Análisis Lost Planet 3

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El frío glacial llega por tercera vez a nuestras consolas para plantear una aventura de superviviencia y acción en el planeta E.D.N. III
Por Manuel Gimeno 5 septiembre, 2013

Casi como un recorrido que se iniciara a principio de generación y que alcanza su final al término de la misma, muchos proyectos han ido evolucionando desde lo que fueron primeras propuestas a lo que ya tiene forma de sagas completas. Uno de esos juegos fue, sin lugar a dudas, Lost Planet. La aventura planteada por Capcom y a cuyo mando estuvo Keiji Inafune logró la atención al ser uno de los primeros proyectos de calidad notable que se verían relacionados con la etapa para siempre, pues ser una nueva propiedad intelectual dentro de un hardware nuevo siempre crea una expectación destacada y un recuerdo constante entre los usuarios.

Sin embargo, Lost Planet nunca ha llegado a cimentarse a todos los niveles de la misma forma que sí lo han logrado otras franquicias. Tal vez podríamos hablar de una falta alarmante de carisma en los personajes, o una historia no desarrollada lo suficiente inicialmente para despertar en el usuario la necesidad de saber más sobre el juego. Pero si añadimos los cambios de rumbo llevados a cabo y las diferencias tan extremas entre aquel primer título y su secuela, nos encontramos con un producto que nunca ha terminado de estar definido, y que que con esta tercera entrega trata de convencer de nuevo al sector de que puede ofrecer lo suficiente como para divertir a todo aquel que se adentre él.

Cuando hablábamos del cambio de rumbo que la saga había experimentado entre la primera y segunda entrega, nos referíamos a cómo habían decidido cambiar de forma tan radical un desarrollo jugable diferente, renunciando a un desarrollo muy estándar para colocar como prioridad una alternativa online que renunciaba a cualquier componente argumental fuerte que pudiera haber poseído el primer Lost Planet.

Con Lost Planet 3, una de las cosas que primero nos llamarán la atención es que se vuelve a apostar por un desarrollo que gira en torno a una historia más o menos consistente, o al menos con los elementos argumentales necesarios para suscitar un interés inicial en saber qué pasará con la resolución del conflicto. Todo esto se plantea como una precuela de lo visto anteriormente, con lo que podremos ver el inicio del surgimiento de los problemas más alarmantes en el planeta E.D.N III.

De esta forma, asumiremos el papel de Jim Preyton dentro de un flashback total, al que seremos inducido nada más comenzar la historia. Asumiremos el papel de un buscavidas como otro cualquiera que se desplaza al frío planeta con la promesa de trabajo y dinero que le permitan mantener a su familia, que permanece en un planeta Tierra asfixiado por una crisis económica y energética enorme. Justo por ese motivo la empresa NEVEC busca en el exterior una forma de subsistencia energética que desemboque en un negocio suculento, además de aportar una solución económica al grave problema del planeta natal.

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Y es que podríamos decir que E.D.N. III es un planeta vivo. Un mundo repleto de la energía conocida como E-Term que habita incluso entre las desagradables criaturas que lograron abrirse paso a la vida en un ambiente climatológico tan hostil. Estos seres, que reciben el nombre de Akrid, serán nuestra principal amenaza cuando intentemos cumplir la gran mayoría de las misiones que nos vaya proponiendo el juego. Pero tampoco debemos de olvidar el frío, pues bajo ciertas circunstancias será el otro peligro que comprometa nuestra supervivencia.

Más allá de estos elementos básicos que se presentan para construir todo el argumento, nos encontramos con un desarrollo que da cierta libertad de acción dentro de una marcada linealidad anclada en la base de operaciones del complejo de NEVEC. Con la necesidad de hablar con los mandamases de la empresa para acatar sus órdenes, o con el resto de trabajadores para hacerles un determinado favor, repetiremos constantemente el proceso de recolección de retos y expediciones fuera de las instalaciones para solucionar los problemas que puedan existir, amenazan la seguridad de los trabajadores y ponen en peligro las prospecciones de energía.

Sin entrar en el ritmo jugable que esto genera y que sí repasaremos a continuación, los diálogos y el papel de muchos personajes tienen un sentido bastante acertado en toda esta trama, recordando incluso el papel de ciertos juegos que seguían un esquema similar. Jim Preyton, por su parte, no destacará por ningún rasgo de personalidad en concreto, más allá de una necesidad imperante de mantener a su familia a toda costa.

Lo que sí da consistencia a la historia, aunque no acabe de marcar ningún hito de guión, es la contextualización adecuada que posee, pero sobre todo por un trabajo de doblaje muy bien cuidado y que aumenta la inmersión en toda la andadura. Muchas veces ocurre que la sincronización labial o un registro mal escogido puede estropear la experiencia. O incluso unas animaciones no acordes a la información que se emite. Lost Planet 3 hace un buen trabajo en dicho aspecto, y ayuda a que el recorrido de la aventura sea totalmente óptimo para su seguimiento.

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Pero más allá de contar con un argumento mucho más fuerte que en entregas anteriores, también encontraremos un desarrollo de la interacción correcto que apoya la aventura planteada. Son opciones muy estándar, con poca innovación, pero que en todo momento funcionan de forma aceptable y se establecen dentro de un sentido lógico de acuerdo a lo que supondría tener que sobrevivir a un planeta helado plagado de peligros.

De esta forma nos encontramos con que Jim Preyton posé algunos utensilios para hacer frente a las dificultades que le puedan surgir. Como buen mercenario que vende sus servicios y su fuerza bruta al mejor postor, cuenta con armas suficientes para derrotar a todos los Akrid que deseen plantarle cara aunque, como todo, tiene un precio. Tendremos en la base de operaciones la oportunidad de hacernos con un montón de equipo que adquiriremos haciendo uso de nuestro sueldo, que en el planeta E.D.N. III se concede mediante las pequeñas dosis de energía térmica E-Term que se extraiga de la tierra.

Aunque a pesar de la variedad de armas que tendremos a nuestra disposición, también contaremos con artilugios que nos ayudarán a superar ciertas fases. Es el caso de la linterna que se activa en las zonas más oscuras y nos ayuda a avistar las criaturas más peligrosas, pero también del ya clásico gancho que nos permitirá superar los retos de plataformas más difíciles, sorteando paredes de hielo y trampas metálicas que nos impidan seguir avanzando.

Pese a todo, y centrándonos en el manejo third person shooter que exhibe Lost Planet 3, nos encontramos con un control un tanto tosco y nada preciso, con importante problemas en el apuntado que se generan de una sensibilidad mal acoplada, pero también de una incomodidad palpable cuando intentamos fijar la mira de nuestra arma en el enemigo. Habrá muchas fases en las que los rápidos enemigos nos supongan un problema, pero no por su inteligencia artificial -bastante mediocre, todo sea dicho- sino por la incomodidad que supone apuntar a gran velocidad a varios enemigos moviéndose constantemente.

Pero, seguramente, la opción más interesante de interacción viene relacionado con el control de un mecha que, sin embargo, no acaba por definirse de forma completa. Para Preyton supone una herramienta de trabajo bruto, una máquina capaz de ayudarle en las tareas más complicadas, pero también en ocasiones dispuesta a salvarle de los aprietos más comprometidos. Su gran potencia permitirá activar los mecanismos más fuertes, o despejar el camino más complejo generado por las condiciones climáticas del planeta.

Sin embargo, la labor del mecha acaba reduciéndose casi a un medio de transporte monótono que simplemente nos acompañará desde la base de operaciones al destino final de la misión principal o secundaria que queramos llevar a cabo. De hecho, veremos como muchas de estas pruebas o encargos siguen un patrón extremadamente similar, haciendo que algo que al principio podía parecer divertido con ciertos tintes épicos, se convierta en un hecho rutinario y con muy poco glamour.

Con nuestro robot podremos usar ambos brazos como herramientas mecánicas que se adapten a funciones prefijadas que repetiremos constantemente, pero además nos servirá para escapar de situaciones complejas y guarecernos tras el blindaje del mecha. La gran mayoría de ocasiones el mecha no intervendrá en batalla, pues las incursiones más arriesgadas las haremos a pie, acrecentando la sensación antes nombrada de estar casi más en un vehículo que en un arma o utensilio verdadero.

Con todo, la combinación de variantes se queda relativamente corta para lo que se podría haber llegado a alcanzar si se hubieran equilibrado de forma adecuada muchas partes del desarrollo del juego. Durante las 12 horas que dura la historia principal echaremos a faltar muchas más opciones de interacción con todo el mapa expuesto. Un escenario que ofrece posibilidades de exploración en las que conseguir coleccionables además, pero que por repetir situaciones no alcanza el potencial que podría haberse dibujado.

Por otro lado, y una vez terminada la campaña, tendremos también la opción de acceder a un apartado multijugador con hasta cuatro modos de juegos: Duelo Mortal por Equipos, Extracción, Escenario y Supervivencia Akrid. Ninguno de los cuatro aportará nada nuevo dentro en esta vertiente competitiva, pero al menos contará con la calidad necesaria para alargar mínimamente la vida de un juego no destinada a durar demasiado.

Con todo, nos encontramos con que Lost Planet 3 vuelve a ofrecer una aventura centrada en una campaña más sólida, pero que en su función interactiva y en la diversión que ofrece tiene carencias alarmantes. La intención de hacer de la tercera entrega de la saga un título notable queda patente por la elaboración de ciertas vertientes, pero el resultado se aleja bastante de lo que realmente era el objetivo inicial.

Incluso el apartado técnico se resiente a una altura de la generación en la que no hay lugar para mediocridades con tantos años de mejoras y desarrollos brillantes. A excepción de un sonido bien trabajado y de un doblaje muy bueno, gráficamente el juego no alcanza un nivel como para ser destacado, cayendo incluso en una carencia de tasa de imágenes por segundo cuando los elementos de la pantalla aumentan por sorpresa.

La saga Lost Planet continúa entonces sin ofrecer la fórmula adecuada para desmarcarse de una competencia que año tras año es más y más fuerte. No es suficiente hacer las cosas medianamente bien para que un producto tenga éxito, sino que encontrar las motivaciones necesarias en el usuario para alcanzar las cotas de diversión suficientes es fundamental. Algo que Lost Planet 3 no alcanza a lograr, pese al buen puñado de buenas intenciones que se observan.

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Jugabilidad: 6.25
Gráficos: 6
Sonido: 6.5
Satisfacción: 5.75

Análisis

Lost Planet 3 rescata para la saga la importancia de un argumento bien planteado e hilado, otorgándole un lavado de cara necesario después del anterior juego. Sin embargo, en el aspecto interactivo el juego se resiente con carencias importantes que le impiden alcanzar un nivel de calidad superior.