Análisis Tomb Raider

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Asistimos al resurgir de una Lara Croft que vuelve a por sus fueros con este renacer de la saga Tomb Raider.
Por Manuel Gimeno 25 febrero, 2013

Hay algunas partes de la historia en todas las culturas que cuentan con cierto toque fantástico, imaginativo o incluso sobrenatural. No son hechos fehacientes como tal, evidentemente, pero en ellos reside algún que otro toque veraz que les da un carácter totalmente único. Se toma un lugar, un momento histórico o un grupo de personas concreto, y se les añade algo extraordinario cuya finalidad de normal sirve para explicar un hecho o una idiosincrasia asociada a una colectividad que realmente sí existió.

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Hablamos de las leyendas. Esos relatos que mezclan realidad con una ficción generada muchas veces dentro del folclore de una sociedad, y que perdura en el tiempo con la constancia que otorga el boca a boca, pero con la imprecisión que supone una transmisión generacional que se presta a la libre interpretación. Y es que hasta el día de hoy se han mantenido relatos de este tipo, y que hemos llegado a conocer desde todas partes del mundo con la alta difusión que supone siempre la literatura, el cine y, desde hace unos cuantos años, el videojuego.

A quién no le viene la mente, por ejemplo, la saga de películas creada por Steven Spielberg y producida por George Lucas, cuyo primer film vio la luz en el año 1981. Harrison Ford asumía el papel de Indiana Jones para convertirse en un peculiar arqueólogo que se embarcaba en la búsqueda del arca de la alianza, haciéndonos partícipes de un hecho fantástico vivido a través de la gran pantalla. El éxito que supuso aquella obra conllevó una retahíla de películas con desarrollo similar, estableciéndose un éxito y una fama que continua hasta la actualidad.

En el mundo del videojuego contamos con un hecho extremadamente similar. En este caso, una muchacha que se presentaba como intrépida arqueóloga aparecía en 1996 con un título que pasaría a la historia por varios motivos. No sólo es que el éxito relacionado con la misma temática que compartía con Indiana Jones hubiera aupado al juego a unas cotas de éxito inusitado. Es que Tomb Raider además supuso un punto de inflexión a la hora de entender el género de aventuras, ofreciendo uno de los primeros desarrollos en 3D en las consolas que cambiaba totalmente la concepción que hasta ese momento se tenía del potencial de este tipo de obras.

Las secuelas se fueron sucediendo, como era de esperar. Pero al contrario de lo que ocurría en el cine, el paso del tiempo y la elección de decisiones no del todo correctas, llevaron a la franquicia a agotar una fórmula que se pensaba que tenía potencial ilimitado. Y seguramente fuera así, pues muchos títulos posteriormente han bebido de lo que Lara Croft supuso como heroína en las dos generaciones anteriores. Tomb Raider se había convertido en un referente histórico del videojuego, y como tal su fulgurante ascensión no pasaba desapercibida para el resto de la industria.

Con estos precedentes Eidos Interactive –como filial ahora de Square-Enix– anunciaba en 2010 el reinicio de esta saga con tan largo recorrido. Un borrón y cuenta nueva que, al contrario de otros similares, fue recibido con la esperanza de quién espera recuperar aquello que tiempo atrás perdió, pero en cuya memoria reside el recuerdo agradable de algo que en determinado momento aportó un disfrute y una manera de entender el videojuego que se extiende hasta los días de hoy. Tenemos entre manos pues el análisis del que pretende ser el resurgir de Lara hacia una posición que tiempo atrás perdió, pero que con esta obra trata de volver a convencer a todos esos usuarios que en una ocasión logró conquistar.
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Argumento

Volvemos a las andadas. El reinicio de la saga no conlleva un cambio en sus firmes cimientos, y Lara Croft se verá envuelta en otra travesía que gira entorno a una leyenda que supondrá la primera aventura de esta heroína recién graduada en arqueología, siendo este viaje al primer contacto directo con una investigación a pie de campo. Algo que se verá reflejado en multitud de formas de actuar, así como un desarrollo que supone la ascensión progresiva hacia una confianza que se ve forzada a aparecer.

Porque Lara Croft ha cambiado. Bien sea porque este título es el renacer de la saga o por el hecho de que la entrega suponga una de sus primeras aventuras, el caso es que la famosa arqueóloga gana en complejidad. La fortaleza inquebrantable que mostraba anteriormente ha dejado paso a una debilidad que está directamente relacionada con el miedo que está en todos nosotros, y que se manifiesta de manera totalmente espontánea y natural cuando nuestra integridad corre peligro.

Hace tiempo que los héroes sin fisuras que no mostraran ninguna otra particularidad dejaron de despertar el interés necesario en el público. Si el carisma no acompaña ni la justificación de esa determinación tampoco, lo más lógico es mostrar las reacciones naturales que se produzcan en los protagonistas ante determinados hechos. Esto crea un vínculo realmente fuerte con el usuario que maneja al protagonista o en aquel espectador que ve una película. Si esta relación se afianza, la inmersión aumenta considerablemente, lográndose el propósito principal de cualquier historia.

Esto es lo que ocurre pues. Lara Croft evidencia una serie de temores representados de una manera bastante real y que en muchas ocasiones nos hará creernos el dolor que sufre, la intranquilidad que se despierta en ella y el respeto que los enemigos le suscitan. Algo que en este caso también tiene que ver con las animaciones recreadas para cada ocasión, así como el doblaje empleado, pero que irremediablemente nace en un cambio de concepción de la protagonista que se lleva a cabo en el apartado relativo al guion.

Y en éste es donde además se ha vuelto a decidir enfocar la historia hacia un relato que se vea enmarcado en un contexto actual, pero que se centra en la búsqueda de referencias pasadas. Lara junto a su equipo navegan por aguas del Pacífico buscando la localización de un antiguo reino conocido como Yamatai, cuya regente Himiko gobernaba en la antigüedad sobre un emplazamiento que se perdió en el recuerdo, y cuya búsqueda ha sido motivo de múltiples travesías infructuosas. Este equipo está decidido en esta ocasión a encontrarlo, y su adentramiento en el Triángulo del Diablo culminará la búsqueda de manera trágica, así como desencadenará el descubrimiento de una serie de hechos que cambiarán para siempre la vida de la tripulación.

Porque si sobrevivir al naufragio en plena tormenta no es suficiente impacto, enfrentarse a una amenaza desconocida y totalmente inesperada lo es más aún. Una isla misteriosa se erige para mostrarnos la hostilidad de unos habitantes que guardan un secreto que tendrá relación con nuestro destino, y en cuya lucha por descubrirlo y por defendernos estará la clave de nuestra supervivencia. Aquí es donde la nueva Lara se destapa mostrando sus cualidades, sus debilidades y su arrojo, pues sabe que todo movimiento que realiza conlleva un riesgo tan alto como su propia vida.

Ciertamente el argumento planteado atrae, pero nos suena. Es muy posible que a más de uno le vengan a la mente otras obras con un planteamiento similar conforme se vaya avanzando durante la aventura, y no es para menos, pues durante estos años se han visto desarrollos similares tanto en los videojuegos como en la televisión. Tomb Raider pese a todo tiene personalidad propia para contarnos esta historia, pero evidentemente no se nos podrán ir de la mente un montón de alusiones referidas a esos ámbitos que comentamos.

Los otros personajes existentes se diferenciarán claramente, aportando un carácter particular y un punto de vista tan distinto como lo es su propia forma de actuar. En los aliados poca queja puede haber, pues representan un papel más que correcto, pero tal vez en el bando enemigo si se hubiera necesitado de un sello mucho más particular que les hiciera resaltar, dándoles un toque mucho más característico y una presencia ciertamente relevante. Al final, un rival digno engrandece mucho más cualquier aventura, y en esta ocasión su forma de ser no la desvirtúa, pero sí coloca este hecho como margen de mejora a ser trabajado en posibles futuras entregas.

Más allá del esquema básico que constituye la historia planteada, hay ciertos elementos relativos a las leyendas que son muy característicos en la saga, como la resolución de puzles para la consecución de ciertos objetivos. Están presentes en el juego, desde luego, pero echamos en falta un planteamiento que nazca justamente de toda la cultura de Yamatai, y no simplemente de un conjunto de enigmas basados en mundanas plataformas para solventar los obstáculos propuestos. Falta carácter en ellos sobre todo, pues superar un reto tiene mayor recompensa si éste posee personalidad y cierta relevancia en su ser.

Ésta y otras numerosas propuestas que comentaremos más adelante, serán el motivo principal por el que el juego pueda alcanzar una duración que podrá irá mucho más allá de las 15 horas en las que se extiende la historia principal, que contará con momentos puntuales bastante álgidos, y que en general desarrolla un ritmo constante bastante adecuado al género de aventuras. La narrativa es clave en el desarrollo, pues además relata bastante bien cada hecho sucedido. Una característica que tal vez no debería ser remarcable, pero que curiosamente no siempre se lleva a cabo de manera correcta en este ámbito. Tomb Raider cuida bien el tempo de cada acción, y esto hace que el disfrute de la aventura se pueda realizar de una manera óptima y agradable para el usuario.
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Jugabilidad

La revolución que supone el reinicio de cualquier ámbito o una vuelta a empezar de un proyecto, se manifiesta en todas las facetas en las que actúa cualquier obra. Hablábamos de la personalidad de una Lara que había experimentado cambios, de la historia basada en una nueva leyenda que volvía a ser clave en el desarrollo del argumento; y ahora toca ver de qué manera se ha modificado una jugabilidad que, como decíamos al principio del texto, fue una de las claves del rápido éxito que experimentó la primera entrega hace ya más de 16 años.

La sorpresa salta cuando vemos que uno de los cambios más significativos se ha convertido en una de las mayores virtudes de Tomb Raider. El desarrollo de la forma de jugar que exhibe este título está trabajado en vista a combinar la acción y las multiplataformas como forma inequívoca de avance. No podría ser de otra manera, pues Lara Croft siempre se ha basado en estos cánones para desplegar su presencia. Pero su adaptación a las tendencias que dominan el género ha sido totalmente ejemplar, aportando incluso ciertos toques únicos que acaban de adornar las múltiples referencias de las que bebe la aventura.

Porque si Tomb Raider supuso en su día un referente para todos los juegos de temática similar, ahora se encontraba en una posición de mirar hacia aquellos títulos que habían alcanzado la excelencia en esta generación, pero aportando siempre el toque característico que le haga diferenciarse de la competencia. El resultado es una mezcla muy acertada de virtudes antes vistas, y que dibujan el camino correcto a seguir en vistas a trabajar en un futuro mucho más prometedor que el pasado del que se venía.

Una de estas características reside en disponer de un amplio mapa con múltiples opciones para avanzar. No es que los caminos hacia un determinado objetivo sean variados, si no que tendremos cierta libertad para desviarnos de la trama principal y abordar los otros retos opcionales que se nos ofrezcan. De esta manera, coleccionables de todo tipo podrán ser recogidos por todo el ancho del mapa, así como el descubrimiento de tumbas ocultas que nos propondrán peculiares retos para exprimir nuestro seso y nuestra habilidad a la hora de superar la prueba que se plantee.

Además, la interacción con el mapa será muy amplia, tanto por las diferentes acciones que exijan el uso del fuego, como aquellas que requieran del empleo de las flechas o las que necesiten del uso de un pico para abrir determinadas cajas y puertas. Todo esto sin contar con los elementos que podremos utilizar en nuestro beneficio durante las batallas, que transformarán cada pelea en una oportunidad para descubrir un desenlace único de una serie de reyertas que serán continuas durante todo el progreso de la aventura.

La libertad de opciones de este mapa abre un enorme abanico de posibilidades enfocadas sobre todo el ritmo que queramos llevar de la aventura. Nuestra será la decisión de centrarnos en la trama principal o inclinarnos en recolectar estos objetos cuando nos apetezca. El hecho además de que podamos volver a cualquier zona da cierta libertad de acción, centralizándose ésta en los campamentos situados estratégicamente y que supondrán el eje a través el cual giren muchas funcionalidades, entre ellas el viaje rápido que nos permitirá alcanzar automáticamente cualquier otro lugar antes visitado.

Pero no sólo eso. Desde este emplazamiento podremos mejorar una serie de habilidades que desbloquearemos acumulando experiencia de múltiples maneras, como si de un simple RPG se tratara. Éstas podrán ser clasificadas por cazadora, superviviente y luchadora, aportando cada una de ellas una serie de atributos fundamentales para mejorar las opciones jugables que dispondremos desde un primer momento, llegándolas incluso a ampliar con determinados desbloqueos.

Esta experiencia necesaria para conseguir puntos de habilidad se podrá obtener de varias formas. La espectacularidad con la que matemos a los enemigos será una de ellas, así como la recolección de los coleccionables que hemos comentado anteriormente. Pero también la caza de animales será una opción que nos reportará experiencia fácil, aunque sin duda es una funcionalidad que se podría haber explotado mucho más. Reducir esta posibilidad a aumentar nuestro conjunto de atributos es un fin un tanto mediocre, y una mayor complejidad enfocada a exprimir diversos usos hubiera sido un gran acierto.

Sobre todo porque se podría haber empleado en explotar una faceta de supervivencia que se manifiesta por la carga argumental, pero que no hubiera estado de más que se apoyara en un planteamiento jugable. Hay ciertos eventos en el comienzo de la historia que hacen entrever que ese podría ser un reto constante conforme vayamos realizando el avance, pero al final no acaba siendo así. Haber usado la caza para que se desarrollara esta perspectiva hubiera sido un acierto, más aun viendo el mapa disponible y el funcionamiento del que hace gala, como hemos comentado anteriormente.

Más allá de esto, en el campamento tendremos una opción más, y no es otra que la mejora de las armas que nos vayamos encontrando. El repertorio es limitado, pues sólo tendremos cuatro disponibles durante todo el juego, pero con la recolección de varias piezas y la obtención de restos para ampliar sus atributos, podremos ir mejorándolas poco a poco. Estas armas serán un arco, una pistola, un fusil y una escopeta; y además de mejorar su potencia como comentábamos, también se podrán ampliar una serie de funcionalidades destinadas a acceder a determinados lugares del mapa, en estrecha relación con las plataformas que dominan el avance en el título.

Como juego de disparos en tercera persona Tomb Raider tiene pocos defectos. El uso de las armas es correcto y su respuesta adecuada. Además, el arco aporta una particularidad de utilización bastante interesante y que da muchas variantes en todo momento. La única pega reside en la imposibilidad de disparar desde la cadera, algo que hoy en día se hace indispensable en estos juegos y que en más de una ocasión lo hemos echado en falta. Sobre todo cuando los enemigos nos acosaban en el cuerpo a cuerpo, porque además, y como plantea la lógica, Lara no será demasiado hábil en estas lides.

Aunque evidentemente contará con sus armas también. Un rudimentario pico podrá llegar a convertirse en una herramienta ofensiva de combate cuerpo a cuerpo, apoyándose en determinadas secuencias “QTE” para ello. No sólo se verán estas acciones cuando vayamos a ejecutar a un enemigo, sino que muchas veces aparecerán por sorpresa para salvar a Lara de un peligro inminente, siendo necesario prestar atención y tener las manos preparadas para responder con presteza y precisión a la acción demandada.

Un repertorio de opciones que descargaremos sobre unos enemigos que actúan de manera un tanto confusa. Por un lado, serán capaces de sacarnos de nuestro escondite arrojándonos fuego y explosivos para que salgamos corriendo. Pero por otro, se comportarán de manera suicida al situarse en medio de la zona de acción con un arco en la mano y con poca cobertura. Algo recurrente en todas las batallas y que da al traste a un reto mayor que podría haber supuesto la aventura, de comportarse de manera más lógica estos peculiares rivales.

Para acabar de redondear el modo de combate, tendremos para nuestro libre dominio una habilidad que se ha visto muy a menudo en ciertos juegos de Square-Enix. En esta ocasión se llamará instinto de supervivencia, y supondrá una vista distinta de la realidad que resaltará a los enemigos, su estado de alerta y los diferentes objetos para ser recolectados o, simplemente, que puedan ser usados para superar cierta zona. Es una herramienta bastante útil para poder tener alguna que otra pista cuando nos quedemos algo atrapados entre toda la maraña de plataformas que a veces se nos presenta, aunque tal vez los más puristas renuncien a usarla por la simplificación que ello supone.

Por otro lado, y dejando de lado la campaña, también estará presente un modo multijugador que se establece como simple extra para acabar de exprimir el título después de finiquitar la campaña individual. Siempre es de agradecer cualquier tipo de funcionalidad que vaya enfocada en este sentido, aunque en Tomb Raider no se ve lo necesariamente trabajada para que suponga un pilar más sobre el que se apoye el juego. Tampoco hace falta, pues la calidad de la aventura es más que suficiente para provocar un amplio disfrute en el usuario, pero a diferencia de otros títulos similares el mulltijugador no será una baza determinante.

Así pues, contaremos con cuatro modos de juegos divertidos, pero nada novedosos. Los personajes que aparezcan en la aventura podrán ser usados como avatares que representen nuestras acciones. También habrá un rango de personalización relativo a las dos armas que vayamos usar, pudiendo modificar el equipo a nuestro antojo. Todo enfocado a acabar de compartir la experiencia Tomb Raider con aquellos que se queden con ganas de más, y que podrán encontrar en esta opción una excusa más que sumar a la recolección de coleccionables para seguir invirtiendo horas y horas en el juego.
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Gráficos y sonido

A la altura de generación en la que nos encontramos es difícil no ver títulos con una calidad mínima suficiente como para que su mención se convierta en necesaria. Tomb Raider es un juego que merece ser loado por varias vertientes técnicas, pero sobre todo por un apartado artístico que recrea muy bien el contexto argumental que se le quería dar. Se distingue pues de una manera bastante clara las partes de Yamatai que tienen influencia de los solarii de las que no, aunque en cierta manera se puede haber excedido la cantidad de influencia de estos enemigos en el paisaje, aunque la historia refuerce este suceso.

De todas formas, las texturas que engalanan paisajes o edificios son de una alta calidad, no encontrando ningún defecto destacable que hiciera enrojecer el trabajo de Crystal Dynamics. Al contrario, el comportamiento de la hierba con el viento, el trabajo con las luces ambientales o la que arroja nuestra propia antorcha, así como el fuego y las partículas que salgan despedidas de las explosiones son efectos muy bien logrados, y que en todo momento acompañarán el resto de aspectos del título.

Mención especial para el modelado de los personajes. El detalle de los principales protagonistas de la historia es bastante elevado, así como unas animaciones faciales que, aunque no suponen uno de los referentes de la generación, sí que cuadran con el trabajo de doblaje y los registros empleados para este propósito. Sólo el comportamiento de Lara al saltar será el punto negativo en cuanto a este tipo de acciones, pues cuando realice uno de estos botes podremos controlar la dirección en pleno vuelo. Siendo un juego que intenta tener cierto toque de realidad es una cosa que no queda demasiado bien, pero que simplemente se cuenta como pequeño detalle negativo a un apartado en general notable.

En el apartado sonoro cabe destacar el doblaje al español, correctamente implementado con las animaciones labiales y con pocas objeciones a poner en el registro empleado. Todas las voces casan correctamente con los gestos que se ven en las animaciones, dando así consistencia al mensaje argumental que se esté lanzando en cada momento. Las conversaciones de los enemigos cuando patrullan son otro de los puntos fuertes de este apartado, siendo útil su escucha cuando decidamos optar por el sigilo a la hora de atacar.

Igualmente ocurre con los efectos, importantes para captar la información y que localizan perfectamente la procedencia de ésta, sobre todo si se dispone de un equipo de sonido adecuado para ello. No es que nos indiquen información que la vista no es capaz de proporcionarnos, es que incluso nos ayudan en el descubrimiento de estas tumbas ansiadas que se establecen como elemento más enigmático del juego. Una constante su presencia en todo momento, siendo el hecho de que no pasen desapercibidos la constatación más palpable de su relevancia.

Algo menos impactante parece la banda sonora, y es que es muy posible que la cantidad de efectos de todo tipo acaparen toda la atención. Está presente y en ocasiones se nota, pero una mayor contundencia en determinados momentos hubiera sido la guinda perfecta a todo el entramado audiovisual que luce el juego, especialmente en las partes más épicas que nos proponga la historia. Pero en general, se desprende la sensación de haber disfrutado de una obra correctamente trabajada en aspectos audiovisuales, con pequeñas cosas a mejorar, pero con una calidad fuera de toda duda.
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Conclusión

Si tuviéramos que poner un ejemplo sobre cómo reiniciar una saga, Tomb Raider sería la elegida para situarse como referente en esa tendencia. Es indudable que se ha realizado un trabajo de crítica constructiva sobre los errores que llevaron a la saga a una decadencia paulatina que encuentra su freno con esta entrega, rectificando ampliamente los fallos más importantes que alejaron a Lara Croft de una primera línea que nunca tuvo que haber abandonado.

Para ello, no ha habido reparos en mirar en casa propia –donde existen juegos que en esta propia generación han aportado importantes novedades- para descubrir qué nuevas tendencias dominan hoy en día el género de acción y aventuras, pudiendo así aprovecharlas de la mejor manera posible. Hace tiempo que se perdió el trono en esta continua lucha por alzarse con la hegemonía de una temática tan afamada, con lo que las tornas habían cambiado y no importaba mirar qué fórmulas siguieron otros para alzarse con ese intangible galardón.

Sin embargo, también se ha sabido aportar una cosecha propia de recursos que dan a Tomb Raider una fachada única a todos los niveles, y que le desmarcan de los demás por la cantidad de opciones que exhibe y la correcta implementación de cada una de ellas. Variedad absoluta en el conjunto de la jugabilidad y el escenario, que se juntan para ofertar una experiencia plena y característica que esperamos se convierta en la línea a seguir de aquí en adelante.

Sólo un trabajo más exhaustivo en los puzles y enigmas, junto con una historia algo menos manida faltarían para acabar de redondear la historia, así como un multijugador que nunca está de más, pero que le falta aún por profundizar. Pequeños defectos que tienen solución, pero que quedan totalmente difuminados ante un acabado global que cimienta de una manera contundente el renacer de una saga que nunca debió desaparecer de la primera plana de éxitos del videojuego.

Lo mejor:

  • El mapeado que otorga cierta libertad a un género que suele ser lineal en su desarrollo.
  • Opciones de combate divertidas fundamentas en el uso del arco.
  • Abundantes plataformas durante todo el juego.
  • Duración adecuada por la correcta disposición de los elementos coleccionables.

Lo peor:

  • Falta de enigmas más sesudos y que desprendan personalidad.
  • Inteligencia artificial con algún que otro fallo.
  • Un multijugador que se presenta algo pobre.

90
Jugabilidad: 9
Gráficos: 9.25
Sonido: 8.75
Satisfacción: 9

Análisis

Lara Croft vuelve a la carga desprendiéndose de todo su pasado, abordando en esta ocasión una nueva etapa que hace uso de todas las características más destacables que exhiben los juegos de acción y de aventura hoy en día. Un reinicio a la altura de lo que fue Tomb Raider en sus días, pero con una nueva seña de identidad necesaria para volver a situarse como referente de un género que llegó a dominar durante muchos años.