Análisis The Crew

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Recorremos todo Estados Unidos a lomos del nuevo título de conducción de Ubisoft
Por Manuel Gimeno 10 diciembre, 2014

Tras un mes de noviembre en el que hemos podido ver cómo Ubisoft nos mostraba todo su potencial de producción con la salida de hasta tres títulos de dos sus más afamadas franquicias, llega el turno de experimentar con una propiedad intelectual nueva como lo es The Crew. Además, la compañía de origen galo lo hace tras dejar atrás su trabajo con la saga Driver, ofreciendo para ello un concepto de juego bastante novedoso y arriesgado en muchos de los frentes a los que intenta asaltar.

Ya tuvimos la ocasión de ponernos a los mandos de The Crew en el E3 del año 2013 y en su momento la propuesta nos dejó totalmente boquiabiertos. Dos años han pasado desde entonces, con algún que otro retraso incluído, y podemos decir que el juego ha acabado cumpliendo lo que prometía. Tal vez la excelencia no vaya a ser una de las señas de identidad de The Crew, pero si lo puede llegar a ser una diversión que nos ha alcanzado durante las diferentes sesiones de juego en las que hemos recorrido las carreteras de Estados Unidos de arriba a abajo.

Ivory Tower y Ubisoft Reflections tenían en mente algo grande con The Crew, y es un objetivo que podemos comprobar al observar el escenario de juego elegido. La tarea de plasmar en un videojuego una versión simplificada y reducida de los Estados Unidos era titánica, pero más lo podría ser el hecho de encontrar motivos para que todo ese terreno fuera útil y aprovechable. Y hasta cierto punto en The Crew lo es, aunque con ciertos matices.

Una de las herramientas necesarias era, evidentemente, crear una historia que nos obligara a desplazarnos por los diferentes estados que aparecen en el mapa, y así se ha hecho. Con un argumento que bien podríamos encontrar en alguna de las películas de la saga Fast & Furios, Álex, nuestro protagonista, se ve inmerso en una operación policial en la que deberá colaborar para entregar a la justicia al asesino de su hermano. Por ello, sus dotes como piloto serán necesarias para tener que infiltrarse en la banda 510, una organización criminal originaria de Detroit que ha ido evolucionando desde las carreras ilegales hasta el contrabando en todo el país.

De esta manera, la columna vertebral de las misiones se establece en base a este sencillo, típico, pero también atractivo argumento. No faltarán pruebas de todo tipo, desde escapar de la policía, a ganar alguna que otra carrera ilegal, entregar un coche en perfectas condiciones a un cliente y en tiempo récord, batirnos en duelo con otros integrantes de la banda o destrozar el vehículo de un enemigo del clan. Y en cada una de ellas, pero también entre medias, pequeñas conversaciones entre nuestro protagonista y la gente que le rodea irán enriqueciendo una trama que, como decimos, es poco profunda pero suficiente para The Crew.

Sin embargo, todo esto cobra importancia en estas pruebas cuando vemos el por qué el juego está enfocado a un multijugador en mundo abierto en el que podemos encontrarnos con otros usuarios en cualquier lugar del mapa. Es divertido y a la vez muy interesante ver de qué manera es relevante compartir la experiencia con otros jugadores, pese a que la propuesta puede completarse perfectamente en solitario. Y es que tendremos la posibilidad de llevar a cabo pruebas en las que otros compañeros se nos unan para que compitan junto a nosotros, logrando la victoria si alguno de ellos o nosotros mismos somos los más rápidos del lugar.

Lo mejor de este hecho es que su integración está realmente bien conseguida, y es muy cómodo encontrar a algún que otro jugador en el escenario para que acceda a echarnos una mano. Tanto como, simplemente, elegir hacer la prueba en modo cooperativo; de esta forma The Crew envía un mensaje al resto de jugadores que en ese mismo momento comparten mapa con nosotros para ofrecerles la posibilidad de competir rápidamente en la carrera para la que otro jugador ha lanzado la solicitud.

Encontramos únicamente algún que otro problema en la conformación del multijugador competitivo, básicamente porque deja de lado la navegación libre por Estados Unidos para meternos dentro de un conjunto de menús en el que batirnos con otras escuadras que en ese momento quieran también enfrentarse en un duelo de velocidad. La solución podría haber sido otra, aunque desde nuestro punto de vista el juego bebe tanto de la cooperación que los duelos contra otros usuarios se tornan en algo secundario casi de forma automática.

Pero volvemos al escenario y lo resaltamos de nuevo porque sin duda es el elemento característico de la propuesta y el que lo hace diferente a todo lo visto hasta ahora. Gracias al enorme circuito que supone el mapa, es posible haber creado un juego de conducción arcade con innegables toques MMO sin que el jugador se canse en ningún momento. Algo complicado, sin duda, sobre todo cuando no hablamos de pegar tiros ni de lanzar magias a diestro y siniestro. Nosotros mismos tuvimos dudas en un principio de si un juego de coches podría generar en el usuario la necesidad de volverlo una vez más a meter en la consola, pero desde aquí os aseguramos que sí, y que The Crew lo consigue.

Como ayuda tendremos un enorme mapa con navegación GPS que nos indicará los lugares interesantes a los que podemos ir, entre ellos las diferentes misiones a completar. Nos ha sido algo incómoda la lentitud a la hora de que la pantalla desaparezca una vez marcado el objetivo, pero en líneas generales cumple bien su función, e incluso nos parece muy interesante cómo la ruta resaltada aparece como una línea azul sobre nuestra cabeza, ya que despeja la carretera de indicaciones que se pueden acumular y molestar a la experiencia del jugador.

[break=Página 2]Con todo esto, cuando las misiones nos inviten a ir de punta a punta del mapa para completar pruebas en Los Ángeles, Chicago, Nueva York, Las Vegas, Dallas o Miami, experimentaremos un cambio importante dependiendo de la geografía del lugar. Y es que claro, no sólo por las carreteras deberemos guiar nuestro coche, sino que tendremos todo el escenario completo para que nos podamos introducir en él, aunque eso implique atravesar bosques, campos de maíz, playas o riachuelos. De esta forma, veremos cómo poco a poco van apareciendo nuevos elementos que modificarán nuestra conducción mientras conseguimos llegar a nuestro objetivo.

Porque una de las ventajas que dispone el juego cuando dejamos de lado el viaje rápido, son la gran cantidad de retos que nos encontraremos en carretera. Es divertido observar cómo no nos dedicaremos únicamente a ser autómatas en aras de llegar a un determinado punto, sino que también nos sorprenderemos en ocasiones explorando la zona o cumpliendo alguno de estos retos menores que asaltan la carretera. Por ejemplo, podremos intentar alcanzar la máxima puntuación al saltar una rampa, correr a máxima velocidad sin salirnos de la carretera, llevar a cabo un eslalon, romper una especie de barreras virtuales… Diferentes pruebas que, aunque pronto se nos pueden volver algo repetitivas, nos motivarán a completarlas para conseguir piezas o ventajas para nuestro coche.

Y aquí es donde encontramos la clave de The Crew, el componente de diversión -o de adicción, como dirían algunos- que nos hace volver una y otra vez a entrar al juego para completar todos los retos posibles. Gracias a la calificación de estas pruebas, pudiéndose completar en bronce, plata y oro, el juego nos otorgará ventajas que podremos acoplar directamente a nuestro coche para mejorarlo de forma notable. Un sistema de recompensas con objetos muy sencillo, tremendamente adictivo y muy bien equilibrado. Se podría pensar que en un juego de coches un entramado así de premios sería complicado que atrayera al jugador, pero nada más lejos de la realidad. En The Crew todas estas ventajas hacen que el disfrute de la conducción sea mucho mayor, haciendo que el juego gane en profundidad enormemente.

Así pues, vemos que la personalización, tanto en el aspecto de las entrañas de los coches como en su modificación estética, es bastante profunda, y que sobre todo se motiva a su consecución mediante la moneda del juego o los premios de las misiones o de los retos. Gracias al garaje podremos ir en cualquier momento a añadir lo que necesitemos o queramos, teniendo también un móvil en la interfaz para seleccionar las opciones más recurrentes del juego, simplificando también la navegación por los Estados Unidos de The Crew.

Pero tampoco podemos olvidarnos de uno de los aspectos más importantes, y es la propia conducción. En los primeros contactos que tuvimos con The Crew notamos que llevar el coche resultaba algo incómodo, poco satisfactorio o incluso errático. Sin embargo, con el paso de las horas y la incidencia de las mejoras las sensaciones cambiaron notablemente. No encontraremos en The Crew tal vez un tacto tan bueno como el de Driveclub, por ejemplo, que sin ser simulador transmitía sensaciones creíbles al ponernos al volante. Pero al menos cumple con su propósito principal y sobre todo hará que se note cada modificación que llevemos a cabo en el juego.

Un problema que, sin embargo, no tiene justificación ni consuelo es el de las físicas, seguramente uno de los peores apartados del juego en su vertiente interactiva. Resulta algo frustrante ver cómo se comporta el coche ante los golpes, o simplemente cuando cambiamos de un terreno a otro diferente. Pese a que The Crew es un juego puramente arcade, no se puede dejar pasar por alto que no recree con solvencia el comportamiento del peso y la incidencia de la velocidad con los obstáculos que nos encontremos. Un mayor empeño en este apartado hubiera podido cambiar enormemente el resultado final, ya que consideramos que es siempre un aspecto muy a tener en cuenta en cualquier juego de conducción.

Por último, y enlazando con nuestra conclusión primaria de que en The Crew no encontraremos la excelencia, justamente en este aspecto no lo haremos, pero sin embargo sí veremos un resultado bastante notable. Los modelados de los coches son mejorables, e incluso la variedad de los edificios es algo limitada, viendo en diferentes ciudades cómo los edificios se repiten constantemente. Sin embargo, el sistema de iluminación si será uno de los elementos más llamativos del juego, disfrutando de más de una imagen ciertamente impresionante en las puestas de sol. Eso sí, otro problema que no podemos pasar por alto es la ausencia de cambio metereológicos, un aspecto que hoy en día es indispensable en juegos de conducción, y más si hablamos de mundo abierto como con The Crew.

Por último, la banda sonora del juego cuenta con una notable cantidad de temas licenciados en el que encontramos canciones de todo tipo, y que además queda perfectamente enmarcadas dentro de la sensación de velocidad que siempre debe transmitir el apartado acústico. Además, el juego viene doblado al español, algo que Ubisoft suele hacer y que de nuevo se agradece al tener que evitar leer subtítulos mientras recorremos los circuitos a toda velocidad.

76
Jugabilidad: 8
Gráficos: 7
Sonido: 8
Satisfacción: 7.75

Análisis

La propuesta de conducción de Ubisoft se materializa en un juego notable en su primera edición. La diversión está adherida al asfalto, e incluso el componente rejugable. Sin embargo, hay ciertos fallos que no se pueden pasar por alto y que limitan al título sobremanera en su cómputo global.