Análisis The Swapper (PS4)

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Un astronauta y sus clones en busca de encontrarse a sí mismos
Por Jesús Salvador 23 enero, 2015

Sobre el planeta Chori V orbita la Estación Espacial Theseus. Lleva allí más de doscientos años observando las extracciones de materiales que los equipos de investigación llevan a cabo en la superficie rocosa. Como miembros de su tripulación comenzamos este misterioso viaje al abandonar en una cápsula de supervivencia la Theseus para caer al planeta. Tras unos primeros puzzles sencillos logramos poder volver para encontrarnos con otra misteriosa astronauta que nos va desgranando poco a poco el resto de la historia mientras nos afanamos en conseguir superar zonas mediante la consecución de orbes que, al ser acumulados en cierto número, nos permiten hacer uso de consolas informáticas que nos abren nuevas puertas y acceso a puzzles cada vez más complicados de resolver.

Esta es la premisa que han utilizado los chicos de Curve Studios, encargados de la adaptación del título a consolas sobre el desarrollo de los finlandeses Facepalm para PC, para situarnos en una aventura con toques plataformeros y repleta de puzzles que tenemos que resolver para ir avanzando en el misterio que todo va conformando alrededor de una concepción filosófica aportada, tanto por la extraña astronauta como por unos grandes trozos de piedra que se comunican con nosotros mediante frases, denominados custodios.

Oscuridad, pasillos angostos, cavernas excavadas, entornos de gravedad cero, domos acristalados que contienen una riqueza vegetal necesaria para la supervivencia… Cualquier paso que vamos dando en el juego nos hace recorrer una ambientación lúgubre repleta de peligros en forma de caídas que podrían acabar con nuestra frágil vida en un instante, a menos que los que vayan muriendo sean los clones que no contienen nuestra esencia en ese momento. Ellos tienen barra libre hacia el más allá, ya que tendremos que sacrificarles para lograr superar obstáculos, son nuestra herramienta fundamental. Podemos crearlos donde consideremos más conveniente y nos sean de mayor utilidad.

El apartado gráfico de The Swapper cuenta con un arte conceptual muy destacable, ya que los diseños de personajes y decorados cuentan con una definición considerable a pesar de mostrarnos o escondernos lo que los desarrolladores quieren en cada momento. Avanzar por el mapeado en dos dimensiones en el que podemos movernos supone ir viendo detalles que en un primer momento no están en nuestro campo de visión pero que con la pequeña luz incorporada a nuestro traje podemos apreciar. La iluminación artificial de los entornos también destaca porque no tendremos el mismo alcance con un foco iluminando una gran sala que con una bombilla que cuelgue de un cable en un pasillo. Los movimientos de nuestro personaje y sus animaciones son fluidos y denotan tanto el ir embutidos en un traje espacial como las especiales circunstancias de movernos en ambientes donde la gravedad actúa a diferentes niveles.

Caminar por las interminables estancias de la estación espacial nos permite apreciar el enorme esfuerzo que han puesto sus creadores por ofrecernos un mundo interior plagado de detalles que incluso nos pueden hacer sentir el frío que se experimenta en el espacio profundo. Superficies metálicas, vegetación o tierra removida por máquinas nos muestran una idea de lo trabajada que está la ambientación que han creado para este juego de puzzles.

Escucharemos las comunicaciones por radio entre los protagonistas como si estuvieran emitidas a una gran distancia nuestra, la nave chirriará a nuestro paso y al abrir de las compuertas y losas de presión sobre las que podemos actuar para abrir zonas a las que acceder mediante nuestros clones. La banda sonora es en todo momento tétrica e inmersiva, combinada con efectos como si de viento se tratase que consiguen hacer el ambiente más inquietante si cabe dentro de la desierta estación espacial.

La mecánica de juego consiste básicamente en la creación de clones. Podemos tener hasta cuatro clones más el personaje en funcionamiento al mismo tiempo, para realizar diferentes tareas o movernos de una plataforma a otra mientras trasladamos nuestra conciencia a aquel de ellos que más nos conviene, convirtiéndolo en nuestro cuerpo y sacrificando al resto a una muerte o desaparición segura para el bien común de la misión. La peculiaridad es que ciertos focos de color rojo y azul evitarán que podamos hacer ciertos movimientos a nuestro antojo por lo que el rojo no permitirá que nos traslademos a otro clon hasta no haberlo apagado y el azul no nos permitirá crearlos más allá de su influencia aunque si nos permitirá enviar nuestra esencia a un clon allí situado. A veces tendremos que ir apagando esos focos para poder avanzar hacia la resolución del puzzle, incluso en ocasiones sacrificando clones para poder crear más.

A cada paso que demos y a medida que vayamos visitando nuevas dependencias de la estación espacial Theseus los puzzles se irán volviendo más enrevesados siendo necesario incluso que vayamos creando clones en altura para irnos desplazando mediante el intercambio hasta llegar a una zona más elevada. Una caída desde una altura no muy grande supone la muerte por lo que debemos asegurarnos de estar habitando el clon adecuado. Los clones andarán y saltarán en la misma dirección que lo hagamos nosotros, muy útil cuando necesitemos deshacernos de alguno. Al inicio de las zonas también tenemos unos focos de luz brillante que nos permiten hacer desaparecer los clones creados para empezar de nuevo, por si no hemos acertado y necesitamos plantear una estrategia diferente.

Puede que The Swapper abuse en algunos momentos de hacer bastante uso del método ensayo-error hasta que demos con la solución, pero normalmente una buena visualización del entorno nos mostrará el camino adecuado. Contaremos con un mapa que nos guiará a la hora de saber que zonas ya hemos explorado en busca de orbes y cuales nos reservan aun puzzles por descubrir. El juego se puede llegar a superar en unas cinco o seis horas y una vez hecho no invita a rejugarlo, lo que no impide que sea una buena experiencia en general para un título de un estudio independiente con un presupuesto nunca al nivel de otras producciones más ambiciosas.

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Jugabilidad: 8.5
Gráficos: 8
Sonido: 7.75
Satisfacción: 8.25

Análisis

The Swapper se convierte por derecho propio en uno de los juegos de puzzles más destacados de los últimos tiempos, no solo por lo enrevesado de resolver alguno de los retos que nos propone sino por la belleza que reside en el concepto global que nos ofrece, tanto a nivel conceptual como de narrativa de su historia. Un verdadero regalo para los que disfrutan de este género.