Análisis Escape Dead Island

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Junto a un nuevo protagonista veremos que no todo es como parece
Por Jesús Salvador 19 noviembre, 2014

Tras dos juegos en PlayStation 3, Dead Island y Dead Island Riptide, y una futura entrega numerada de la saga con Dead Island 2, nos llega el primer spin-off que nos ayudará a entender de forma paralela a la historia principal como llegó la infección a las paradisiacas islas del archipiélago de Banoi. Los chicos del estudio independiente sueco Fatshark, sustituyendo al estudio polaco Techland, nos cuentan la historia de supervivencia desde una nueva isla del conjunto que forma Banoi, Narapela, siendo su primera incursión en las consolas de sobremesa. El juego ha sido publicado por la distribuidora alemana Deep Silver, la misma que nos trajo los juegos anteriores.

Cliff Balo es el protagonista encargado de hacernos vivir desde una vista en tercera persona la aventura que supone acudir a investigar los sucesos que están alarmando a los pobladores de las islas. Siguiendo una pista y acompañado por su amiga periodista en ciernes, Linda, y su colega de correrías, Devan, intentan llegar a Narapala en un barco propiedad de su padre, un adinerado empresario. La isla parece ser un paraíso turístico, pero nada más llegar ya harán su aparición los sempiternos zombis que en sus diversas facetas no van a dejar de acompañarnos durante el juego.

Hallaremos la explicación poco a poco mientras nos adentramos en los secretos que guarda la isla y todas las instalaciones que recorreremos en un juego de lo más pasillero y con acciones bastante limitadas por parte de nuestro personaje jugable. Algún guiño a personajes de los juegos anteriores y los Laboratorios Geo Pharm de por medio nos llevarán a villas y poblados de trabajadores, instalaciones subterráneas, aeródromos o zonas de jungla mientras nos deshacemos de todo bicho no-viviente en sus muy diversas representaciones; desde los zombis normales de toda la vida a otros que muestran tener otras virtudes más peligrosas como garras a lo Lobezno, gritos de impacto sónico o una saliva corrosiva que no dudan en escupirnos a la cara.

No le falta de nada en lo que a su apartado técnico se refiere y es que los gráficos pueden horrorizar incluso al usuario más tolerante. Sí, es un juego de PlayStation 3, pero lo que nos entra por los ojos desde los primeros compases hasta los últimos es un cúmulo de desaciertos constante que deslucen mucho el desarrollo de la historia, que puede ser mejor o peor, pero queda muy eclipsada por los muchos y variados fallos.

La técnica empleada para representar escenarios, objetos y personajes es el archiconocido cel shading, un tipo de renderización que no es foto-realista intentando dar un aspecto de dibujo a mano, todo en un intento de hacer parecer la parte visual como sacada de un cómic o imitando dibujos animados. Hemos visto a lo largo de la historia de los videojuegos verdaderos ejemplos de saber hacer con esta técnica, desde Jet Set Radio a Borderlands, pasando por joyas como algunos Legend of Zelda o las dos entregas de la saga Darksiders. Pues Escape Dead Island no es el caso, todo lo contrario. Las texturas son muy planas, faltas de resolución pese a funcionar el juego a 720p, fallos constantes en la iluminación, escenarios interiores vacíos, texturas que tardan en cargar, un motor de colisiones que funciona bastante mal y provoca que la cabeza o las armas de nuestro personaje atraviesen paredes y objetos… Todo un verdadero despropósito que le da un aspecto de juego inacabado y lanzado de forma prematura. Y el sonido tampoco es un dechado de lucidez creativa aunque al menos mantiene el tipo su doblaje en inglés (no está doblado al español) y con unos subtítulos al español que algunas veces patinan.

El único modo de juego que nos trae Escape Dead Island es su modo Historia, carece de online y no hay opciones cooperativas. Tampoco podemos elegir nivel de dificultad, estando éste predefinido de antemano y seguramente no os dé muchos quebraderos de cabeza una vez aprendáis la mecánicas para deshaceros de los diferentes tipos de zombis. Una gran cantidad de coleccionables de no difícil búsqueda alargarán un poco más la experiencia de juego para una aventura que se puede completar en unas ocho o diez horas, dependiendo de lo que os entretengais explorando las instalaciones. Una vez lo hayáis completado no tiene mucho sentido repetir.

El envite que supone para Cliff esta aventura nos llevará a explorar algunos pasajes de su desequilibrada mente y eso provocará una serie de saltos argumentales que pueden despistar al jugador y hacerle sentir perdido buena parte del tiempo. Algunos flashback sonoros nos trasladarán momentos de su pasado que denotan una relación con su progenitor no todo lo deseable que pudiera ser. Aun así el juego no explota esa faceta de forma muy acertada en el guión, por lo que queda en gran parte desaprovechado el potencial que una relación de amor-odio pudiera aportar. Los elementos que aparecen en ciertos momentos, los entornos macabros, las visiones… Dejan caer que la mente de nuestro protagonista pudiera no estar en sus cabales de forma previa a su desembarco en la isla.

Por lo demás se trata de un juego que entretiene, aunque puede también frustrar por el uso que hace de la cámara libre que emplea el juego, lo que a veces nos deja en posiciones en combate en las que no veremos al oponente. Aun así el control es bastante intuitivo y aunque Cliff Balo no salte, si puede realizar acciones como andar agachado para salvar zonas más bajas o para caminar con sigilo para sorprender a los zombies por la espalda, trepar por cuerdas que el mismo colocará en determinadas zonas o correr más deprisa.

No la mejor demostración de saber hacer la que los chicos de Fatshark han traído a PlayStation 3, y ensombrece la buena imagen que hemos podido disfrutar en las experiencias anteriores en el universo Dead Island. Esperemos poder recuperar esas sensaciones cuando se lance Dead Island 2, que será desarrollado por los alemanes de Yager Entertainment. Además, el juego ya cuenta con un parche que lo actualiza a la versión 1.01 que estará disponible ya en su lanzamiento, pero ni aun así parece aportar ninguna mejora reseñable.

55
Jugabilidad: 6.5
Gráficos: 4.5
Sonido: 5.5
Satisfacción: 5.5

Análisis

La parte técnica ensombrece una propuesta que bien pudiera ser relativamente válida, puesto que sin ser un juego que te atrape por su historia, por el carisma del protagonista o por un variado desarrollo, no deja de entretener durante el tiempo que tardamos en desentrañar los secretos de Narapala y el origen de la infección vírica que convirtió una región paradisíaca en un infierno plagado de zombis.