Análisis Ride (PS4)

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Un nuevo horizonte para el motociclismo virtual
Por Jesús Salvador 7 abril, 2015

Una nueva IP acerca del mundo de las motocicletas se abre paso a nuestras consolas de nueva generación abandonando las licencias oficiales de campeonatos en asfalto o tierra para centrarse en carreras con motos de calle de las más conocidas marcas que existen en el mercado. Sin dejar a un lado la licencia del mundial de MotoGP, que recientemente ha visto anunciada una nueva entrega para el mes de junio, los chicos del estudio italiano Milestone apuestan por un nuevo giro de tuerca que nos acerca a los modelos más exclusivos y otros más clásicos que podemos ver y disfrutar a pie de calle. Para ello han creado Ride, un juego centrado más en una conducción por circuitos ambientados en espacios naturales, aunque también tendremos circuitos donde poder demostrar que no tememos a las altas velocidades punta de nuestras bestias motorizadas.

Nos encontramos con un producto notable en general aunque con una serie de virtudes y defectos que no terminan de convencer del todo a cualquier tipo de público. A continuación os iremos desgranando todos esos detalles que hemos podido apreciar tras las varias horas de juego que le hemos dedicado a la nueva propuesta que nos acerca al mundo del motociclismo desde una visión más callejera.

La herramienta gráfica que viene empleando Milestone desde que dio el paso hacia la nueva generación, Yebis, nos llega en su versión 3 para mejorar algunos efectos y dar mayor profundidad de campo a la ya buena iluminación que hemos podido ver en anteriores juegos del estudio italiano. La resolución alcanza los 1080p pero nos encontramos con una tasa de framerate de 30 cuadros por segundo, que en modos como el de pantalla dividida puede llegar a bajar de forma notable en algún momento puntual. Aunque no nos ha impedido jugar, afea el resultado que se nos muestra en pantalla. Contrasta en este sentido que la versión de PC si alcanza los 60 fps.

Por otra parte hay que destacar el fenomenal trabajo realizado en cuanto al modelado de las motocicletas, pues se trata de copias exactas a las reales hasta el último detalle y con múltiples posibilidades de personalización, tanto en multitud de piezas como en colores reales de las monturas o llantas de lo más variadas. Unos valores de producción que no podemos dejar de mencionar pues el trabajo realizado es exquisito y ayuda a la inmersión en el juego, cuya protagonista absoluta es la moto. Por el contrario los circuitos pecan de unos alrededores un tanto desangelados, un público clónico que anima como si lo hiciera con pocas ganas y algunas veces podemos apreciar como ciertas texturas tardan un poco en cargar o incluso vemos popping en la vegetación de los márgenes de la carretera.

El número de localizaciones es un tanto limitado pues se queda en solo quince entre circuitos reales y ubicaciones repartidas a lo largo de todo el mundo. Eso sí, en cada uno de ellos nos vamos a encontrar con diferentes recorridos que compartirán parte del trazado unos con otros, ampliando así el número total de circuitos, incluso con recorridos espejo. Entre los quince hay uno que destaca para nosotros, el circuito de Almería, único escenario en España dentro del juego. Además míticos circuitos como Imola o Magny Cours acompañan a localizaciones como Sierra Nevada en Estados Unidos o Milán en Italia.

En el apartado sonoro del juego contamos con una banda sonora de pocos temas que amenizan de forma machacona menús del juego y las propias carreras con una mezcla variopinta de notas que van desde la música electrónica al rock y que poco aportan al juego. Por el contrario el sonido de las motos si está bastante logrado pues cada montura tiene su propio rugir extraído del sonido peculiar que realizan. Un buen trabajo de producción que viendo la gran tradición motociclista del país transalpino no es de extrañar pues junto a Japón es el país que más marcas aporta al juego. Destaca la ausencia de meteorología cambiante; sólo nos encontraremos tiempo seco y soleado, algo que para un juego de nueva generación es un lastre pues hubiese sido interesante ver carreras en agua con el pequeño componente de complicación que hubiese podido aportar a la poca simulación de la que hace gala.

También podemos personalizar al piloto con múltiples estilos de vestuario, desde el clásico mono de competición a modelitos más informales. Podremos ir desbloqueándolos con créditos, el dinero que vamos acumulando en el juego a medida que vamos disputando pruebas y consiguiendo buenos resultados. El número de prendas que vamos a poder usar en cada uno de los cuatro estilos de vestuario es considerable, con modelos de marcas tan conocidas como Shoei en cascos o Dainese en monos.

La sensación de velocidad que nos ofrece Ride está bastante lograda y seremos testigos no solo de las tremendas aceleraciones y altas velocidades punta, sino también de las brutales frenadas que nos pondrán en disposición de tomar las curvas de forma adecuada. Veremos cómo los escenarios pasan ante nuestros ojos con mucha suavidad a pesar de la velocidad, pero con la sensación de estar subidos en todo momento en una bestia que corre que se las pela. La cilindrada y potencia también serán diferenciadores pues no es lo mismo recorrer cualquier circuito con una moto de 600 c.c. que con una de casi 1200 c.c. y cerca de 200 caballos, como las motos del tipo Pro Circuit que el juego pone a nuestra disposición a medida que vamos avanzando. Se echa en falta un mayor nivel de detalle en los aledaños de los recorridos, pues a veces tenemos la sensación de encontrar, sobre todo en los circuitos de competición, un tanto vacios los alrededores de la pista.

El número de motos alcanza la cifra de 114, algunas son diferentes modelos de una misma versión pero en general nos encontramos con distintas motos englobadas en las variopintas categorías que podemos encontrar en Ride, desde motos Naked de diferentes cilindradas a las Supersports y Superbikes, teniendo como puntal de la lanza a las motos Pro Circuit que nos llevarán a las mayores cotas de aceleración y velocidad, un total de ocho categorías diferentes incluyendo alguna que nos permitirá hacer uso de motos de diferente clase, como es la categoría Open. Las marcas representadas en el juego son algunas de las más importantes a nivel mundial y muchos apenas llegarían a citar un par de las que no están presentes. Desde el poderío nipón de las Honda, Yamaha, Kawasaki o Suzuki pasando por KTM o BMW para llegar a la pléyade de fabricantes italianos con Aprilia, Bimota o Ducati entre los más conocidos del mercado.

Los modos de juego quedan bastante limitados a lo que pueda ofrecernos el modo Gira mundial, que es sin duda el modo principal del juego en el que desempeñaremos la carrera de un piloto desde el puesto más bajo de la clasificación mundial hasta alcanzar la cima de la misma. A medida que vamos ascendiendo tendremos acceso a diferentes pruebas pero en un principio nos tocará empezar desde abajo, las motos Naked de una cilindrada inferior a 700 centímetros cúbicos. El modo Gira mundial contiene una enorme cantidad de pruebas a disputar hasta completarlo del todo y no se limitarán solo a carreras contra otros pilotos a un número determinado de vueltas sino que también tendremos pruebas contrarreloj, pruebas de aceleración, duelos contra rivales a los que debemos adelantar o pruebas de equipo en las que tendremos un compañero en las carreras.

También contamos con la posibilidad de disputar carreras y campeonatos online así como disputar pruebas contrarreloj o poder jugar junto a un amigo en la misma consola mediante carreras a pantalla dividida. Modos que se ven eclipsados por la importancia que se da al modo principal del juego y que no aportan mucho, sobre todo un online descafeinado y con pocas opciones más allá de las dos citadas, lo que unido a ser un producto destinado a un público muy especial puede provocar que sea un online donde cueste encontrar partidas si no contamos con algún amigo que disponga del juego.

Respecto a la jugabilidad tenemos que destacar el fácil manejo de las motocicletas a pesar de las distintas opciones que Ride nos ofrece en cuanto a físicas y niveles de dificultad. Las físicas pueden seleccionarse en tres niveles aunque la variación entre unas y otras es mínima y ni siquiera los puristas disfrutarán del todo de la más realista de todas. Se trata de las físicas standard, semi-pro y pro. También contamos con multitud de modos de dificultad desde Muy fácil a Realista donde veremos como la IA nos lo pone más sencillo o difícil en cuanto a su rendimiento en las pruebas pero no tanto en lo que se refiere a comportamiento pues no notaremos que nos cierren en las curvas ni nada por el estilo, siendo este apartado un tanto conservador.

En fin, un juego que puede llegar a entretenernos y podemos considerarlo un primer paso un tanto dubitativo y sin riesgos por parte de Milestone ante una nueva IP. Podría ser mucho mejor en gran multitud de aspectos y se limita a ser un juego que simplemente cumple sin llegar a rozar en ningún momento poderlo considerar como un hito que marque un antes y un después en el género de la velocidad. Quizás les ha faltado tiempo para poner a nuestro alcance una propuesta más pulida y desarrollada pero al menos sirve para calzarnos el mono y desgastar rodilleras en las curvas.



Agradecer encarecidamente a Pablo Apausa su amable cesión del uso de su consola PlayStation 4 durante los días de Semana Santa y la colaboración prestada a la hora de probar el modo de pantalla dividida en competitivo local que ofrece el juego. De otro modo no hubiese sido posible entregar a su debido tiempo este análisis.

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Jugabilidad: 7.5
Gráficos: 7
Sonido: 7.25
Satisfacción: 7

Análisis

Milestone vuelve a realizar un juego muy asequible para todo tipo de pilotos, algo que igual deja un tanto fríos a aquellos que esperen poder tomar los mandos de un simulador un poco más complejo. Por lo demás nos hallamos ante una propuesta que resulta bastante entretenida y nos deja una gran cantidad de elementos personalizables que complementan un manejo suave de las monturas, así como una enorme variedad de pruebas,en las que hacer uso de los diferentes tipos de moto. Un trabajo al que le falta mayor profundidad y un mayor componente de simulación para conseguir un producto más redondo y completo.