Análisis FIFA 14 (PS4)

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Electronic Arts pone en juego el motor Ignite Engine para dar el salto hacia la nueva generación
Por Manuel Gimeno 27 noviembre, 2013

Pese a que en los próximos meses nos acostumbraremos a ver comparativas entre versiones de dos generaciones distintas de consolas en las que las diferencias nacerán de conceptos como la resolución, la tasa de imágenes por segundo, texturas más definidas y efectos más completos, en ocasiones nos encontraremos con casos en los que la evolución va más allá, hasta el punto de cambiar el motor de gráfico acompañando al salto hacia una mayor potencia de hardware.

Es el caso de FIFA 14 y su versión de PlayStation 4 y de Xbox One. Con el cambio generacional, Electronic Arts apostó por usar un motor gráfico y de animaciones que pudiera exprimir las posibilidades que ofrecen las nuevas máquinas. En varias ocasiones, desarrolladores de las diferentes entregas anuales hablaban de las limitaciones que el hardware actual suponía en muchos aspectos, con lo que con las nuevas herramientas piensan dar rienda suelta a todas las ideas que no pudieron materializar en la anterior etapa tecnológica.

Dejando de lado muchas de las opciones y modos de juego que se comparten con las versiones de PlayStation 3 y que analizamos hace unas semanas, en esta ocasión nos centraremos en hablar de las características jugables que difieren de aquella versión, y que justamente naven del uso del motor Ignite Engine en este FIFA 14 de PS4.

Y lo primero que hay que decir es que, con respecto a lo visto en el pasado E3 de Los Ángeles y en la Gamescom de Colonia, la jugabilidad ha cambiado algo, virando el rumbo para ofrecer un resultado que está a caballo del ritmo de juego visto en PS3 y lo que originalmente tenía en mente el equipo de desarrollo de EA Sports. Y es que, inicialmente, hablábamos en nuestras primeras impresiones de un ritmo de juego muy pausado, con el peso real de los jugadores en el trato con el balón y el movimiento desencadenado con él. Un hecho que ha variado y que ahora permite algo más de dinamismo en las transiciones por el centro del campo.

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El cambio experimentado hace que las diferencias en el ritmo de juego no sean tan drásticas como si lo eran en un principio. Sin embargo, aquellos que hayan jugado ya a la versión de PlayStation 3 sí notarán una mayor ralentización a la hora de jugar, siendo una de las mayores características con las que contará el juego en PlayStation 4. El centro del campo supone más que nunca el núcleo de toda la interacción, pues las carreras sin sentido por los laterales del campo se ven reducidas en pos de un mayor control de la posesión y una mayor pausa a la hora de tratar el balón.

Los jugadores, además de estar representados de una forma excelente en lo que respecta a los rostros, contarán con un manejo que se corresponde de forma más precisa a la altura y al peso que cada uno tiene y a las consecuencias en sus movimientos. Será más evidente que nunca el control que experimentaremos sobre jugadores con un tamaño considerable, viendo cómo su agilidad se ve reducida y sus zancadas marcan un ritmo diferente al de jugadores con un centro de gravedad más bajo.

En este punto, en el de las animaciones y en el motor de impactos que se ve mejorado con el Ignite Engine, es dónde veremos la mayor evolución con respecto a las versiones de la antigua generación. La ralentización del juego surge justamente de todas estas variantes de animaciones, de todos los cálculos que intervienen en representar de forma fiel las variables físicas de los jugadores que antes no tenían cabida con las posibilidades de las anteriores máquinas. Ahora, con el nuevo motor, los choques entre ellos, las disputas del balón, las carreras y el manejo del balón se sienten mucho más reales, algo que notaremos nada más jugar el primer partido que nos ofrece el juego: todo un F. C. Barcelona contra el Real Madrid que disputaremos mientras se produce la instalación del juego en segundo plano.

Pero no acaban aquí las mejoras. La inteligencia artificial del propio equipo y del rival gana enteros, observando comportamientos mucho más lógicos en el posicionamiento de los futbolistas, así como de las coberturas en la defensa o los desmarques. Una faceta ofensiva ésta última que siempre ha sido una asignatura pendiente en la saga y que con esta versión funciona ciertamente bien.

Como no podía ser de otra manera, gráficamente encontramos también un salto considerable. No sólo la representación de las animaciones se corresponde a los movimientos de los jugadores, sino que las caras de los jugadores están muy detalladas, con una captura de los rasgos hecha para los equipos más importantes. También observamos como los equipajes se comportan de una forma mucho más natural al movimiento del cuerpo del jugador, aunque todavía hay mucho margen de mejora en ese aspecto. Además, se observa una proporcionalidad consecuente entre el tamaño de los jugadores y el terreno de juego, un hecho que a lo mejor no destaca demasiado a primera vista, pero comparando las diferentes versiones se hace mucho más evidente.

Justo en los estadios es donde se aprecian detalles importantes a nivel gráfico. La resolución a 1080p y las 60 imágenes por segundo permiten ver con perfecta precisión un público que se comporta acorde a lo que está ocurriendo en el campo, pero que además en esta ocasión se muestra más que nunca. En las anteriores entregas se evitaba enfocar demasiado al público, o tan siquiera que apareciera en el transcurso del partido. En esta ocasión vemos como la cámara enfoca mucho más a la grada y que incluso forma parte de la imagen vista cuando tratamos de elaborar nuestra jugada de gol.

Pero los detalles no terminan ahí. La hierba se muestra con un modelado particular, arrojando incluso sombras entre las diferentes briznas que se pueden observar en enfoques de cámara mucho más cercanos. Por otro lado, también esta iluminación depende de los estadios, pues en cada lugar observaremos unas tonalidades diferentes al tamaño y a la incidencia del sol sobre el terreno de juego.

En definitiva, no faltan aspectos gráficos que indican el cambio generacional producido, ni tampoco mimbres para hacer de la nueva generación un escenario en el que volver a vivir lo mejor del fútbol en las nuevas consolas. Sin embargo, esto es sólo el principio, y el potencial de Ignite Engine todavía queda lejos de descubrirse completamente.

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Jugabilidad: 8.5
Gráficos: 8.5
Sonido: 9
Satisfacción: 8.5

Análisis

FIFA 14 en la nueva generación hace uso del motor Ignite Engine para trasladar una experiencia jugable mucho más realista al salón de nuestras casas. Además, la mejora gráfica permite disfrutar de detalles que hasta ahora no era posible apreciar en la anterior generación de consolas.