Análisis Baboon!

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Diversión a prueba de bombas y con sello nacional
Por David Hernández 6 febrero, 2015

En estos tiempos es ya imposible descubrir la rueda en los videojuegos, un sector que ha visto todos los géneros existentes y que empieza a funcionar con fórmulas recicladas, en tendencias que se recuperan y en géneros híbridos. Desarrollos de autor y otros programas de índole independiente se ven muy a menudo en la escena indie de nuestro sector y concretamente dentro del amplio mercado de la telefonía móvil, nido donde nacen multitud de propuestas.

No es de extrañar, por lo tanto, que Baboon! naciera originalmente como una idea destinada a dispositivos iOS y Android, para después materializarse en un título exclusivo para la flamante portátil de Sony. El programa de Desarrollo Local de Sony se ha dedicado a encontrar ideas para transformarlas en éxito, buscar ese potencial escondido para ofrecer un producto diferenciador y único que pueda marcar un antes y un después en la familia PlayStation. Es por ello que Sony España quedó ciertamente prendada por una primera versión de Baboon! vista en la feria bilbaína de Fun & Serious de 2012, ofreciendo a Jon Cortázar y al resto del equipo de Relevo Videogames la posibilidad de llevar esa pequeña gran idea hacia un producto de mayores proporciones.

Nuestro viaje a Bilbao nos valió para tener un primer contacto con Baboon! y para hablar con los responsables de Relevo Videogames sobre particularidades del desarrollo y ahora, ya con nuestra propia copia digital del programa, poder emitir un juicio sosegado sobre una experiencia jugable ciertamente atractiva y divertida, pero no al alcance de todo el mundo.

Como ya te contamos, Baboon! no es precisamente un juego ocasional, sino que está ideado para el jugador experimentado, paciente y con ganas de superarse. Estamos ante un programa difícil, donde la repetición de los niveles será una constante, pero siempre en una forma de desafiar al usuario y mantenerle pegado al juego. Esta fórmula no es nueva, ya se viene aplicando en smartphones y tabletas con títulos como Flappy Bird o Retry, juegos endiabladamente complicados que, sin embargo, consiguen «picar» al jugador para hacerle repetir una y otra vez las partidas.

De lo que se trata en Baboon! es de superar cada uno de los niveles hasta llegar a la meta situada en la parte superior del nivel. Si bien es cierto que la mayoría de los niveles son en avance vertical, sí que habrá otros que se desarrollan de forma horizontal, ciertas excepciones que se reciben con sorpresa y que ayudan a cambiar ligeramente un registro jugable que engancha por su propia naturaleza. Entrar a jugar a Baboon! es fácil, otra cosa es aguantar su ritmo.

No nos aburriremos en sus 8 mundos, 60 niveles (y 16 ocultos), 35 objetos diferentes y hasta 50 personajes secundarios, muchos de ellos creados por emblemáticos artistas japoneses que no han dudado en prestar su apoyo a un producto de aire nipón pero que, curiosamente, no acabará saliendo en tierras japoneses. No nos escondieron desde Relevo Videogames que el arte en Baboon! se les ha escapado algo de la mano, y quizás por ello veamos un número de personajes demasiado cuantioso para un proyecto de esta índole.

No tendremos que preocuparnos por saltar de plataforma en plataforma, básicamente porque no existe el botón de salto. La única forma de subir en el nivel será gracias al impulso de las bombas que lanza nuestro simpático mono. En este sentido debemos ocuparnos de elegir la inclinación y la fuerza de la explosión para calcular el impulso del mono en el aire y alcanzar la zona deseada. Con la ayuda visual que tenemos en los primeros niveles es sencillo, pero la cosa cambia cuando tengamos que realizar la operación calculando todo a ojo. A ello hay que sumar que al impulsarnos por el escenario siempre podremos tocar otras estructuras que nos provoquen un desvío de la trayectoria o que, directamente, nos pongamos a rebotar saliendo disparados hacia un enemigo.

Y sí, no estaremos solos. Tocar a un enemigo significa tener que repetir la partida, y en niveles avanzados tendremos que lidiar con multitud de elementos que si nos alcanzan nos sumergirán en una continua desesperación no apta para mentes inquietas. Por suerte siempre tendremos la opción de visitar la tienda del mundo para comprar alguno de los objetos que nos permitan eliminar a ciertos enemigos con simplemente tocarlos. De esta manera el ajo será ideal para murciélagos, la sal para los fantasmas o el insecticida para las abejas. Algunos de estos enemigos brillarán por encima de otros, y esto nos viene a decir que esconden un ingrediente secreto.

Estos ingredientes los necesitamos para desbloquear nuevos tipos de bombas, hasta hacer un total de ocho. Las hay de muchos tipos, ideadas para niveles específicos y otras para descubrir secretos de niveles anteriores, pero a todas accederemos -una vez las tengamos desbloqueadas- con la pulsación de los gatillos de la portátil. En este sentido la bomba hielo nos permite pasar sobre estructuras de fuego, la bomba magnética nos habilita para conseguir bananas imposibles, la bomba fantasma para atravesar paredes, o la bomba taladro para destruir ciertas zonas o calcular mejor algunos impulsos.

Como ya te explicamos en nuestro primer contacto, podremos conseguir hasta tres medallas en cada uno de los niveles. La primera es la más sencilla dado que se nos concede una vez que superamos el nivel, pero las otras requieren de mayor dedicación. Así, una segunda medalla se desbloquea al conseguir todos los plátanos del nivel y la tercera, la más complicada, cumpliendo una serie de retos que se nos dicten y que, de inicio, parecen hasta imposibles.

Lejos de limitarnos en todos los niveles a desarrollos por avance vertical sí que nos encontraremos con algunas sorpresas en partidas más avanzadas. Así habrá algún que otro nivel de avance lateral, en otros nos tocará jugar bajo presión huyendo de un volcán en erupción, otros nos tocará hacer frente a un fuerte viento que no deja de molestarnos o incluso habrá opción de disfrutar de un curioso minijuego de fútbol americano. Con esto hay que decir que Baboon! es una caja de sorpresas que recompensará a los usuarios más ávidos de desafíos.

Al final de cada uno de los mundos nos enfrentaremos a un enemigo final que sigue unos patrones muy definidos pero que volverán a exigirnos repetir una y otra vez estas batallas para salir airosos, porque no recibir ningún roce de estos jefazos es casi imposible en las primeras intentonas.

Cuando hablamos de los aspectos técnicos de un juego de menor presupuesto nos debemos saltar ciertas reglas, porque la medición no sería justa. Baboon! oferta un estilo visual llamativo inspirado en el más puro anime japonés, y ofrece un amplio repertorio de artes en forma de decenas de personajes bien definidos a los que quizás les falta una mayor presencia durante el programa. Un juego de destreza no es necesario rodearlo de un envoltorio visual exigente, aunque su aspecto tierno y colorido es muy de agradecer consiguiendo perfectamente su cometido.

El apartado sonoro ha sido delegado a Japón, concretamente el estudio Yugen, comandado por el maestro Hideyuki Fukasawa, que te podría sonar de juegos como Marvel vs. Capcom 3 o el mismo Street Fighter IV, lo que es un honor que haya dedicado su trabajo en la colaboración de un proyecto de índole nacional. Seguramente el tema principal del juego sea tan pegadizo que no lo puedas dejar de cantar durante horas, pero imanta al usuario a la par que la jugabilidad que se presenta.

Será fácil llegar a momentos de frustración, pero esta jugabilidad se basa en retar de forma indirecta al usuario para que se desafíe a sí mismo, y en vista del orgullo inherente de la naturaleza humana no serán pocas las veces que no soltemos la portátil hasta que consigamos superar un nivel que llevamos horas repitiendo. Si a esto le sumas una enorme rejugabilidad, decenas de niveles y multitud de secretos bien ocultos para el jugador medio, estamos ante un título al que se le podrían dedicar cientos de horas.

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Jugabilidad: 8
Gráficos: 8
Sonido: 8
Satisfacción: 7

Análisis

Baboon! es una orgullosa propuesta nacional que destaca por su belleza y ambición artística, y por una jugabilidad a prueba de bombas. Palabras como desesperación y frustración son sinónimos de un programa que se dirige hacia un público experimentado, ávido de retos y ansioso de encontrar algo nuevo en un catálogo de PSVita carente de una extensa biblioteca. En resumen: simpatía, diversión, guiños a la cultura japonesa, homenaje a los juegos de siempre… y dificultad al cuadrado.