Análisis The Witcher III: Wild Hunt – Hearts of Stone

90
Sobre sapos encantados y enamorados inmortales
Por César Rebolledo 16 octubre, 2015

Una de las señas de identidad, en especial de los dos primeros libros, de la saga literaria de Andrzej Sapkowski eran esas historias paralelas que corrían entre los capítulos principales de la saga de El Brujo. En ellas, el Lobo Blanco aceptaba ciertos contratos (o se veía metido en ellos sin querer) en los que hacía frente a criaturas de lo más variado. Algo así es lo que se nos presenta en Hearts of Stone, la primera expansión de pago de The Witcher III: Wild Hunt, uno de los títulos más importantes del año.

Una vez se instala el contenido descargable, se nos dan tres opciones para disfrutar de la expansión. Por un lado, “Empezar de cero”. La cadena de misiones se activará en cuanto hayamos terminado el prólogo pero cuidado, se nos advierte que el nivel recomendado es 30. Otra opción es “Sólo Hearts of Stone”, en la que nos permiten usar un personaje creado expresamente para jugar la aventura a nivel 32 y preconfigurado para que resulte un desafío aunque no excesivamente. La opción restante será seguramente la que escojan muchos: cargar un personaje que ya tengamos nosotros listo para poder lanzarnos a la batalla con nuestro nivel, habilidades y equipo conseguido tras duras y largas horas en la Senda.

Una vez hayáis escogido cómo afrontar Hearts of Stone y carguéis la partida, dirigíos a la Posada de los Siete Gatos para comenzar esta historia. Cuando llegamos a la posada, somos recibidos por un personaje que nos ofrece un contrato típico: matar al monstruo que habita en una cloaca. Un trabajo sucio y mal pagado, pero de algo hay que vivir. Olgierd von Everec se presenta como el contratista y pronto descubriremos algo raro sobre él. Pendenciera es su hansa, la Compañía Libre de los Salvajes, pero hay honor y buenas maneras en él.

Tras dar caza al monstruo en las cloacas de Oxenfurt, los cuentos populares se mezclan de nuevo con la historia del juego, como hemos visto ya varias veces y descubrimos un elaborado plan para asesinar a un noble… y un viejo conocido de prácticamente el principio del juego hace acto de presencia para explicarnos nuestra situación. El Señor Espejo, alguien cuyo nombre no os dirá mucho pero nos ayudó en su momento a localizar a Yennefer, nos propone un trato que difícilmente podemos rechazar.

Así, durante un buen rato más largo de lo que parece, se comienza a perfilar la historia de Hearts of Stone, en la que tendremos que acabar con alguien que es, en apariencia, inmortal. No es la primera vez que nos vemos con alguien de proporciones casi divinas, pero… ¿estará Gwynnbleidd a la altura?

Lo primero que llama la atención de Hearts of Stone es que, sin añadir demasiadas nuevas zonas (se aprovechan las ya existentes y se añaden un par de ubicaciones nuevas), se amplía bastante el juego. No sólo con las misiones principales, sino por supuesto, con nuevas piezas de equipo y nuevas misiones secundarias, varias de ellas acordes con los nuevos visitantes de los Reinos del Norte, los habitantes del lejano Ofir, que guardan semejanza con lo que para nosotros serían quizás los territorios árabes.

Entre estos nuevos visitantes destaca el Encantador, que lleva las mejoras mágicas de nuestras piezas de armadura y espadas a un nuevo nivel, combinando Runas para sustituir las mejoras ya aplicadas por efectos de otro tipo y posiblemente para muchos, más atractivos que las simples runas, tales como mantener el efecto de las piedras de afilar o recuperar el doble de vida con los objetos curativos.

Por lo demás, como es lógico, se mantiene la mecánica jugable del original, con sus ventajas y desventajas. Vemos obviamente lo mismo a nivel visual y sonoro, que mantiene la alta calidad del resto del juego en todos los aspectos.

Cuando tienes entre manos algo como The Witcher III sólo hay dos opciones: hacerlo muy bien o hacerlo terriblemente mal. Por suerte, en CD Projekt son evidentemente fans de Sapkowski (no en vano el escritor es una figura importante en Polonia y su obra muy valorada) y han conseguido lo primero.

Si el juego ya era algo impresionante cuando se lanzó, Hearts of Stone no se queda atrás. Estamos hablando de algo más barato de lo que por desgracia estamos acostumbrados en los DLC, 10 euros, con un contenido que lo equipara a los mejores referentes dentro del terreno de las expansiones de contenido de pago al menos en consola como son los chicos de Bethesda. Una duración que, entre misiones principales, secundarias y búsqueda de nuevo equipo (atención al equipo de la Escuela de la Víbora, del que en la historia principal sólo vimos dos espadas básicas), se nos va más que fácilmente a las veinte horas de duración, algo nada despreciable.

Cabe destacar que, pese a las tres opciones que se nos ofrecen para jugar, esta expansión es evidentemente mucho mejor y más fácil de disfrutar si ya hemos terminado la aventura al menos una vez, ya que el nivel de los enemigos en nuestra primera partida oscilará entre el treinta y el cuarenta, algo para nada accesible si nuestro nivel está por debajo del treinta. Además el equipo nuevo también ronda esos niveles, con lo que sin unas cuantas horas de juego, nos perderemos parte del atractivo de las novedades.

Además, la historia, que no toma como referencia como sucede con varias de las misiones secundarias, capítulos o acontecimientos de los libros como base, es de una gran calidad, volviendo a entremezclar cuentos populares con el genial universo de El Brujo y adaptando algunas de las conversaciones posibles de la historia principal si no la hemos completado y hemos comenzado Hearts of Stone (referencias a las marcas de nuestra cara, por ejemplo). Sin duda, compra obligatoria para cualquiera que disfrutase de la aventura original, toda ella salpicada del humor, en ocasiones negro, que caracteriza las andaduras de Geralt de Rivia.

Va fáill.

90
Jugabilidad: 9
Gráficos: 9
Sonido: 9
Satisfacción: 9

Análisis

Si todos los DLCs fuesen como Hearts of Stone en cuanto a la relación entre el contenido y su precio, posiblemente los viésemos con otros ojos. Contenido que justifica su valor, un argumento interesante y una nueva excusa para volver a viajar por los Reinos del Norte. Gwynbleidd sigue su camino por la Senda y no os arrepentiréis de acompañarlo.