Análisis Risk (PS4)

62
El juego de mesa de conquista en modo virtual
Por Jesús Salvador 10 febrero, 2015

Los juegos de mesa han sido una de nuestras diversiones en familia desde que tenemos uso de razón, y de la empresa Hasbro, con Monopoly y Trivial Pursuit a la cabeza, han sido de los más exitosos a nivel mundial. Pues bien, tras la llegada de Monopoly a PlayStation 4 como parte de los Hasbro Games Channel, ahora se le une Risk, una propuesta que nos pone en la piel de un general de un ejército, con la premisa de conquistar el mundo, en un juego de estrategia por turnos. Ubisoft nos trae este producto desarrollado por Zoe Mode que ahora llega a PS4, pero con una versión en el horizonte para la anterior generación a través de PS3.

Lejos quedan las primeras fichas de extrañas formas que representaban nuestras fuerzas en el juego de tablero original, para dar paso a todo un despliegue visual representando una especie de realidad virtual que hace las veces de batalla. Un mapa del mundo dividido en numerosas zonas fácilmente identificables por su nombre y ubicación son el pastel a repartir por los distintos jugadores en pos de hacerse con el control del mayor número de territorios posible para lograr la victoria. Una sala de guerra repleta de tecnología será la ubicación desde la que moveremos los hilos y donde podremos elegir la opciones y número de contrincantes, humanos o controlados por la consola, a los que retar, incluso online.

Risk no es Warhammer, obviamente, por lo que se agradece el esfuerzo de los desarrolladores por mostrarnos diferentes animaciones cuando se realizan los ataques y defensas en el juego. En función del resultado de la tirada de dados podremos ver cómo los tanques que siempre comienzan el ataque se disparan entre ellos, pero si la victoria o derrota es demoledora esa animación cambiará para poder ver desde helicópteros a aviones cañoneando a los tanque enemigos o propios.

Cada jugador tiene un color distinto con el que identificar tanto sus posesiones como sus vehículos en la batalla. Se han utilizado vivos colores para ello en tonos en ocasiones fluorescentes que le otorgan un aspecto resultón. Dentro de la simpleza que pueda parecernos la representación gráfica de Risk, no debemos olvidar que estamos hablando de la adaptación de un juego de mesa cuyo espíritu se pretende mantener.

En lo que a efectos y banda sonora se refiere nos encontramos con un sonido meramente cumplidor y poco destacable, predominando sonidos de lejana batalla en los menús. Bajo un tema de corte épico bélico que suena de fondo tenemos la voz de nuestro ordenador, una “betty” femenina que nos va informando de lo que va aconteciendo en la partida mientras nos guía entre unas fases y otras o hace comentarios sobre nuestras proezas y hazañas o sobre nuestros fracasos y despropósitos en combate. Esta IA que nos habla recibe el nombre de ISIS y lo hace en un perfecto castellano con tintes robóticos.

En Risk podremos elegir entre tres tipos de partidas: Conquista total, Capitales y Misiones secretas. En la primera de ellas debemos hacernos con todos los territorios para vencer, en la segunda bastará con conquistar las capitales del enemigo y en la tercera modalidad se nos entregará una carta con nuestra misión a cumplimentar para lograr alzarnos con la victoria. En el primer modo bastará con dos jugadores, pero en los otros se nos requerirá la presencia de al menos tres, aunque pueden ser controlados por la IA.

Jugar solos a Risk puede dejarnos muchas veces con la impresión de estar demasiado sujetos a un pleno factor azar y al tremendo acierto que la consola suele ofrecernos en los ejércitos que controla. Las reglas de Risk tampoco ayudan en este caso, puesto que el resultado de los dados postula muchas probabilidades a la defensa ya que en caso de empate en el dado que representa cada ataque es la defensa quien gana, por muy numerosas que sean las fuerzas que dispongamos en la ofensiva. Por tanto, resulta más satisfactorio jugar contra otros rivales humanos donde ya pensar que la consola favorece los intereses de un jugador contra los de otro es ser demasiado retorcido.

La mecánica de juego consiste en tres sencillos pasos a seguir, cuatro si jugamos solo contra otro rival, bien sea humano o la máquina. En primer lugar tenemos la fase de reclutamiento donde en función de los territorios que poseamos y las cartas que vayamos ganando podremos desplegar un mayor o menor número de unidades con las que fortalecer nuestras fuerzas armadas. Mantener en nuestro poder un continente completo también nos supondrá un bonus para aumentar en mayor medida nuestras tropas.

La segunda fase consiste en el ataque, el momento en el que desplegamos toda nuestra fuerza letal con la esperanza de debilitar al enemigo y apoderarnos de sus territorios. Podremos hacer cuantos ataques nos permitan las fuerzas que tengamos desplegadas siendo necesario tener al menos dos unidades en un territorio para poder lanzar el envite. Una vez agotadas nuestras posibilidades o en el momento que queramos parar habremos finalizado la fase.

El tercer movimiento a realizar será la fase de fortificación. Una vez que hemos hecho mella en las defensas enemigas toca proteger nuestros territorios mediante la recolocación de unidades en otros lugares del mapeado. Esta opción puede modificarse en las reglas para permitirnos mover tropas a lugares lejanos o solo poder hacerlo en el continente en el que nos encontramos.

Si solo tenemos un rival enfrente ciertos territorios serán mostrados como neutrales y podremos conquistarlos o fortalecerlos para que mermen al enemigo. Esta fase se lleva a cabo en primer lugar cuando así jugamos. Los países neutrales se limitarán a ofrecer resistencia defensiva pero nunca les veremos atacar al contrario ni a nosotros mismos, básicamente los usaremos como barrera para obstaculizar al rival.

62
Jugabilidad: 6
Gráficos: 7
Sonido: 6.5
Satisfacción: 5.5

Análisis

Risk nos deja con un sabor agridulce. Por un lado refleja fidedignamente el juego de mesa, y por otro no acabamos de ver bien equilibrada la inteligencia artificial cuando jugamos contra la consola. El concepto es mucho más disfrutable en partidas con amigos en la misma consola, y recomendable si eres fan de los juegos de mesa y de Risk en particular.