Análisis Wolfenstein: The Old Blood (PS4)

85
La penúltima batalla contra los nazis
Por César Rebolledo 8 mayo, 2015

Estamos en 1946, en una Austria ocupada. Blazkowicz es un agente de la OAS, asignado a la Operación Wolfstone, cuyo objetivo es conseguir una cierta documentación en propiedad de Helga Von Schabbs, líder de las SS. El juego arranca con una retransmisión en la que se asegura que la conquista por parte de los nazis tendrá lugar en unos pocos años, gracias a los avances tecnológicos que ha aportado Wilhelm Strasse, el temible Calavera.

Machinegames y Bethesda nos devuelven al Castillo Wolfenstein, con una experiencia bastante dura, por no decir muy dolorosa casi desde el principio, encarnando por enésima vez a un soldado tras las líneas nazis. Pero la impronta de una de las sagas de disparos en primera persona del mundo de los videojuegos va a hacer de esta experiencia, recurso más que manido en los FPS de temática bélica, algo con personalidad propia.

La historia nos plantea cómo Blazkowicz, tomando parte en la citada misión, se infiltra en el complejo que da nombre a la saga. Sin embargo, algo sale terriblemente mal y muy pronto verá cómo depende únicamante de su propia habilidad para sobrevivir en un entorno en el que la palabra “hostil” suena a eufemismo.

Dejando a un lado hasta cierto punto la tecnología nazi más avanzada (por razones argumentales, ya que como sabrán los que jugasen al anterior, la auténtica revolución tecnológica no llegaba hasta varios años después) se retoma la casi olvidada faceta más sobrenatural de Wolfenstein. Es de dominio popular que Hitler sentía cierta fascinación por el ocultismo y, en The Old Blood, Helga Von Schabbs será la encargada de alimentar esas ansias por conseguir poder de los antiguos, en concreto, investigando el pasado del castillo y los secretos que esconde.

Como es habitual en el género, avanzaremos por una serie de escenarios, con un desarrollo lineal que no por ello impide cierto margen de exploración en busca de suministros, coleccionables y alguna que otra sorpresa…

Muy pronto nos daremos cuenta de que, en esta ocasión, la ya anticuada y más que utilizada frase “está usted solo” es bastante literal. Al poco de comenzar y por razones argumentales, nuestro personaje se encontrará aislado, sin apoyo logístico de ningún tipo. Su único aliado, más que inesperado, será un trozo de tubería que se desprenderá de una pared y que nos servirá para varias cosas.

Desde improvisada arma cuerpo a cuerpo con la que aporrear o apuñalar a los enemigos, gracias a una sección con punta del trozo de metal, hasta inesperado soporte de escalada, pasando por supuesto por una palanca con la que abrir puertas o incluso desconectar a un determinado tipo de enemigo de la corriente que los sustenta. Nunca algo tan normal y corriente había sido tan versátil, con permiso de la toalla de la Guía del Autoestopista Galáctico. Pronto conseguiremos equipo con el que defendernos, claro, pero estos primeros compases son realmente interesantes ya que nos recuerdan que somos un soldado perdido tras las filas enemigas.

Por lo demás, los enfrentamientos con los enemigos mantienen la misma mecánica de The New Order. Es decir, tenemos un botón de ataque cuerpo a cuerpo, podemos empuñar un arma con cada mano, cada arma tiene dos modos de disparo… Algo más que necesario para hacer frente a horda tras horda de nazis.

Vuelve el toque que da algo más de personalidad al título ofreciendo ventajas en forma de mejoras de munición o salud una vez completamos ciertos desafíos, tales como abatir enemigos con un arma concreta o llevando acabo alguna hazaña como es la de eliminar a tres enemigos con una única granada.

Aquellos que ya hayan jugado a The New Order verán que todo lo satisfactorio de esa primera entrega se ha mantenido para esta precuela, mejorando algún que otro aspecto, pero con el gran cambio que hay en cuanto a la ambientación como protagonista.

The New Order nos presentaba al ejército nazi como una superpotencia con un avanzado nivel tecnológico en el campo militar. No obstante, The Old Blood no juega con ese factor y nos ofrece, si bien algún que otro susto mecanizado, una experiencia de combate contra las tropas nazis más comunes, a las que estamos acostumbrados.

A nivel técnico el juego ofrece un buen trabajo, una presentación visual más que aceptable, cosa que siempre es de agradecer en un juego en primera persona, sin caídas de frames tan habituales últimamente que puedan lastrar nuestra experiencia, ni siquiera en alguno de los intensos tiroteos que, para nuestra desgracia, tendremos que protagonizar. Por decirlo de forma bastante directa, es visualmente idéntico a The New Order, cosa por otro lado bastante lógica. La banda sonora escogida para momentos puntuales resulta ominosa en los momentos que debe serlo, cumpliendo su simple función de acompañamiento en el resto. No es algo que vayamos a recordar como grandioso, pero desde luego cumple con su función.

El doblaje vuelve a ser también un gran punto a favor (aunque lógicamente, una buena parte la escucharemos en alemán o en español con acento alemán), que evita a muchos la molestia de leer subtítulos, que podemos activar de todas formas si queremos.

Wolfenstein: The Old Blood es sin duda algo más que recomendable. Para empezar, porque nos ofrece una historia que conocemos y siempre es efectiva: los americanos contra los nazis. Algo tendrá este acontecimiento histórico que ha dado para tanto en el mundo de la ficción.

Algunos momentos de humor bastante dudoso, de ese con el que te ríes por lo malo que es el chiste y la eterna sensación de estar jugando una película de acción mala, por no mencionar el chiste recurrente con respecto a las iniciales de nuestro protagonista, que seguramente muchos no entiendan al ser un juego de palabras en inglés, pero es en realidad un chiste verde.

En cuanto a la relación entre su precio de lanzamiento y la duración del juego, tampoco es algo de lo que vayamos a quejarnos. En su dificultad básica, el juego nos puede durar en torno a las 8-9 horas, sin contar los mapas de desafío que iremos desbloqueando a medida que juguemos. Tampoco se pueden despreciar las misiones de “pesadilla”, que ya vimos en el anterior en un momento dado y nos transportaban a la jugabilidad del Wolfenstein original.

En este caso, estas misiones estarán presentes en todas las pantallas y son poco menos que un juego paralelo al principal, una buena manera de cambiar de aires un poco y respirar ese aire de nostalgia que nos recuerda los orígenes de la saga. Claro que la presencia de zombis, de la que no queremos hablar mucho más para que os pille por sorpresa, ya que sucede de forma repentina, también ayuda a volver al pasado…

Por resumir un poco todo lo que hemos dicho: si os gustó Wolfenstein: The New Order, os encantará Wolfenstein: The Old Blood. No vamos a decir que sea una gran innovación, o que reinvente la saga, porque eso ya lo hizo su predecesor. Pero sí que vamos a decir que no os arrepentiréis de su compra si os gusta el género del FPS.

85
Jugabilidad: 9
Gráficos: 8.75
Sonido: 7.5
Satisfacción: 9

Análisis

Wolfenstein: The Old Blood puede no ofrecer muchas innovaciones con respecto a su predecesor, pero consigue ponerlo todo ante nosotros de forma que quedemos satisfechos con el resultado. Obligatorio si te gustan los juegos de acción en primera persona