ha conseguido. Los barrios más emblemáticos como Whitechapel o la City de Londres; los monumentos más imponentes como el Palacio de Westminster con el Big Ben alzándose poderoso por encima del cielo londinenses; o el propio río Támesis que recorre las arterias de la ciudad dibujan un contraste intenso con el conflicto social y la pobreza que se detectan en las abarrotadas calles. Se ha conseguido no solo a golpe de diseño y ardua representación milimétrica, sino también por una iluminación colosal que se hereda también de la conseguida en Unity.

Aunque, si nos tenemos que quedar con algo del apartado técnico, es con el sonido. La música folclórica y popular británica del siglo XIX inunda todas las calles de la mano del popular compositor Austin Wintory. Aparece en los momentos álgidos y se cuela en los combates para darles un toque único que el propio sistema de interacción, como ya hemos dicho, no consigue. Doblado muy bien de nuevo al castellano aunque con algunos problemas de sincronización labial, la gente que nos rodea en la ciudad usa la lengua de Shakespeare para comunicarse, discutir con nosotros o pedir auxilio. Y es que también, esta vez, la ambientación audiovisual está acompañada por un comportamiento espontáneo de los transeúntes de la capital británica. Ubisoft nunca defrauda en este aspecto, y esta vez no podía ser menos.

Todo esto nos lleva a la conclusión de que estamos ante el mejor Assassin’s Creed de los últimos años, al menos desde Assassin’s Creed III. La compañía de origen francés se ha dejado de tonterías con un online competitivo que no funcionaba, o un cooperativo mal ejecutado en Unity para centrarse en lo que realmente desea el fan de la saga: una historia atractiva, variedad en todas sus fases y estabilidad en todo el apartado técnico e interactivo. Porque sí, lo dejamos para el final casi, pero Syndicate no dispone ni mucho menos de los problemas que acusó Unity y por los cuales Ubisoft compensó a los usuarios con la gratuidad de su contenido descargable. Pequeños errores habituales, sí, pero ni de lejos lo que enervó al usuario hace un año.

Nos encontramos ante un gran juego que respeta y ensalza los valores más apreciados por los usuarios de la saga, pero que no tiene miedo a alterar los cimientos más clásicos si éstos se pueden mejorar. Tal vez, al habitual de la saga, al que siempre acude a la tienda a comprar su Assassin’s Creed todo le suene o le sea familiar. Es inevitable, una franquicia, cuando marca su periodicidad anual, está condenada de alguna manera a este tipo de sensaciones. Pero teniendo esto claro y asumiéndolo como algo casi ineludible si no se alteran los tiempos, cualquier disfrutará de un Assassin’s Creed Syndicate que mira directamente a los ojos al usuario, se muestra sin trampa ni cartón y le ofrece todo lo que no pudo hacer su antecesor.

88
Jugabilidad: 8.75
Gráficos: 8.75
Sonido: 9
Satisfacción: 8.75

Análisis

El perdón no llega con palabras, sino con hechos. Ubisoft entona el mea culpa en Unity y le ofrece al usuario un título completamente sólido, honesto y divertido. Diversión ésta sin frustraciones para recobrar la confianza de todos aquellos que siguen siendo fans de una de las sagas con más solera de la actualidad.