Análisis: Dust: An Elysian Tail

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Polvo eres... y en Dust te convertirás
Por César Rebolledo 21 octubre, 2014

A través de Playstation Plus hemos tenido acceso, desde que se puso a disposición de los usuarios el servicio de Colección Instantánea, a juegos de toda clase. Si bien es cierto que, lógicamente y como clara estrategia comercial y gracias al amplio catálogo de juegos disponible, siempre teníamos títulos de alta calidad, estos últimos meses el nivel, en opinión de muchos, ha descendido.

En el caso de los juegos que se ofrecen a los usuarios de PS4, la situación se complica aún más debido a un motivo bastante lógico y es que aún no se ofrecen títulos triple A, ya que el catálogo no da para ello, al menos por el momento. No es descabellado pensar que empecemos a ver algunos de estos juegos dentro de poco pero, mientras tanto, en ocasiones nos llevamos una sorpresa con alguno de los juegos independientes y aparentemente menores que pueblan el catálogo de la nueva generación.

Éste es justamente el caso que nos ocupa hoy, uno de los dos juegos que se ofrecen con el Plus para PlayStation 4. Dust: An Elysian Tail es una de esas sorpresas inesperadas que te dará unas cuantas horas de diversión sin coste adicional y que hoy os presentamos. Pese a que el juego tuvo su puesta de largo hace dos años, no ha sido hasta ahora que los usuarios de PlayStation han podido tener una toma de contacto con él. Decir que se trata de un juego indie es un auténtico eufemismo. Todo el trabajo detrás del juego (quitando la composición de la banda sonora y el doblaje) ha sido obra de una sola persona, Dean Dodrill, lo que hace que el resultado final tenga aún más valor ante nuestros ojos.

La premisa argumental del juego es bastante básica. Vemos a Dust, un jóven guerrero que despierta en medio del bosque, sin saber quién es, de dónde viene, ni qué hace en ese lugar. Ante él se presenta la Espada de Ahrah. Sí, se presenta, porque no es una espada cualquiera, sino una hoja con vida propia que parece saber quién es Dust. Lo acompaña Fidget, un pequeño espíritu que reclama el arma, por ser una posesión de su clan. Al ver imposible recuperarla, decide acompañar a Dust y ayudarlo como pueda, bajo la condición de devolver el arma cuando termine de hacer “lo que sea que tenga que hacer”.

A medida que avancemos la historia se complicará con la aparición en escena de los Sanguilunos, una raza que podría tener algo que ver con nuestra pérdida de memoria, así como un papel especial en la guerra que asola las tierras por las que viajamos. Nuestra aventura se desarrolla en dos dimensiones, en unos entornos en los que, a nivel de jugabilidad, hay dos protagonistas indiscutibles: las plataformas y el hack’n slash. Cabe destacar que la altura no supone un peligro para nuestro personaje, por muy alto que sea el lugar desde el que saltemos, no sufriremos daño, todo un detalle teniendo en cuenta la verticalidad de algunas zonas.

Por otra parte, el sistema de combate está bastante bien implementado. Un botón para golpes normales y bloqueos-contraataques, otro para golpes fuertes y especiales y otro para lanzar proyectiles. La combinación de estos botones, como es habitual, tendrá como resultado el uso de combos o, en el caso del botón especial y el de los proyectiles (que iremos mejorando a lo largo del juego), el ataque característico de nuestro personaje, que provocará una tormenta de proyectiles tremendamente dañina.

Entran en juego además pequeños toques de RPG en cuanto a lo que afecta a nuestro personaje. Para empezar tenemos los clásicos niveles, que irán subiendo a medida que derrotemos enemigos o completemos misiones (de las que tenemos tanto principales como secundarias), con las que conseguiremos puntos para asignar a distintos atributos. También tenemos la opción de asignar objetos de uso rápido, con los que curarnos, así como distintas piezas de equipo con las que mejorar nuestro ataque, defensa, suerte… no nos limitaremos a conseguir estos objetos, sino que también podremos crearlos a través de los servicios de herrería a los que tendremos acceso cuando avancemos un poco en la historia.

En el apartado técnico el juego es ciertamente llamativo. Llamativo en su sencillez sin alardes, tenemos unos personajes, enemigos y escenarios con estética cartoon, es decir, dibujos. El resultado es más que satisfactorio, si bien lógicamente no será algo que impresione a aquellos que busquen gráficos de nueva generación. La combinación de esta presentación visual y la banda sonora, muy inmersiva y bien escogida, hará que muchos, en especial los más veteranos, no tarden mucho tiempo en sentir que están jugando de nuevo a uno de los clásicos de las plataformas de hace ya un par de generaciones y que marcaron un hito en la historia de los videojuegos.

En general, se trata de un juego más que aceptable dentro de las posibilidades del Plus para la nueva generación, al menos por el momento. Es más que posible que, en cuanto avancéis un poco con Dust, nuestro héroe, no podáis soltar el mando hasta conocer el final de su historia.

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Jugabilidad: 7.5
Gráficos: 7
Sonido: 7
Satisfacción: 8

Análisis

PS Plus nos ofrece un indie de auténtica calidad. Un juego que realmente merece la pena ver, probar, experimentar y disfrutar. Más que recomendable para cualquier jugador, de cualquier edad