Análisis Shiftlings

62
El tamaño importa, o eso nos dijeron
Por Jesús Salvador 19 marzo, 2015

¿Qué hacen dos conserjes extraterrestres metidos en un programa de televisión de telerealidad presentado por un pomposo anfitrión y recorriendo diferentes niveles en los que activar una salida? ¿Qué lleva a dos sujetos a recorrer cincuenta fases repletas de puzles mientras se encuentran unidos por una cuerda y cuya mayor habilidad es hacer engordar o adelgazar el traje que les protege de los diferentes entornos que recorren?. Este es el loco argumento que Shiftlings, que es el nombre del programa de televisión, nos ofrece para tratar de captar nuestra atención y llevarnos a recorrer territorios de lo más variopintos.

Los chicos del estudio noruego independiente Rock Pocket Games, afincados en Tonsberg, al sur de Oslo, capital del país, se había dedicado hasta ahora a crear juegos para móviles y tablets e incluso alguno para una conocida red social. Ahora dan el paso de saltar a PlayStation 4 de la mano de Activision/Sierra con un juego de plataformas y puzles ambientado en el espacio profundo y tratando al mismo tiempo de regarlo con grandes dosis de un humor ácido y socarrón.

Sólo en nuestra más remota imaginación podemos contemplar planetas repletos de colorido y formas dulcificadas, construcciones armónicas y detalladas, más allá de las visiones más agresivas que en muchas producciones cinematográficas podemos encontrar. Si alguna remota galaxia hubiese sido poblada y civilizada por seres cuyas pieles van del azul al verde pasando por el morado estaríamos ante el concepto mostrado en Shiftlings como si de un ideal se tratase. Porque no todo en este juego es de color de rosa. La representación en pantalla nos ofrece una paleta de colores brillante y un nivel de detalle en el diseño y arte conceptual bastante trabajado.

La introducción y el comienzo de nuestra andadura en cada nuevo mundo cuenta con un video donde podemos ver al presentador del programa describiendo la torpeza de los protagonistas y las amenazas que deberán afrontar. En los cinco planetas diferentes del juego encontraremos desde decorados ambientados en minas a otros que representan objetos propios de una guardería. Event Horizon, Hyperactivia, Veraville, Earth 2.0 y Sherbert serán las ubicaciones a visitar, con diez niveles en cada uno de ellos.

El juego nos llega con los textos traducidos al castellano pero con audio en inglés, eso sí, está bastante curradete en general tanto en diálogos como efectos de sonido que nos hacen sentir que nos encontramos en un mundo vivo, donde todo funciona y apreciamos movimiento de motores, aspas o columnas de viento. Las frases del presentador, Zookod Neutrino, son mordaces y críticas, haciendo referencia al empleo por turnos de los dos protagonistas o la gran cantidad de trabajos desagradables que deben realizar, todo bajo el ficticio patrocinio de marcas como We Planet Industries o Black Hola Cola.

Los dos personajes que manejaremos a lo largo del juego son dos conserjes, uno llamado Purple Plop, de piel morada y bastante mal genio, caracterizado por ser un tanto torpe. Su compañero se llama Green Goop, de piel verde y muy sonriente, igual de torpe que su socio. Su función es hacer funcionar correctamente los mundos a los que son enviados y gestionar ordenadores, regular válvulas o accionar palancas de control serán vitales para ello y también para poder avanzar en el juego. Todo ello sin olvidar que están unidos por un cordón umbilical que no puede ser separado pues supone tener que retomar el nivel desde el último punto de control al que hayamos accedido.

Básicamente el juego consiste en ir resolviendo situaciones para poder seguir avanzando en busca de la salida de cada nivel. Para ello solo contamos con las pocas habilidades de las que hacen gala Plop y Goop. En su forma más oronda el personaje puede arrastrar a su pequeño compañero pero su capacidad de saltar se ve reducida a la mínima expresión. Por el contrario puede accionar placas de presión en el suelo que abren pesadas puertas. Cuando manejamos al que en ese momento tenga su forma encogida podremos saltar más alto, beneficiarnos de rebotar sobre la figura de nuestro rechoncho amigo si saltamos sobre él desde cierta altura, así como acceder a esos lugares estrechos que en la otra forma no podríamos acometer. Combinando esta serie de habilidades con algún objeto que encontremos por el recorrido debemos salvar todos los obstáculos, algo que puede volverse monótono tras avanzar unos pocos niveles.

Algunos puzles se resuelven más por el método del ensayo y error que por otro medio, son confusos y nos harán liar la cuerda más de lo necesario, a veces porque será la solución para acceder a determinadas zonas y otras porque no sabremos exactamente qué hacer para encontrar la solución. Además en varias ocasiones hemos visitado el final de un nivel para tener que regresar casi al principio a accionar una palanca o hackear un ordenador que era necesario para activar la salida y no queda claro hasta llegar a ese punto. Por lo demás podemos resumir nuestro avance en abrir puertas, esquivar plataformas móviles, sortear rayos mortales y evitar que la cuerda que nos une se rompa en dos.

Podemos jugar a Shiftlings solos o en modo cooperativo, bien invitando a amigos de nuestra lista o mediante la posibilidad de unirnos a la partida en curso de otro jugador si este tiene a bien aceptarnos. También se puede jugar en modo local con dos jugadores, cada jugador controlando a uno de los dos personajes. Además se desbloquea la posibilidad de pasar los niveles en modo Contrarreloj cada vez que completamos los diez niveles de un mundo así como marcadores online para presumir de los tiempos que realicemos.

62
Jugabilidad: 6
Gráficos: 7
Sonido: 6.5
Satisfacción: 5.5

Análisis

Shiftlings es un ejercicio visual agradable a nuestros ojos, que peca de ir acompañado de una serie de mecánicas de juego que pueden hacerlo repetitivo en muy poco tiempo, pues a pesar de ofrecer una buena cantidad de niveles jugables de correcto diseño, todo se reduce a más de lo mismo, lo que hace que nos podamos cansar pronto de la propuesta.