Análisis Tales of Symphonia: Dawn of the New World
Si la semana pasada os traíamos nuestro análisis del primero de los dos juegos incluidos en Tales of Symphonia Chronicles, hoy os presentamos el segundo, su continuación directa, Tales of Symphonia: Dawn of the New World.
El juego se sitúa un tiempo después de los acontecimientos que tuvieron lugar al final de Tales of Symphonia. Los dos mundos son ahora uno y el grupo de Lloyd y sus amigos son venerados como héroes, pero en el que un grupo, llamado Vanguard, vuelve a amenazar la paz como ya hicieran los Desianos hace tanto tiempo.
Es en éste marco donde se presenta Emil, el hijo de una familia de simpatizantes de Vanguard, cuyos padres fueron asesinados por… Lloyd, ni más ni menos. Nuestro protagonista vive en Luin, una ciudad ya conocida por los jugadores de la primera entrega, repudiado por habitantes y familiares por ser considerado hijo de unos traidores.
El mapa del mundo ha quedado reducido a un mapa en el sentido más literal de la palabra. Escogeremos la ubicación a la que queremos dirigirnos e iremos hacia allí, sin más. Ni vagabundear, ni buscar enemigos, sólo escoger y viaje automático.
El sistema de combate se mantiene bastante parecido al primer Tales of Symphonia, con dos novedades principales. La primera es que ahora podemos movernos libremente por el escenario de combate (bajo el riesgo de que, cualquier ataque recibido, será un golpe crítico) y la posibilidad de hacer pactos con criaturas que nos ayudarán en combate.
Estos monstruos son el principal añadido al sistema de juego, presentando varias formas (evoluciones) para cada uno de ellos. Cada monstruo está identificado con un atributo elemental, que deberemos tener en cuenta de cara a nuestros combates.
Tendremos a dos personajes principales en nuestra aventura, Emil y Marta, mientras que nuestros demás compañeros (hasta un máximo de 4 personajes luchando en nuestro bando) serán los monstruos que hagamos que se unan a nosotros y algunos invitados especiales, de la primera entrega en su mayor parte. Dependiendo de una serie de factores elementales, así como de los monstruos que nos acompañen, podremos realizar unos u otros Ataques Conjuntos.
Visualmente, es muy distinto a la primera entrega. Si bien se mantiene la estética anime, el diseño es bastante más realista, con unos personajes bastante más proporcionados. El nivel de detalle que ofrecen los personajes sigue siendo de calidad, pero los escenarios que nos rodean aún parecen quizás demasiado vacíos.
El haber desaparecido el mapa hace que el juego sea algo más lineal, no teniendo la posibilidad de alterar nuestra ruta de la misma manera que sucedía en el primero, ya que las zonas a las que podremos acceder irán apareciendo solamente a medida que avancemos en el argumento, al contrario de lo que sucedía en la primera entrega, que podíamos vagar por el mapa con bastante libertad.
Si bien llegará un punto en que tengamos acceso a cualquier punto del mapa, esto no resulta tan abierto como las posibilidades que ofrecía el mapa del primer Tales of Symphonia.
Las misiones secundarias ahora nos las dan los Gatoz, viejos conocidos de la primera entrega. Por lo general son los mismos mapas una y otra vez, teniendo que repetir lo mismo pero con algún “detalle argumental” distinto, lo que puede hacer que se vuelvan repetitivas rápidamente. Es más, algunas de estas misiones son siempre las mismas, pero subiendo la dificultad de los enemigos.
Lo principal de estas misiones será que posiblemente sean los lugares que mejor opciones nos ofrezcan para ampliar nuestra selección de monstruos disponibles y conseguir objetos para sintetizar nuevas piezas de equipo, algo esencial si no nos queremos ver superados en combate.
En general, tal y como sucede con el otro juego incluido en esta remasterización en HD, es un juego de rol altamente recomendable para cualquier amante del género. Con más de 60 horas de juego en una partida sencilla, sin centrarnos en descubrirlo todo, es junto al primero una de las mejores opciones actuales en su género.